Mi primo me hizo caer de nuevo en
tentación..
Empezaré diciendo que tengo 20 años y hasta los 16 años fui
completamente heterosexual. Gracias a dos compañeros del colegio, mi forma de pensar cambió, pero al terminar
mis estudios me dejé de ver con ellos y a pesar de que ya no me atraían las
mujeres nunca intenté buscar ni tener algo con ningún chico. Habían pasado casi
5 años desde que terminé el colegio y los recuerdos de lo que hacía con mis
compañeros me acompañaban de vez en cuando en las noches, pero no lograban
encender la lujuria en mí. Durante esos cuatro años me convencí de que, lo que
había pasado sólo había sido un escape de la realidad y que no ocurriría de
nuevo... Era diciembre y mi familia me invitó a pasar las festividades con
ellos, llevaba mucho tiempo sin pasar tiempo con mi familia así que acepté.
Decidimos pasar 24 y 25 en una casa finca
familiar que quedaba cerca a la ciudad, así que allí fue el punto donde me
encontré con mi familia. Cuando llegué, toda la familia estaba junta y tenían
algunos de sus amigos pero quien más me llamó la atención fue mi primo Alberto.
Llevaba más de 10 años sin verlo y cuando
lo vi por última vez era un joven bastante flaco y de mal físico, para ese
entonces él tenía unos 15 años, pero la madurez debo admitir, le sentó muy bien. Al parecer hizo ejercicio, pues se había convertido
en un hombre bastante musculado, con una barba sutil y provocadora. Su estatura
era de 1.75 o más. Cuando lo vi, sentí una sensación extraña, como si se
tratara de uno de mis compañeros de colegio. Me acerqué a saludarlo y me recibió
con un gran abrazo, sentí como sus brazos fuertes me apretaban, pero disimulé
mi emoción. A partir de ese momento, todo el día la pasé con mi primo hablando
de nuestras vidas y disfrutando de unos
buenos tragos. A altas horas de la noche, Alberto me dijo que nos fuéramos
hasta un bar de la ciudad, que el plan familiar estaba aburrido, pero para esas
alturas ya los dos estábamos bastante ebrios como para conducir y decidimos
acostarnos a dormir, con la promesa de que al día siguiente iríamos al bar. Nos
acostamos y hablamos un rato, y en medio de la plática mi primo me dio un beso…Yo
le respondí con otro, pensando que al estar tan borracho no lo recordaría. Al
día siguiente a primera hora, Alberto me despertó, y me dijo que lo acompañara
a la ciudad a comprar algunas cosas, yo acepté.
Íbamos a medio camino cuando de repente, Alberto
detiene el auto. Yo me inquieté, pues pensé que le había pasado algo al auto.
Alberto me dijo que me bajara y lo hice. Luego me dijo que lo siguiera, y yo
sin alcanzar a decir nada lo acompañé. Llegamos a una vieja cabaña abandonada. Mi
primo me recordó que en esa cabaña nosotros jugábamos cuando éramos niños. Pensé
que por eso me había hecho ir, y le recordé que teníamos que irnos pronto, pues
nos estaban esperando en casa, pero Alberto me hizo la siguiente pregunta:
- ¿Tú, por qué me besaste anoche?...
- no me acuerdo…debí haber estado muy
borracho- respondí apenado.
-¡¡ Qué lastima…!! - dijo Alberto con tono
de decepción…
- ¿Por qué?
- Pues porque a mí me gustaron mucho tus
besos…
Un silencio dominó el momento. Yo no supe qué responder, así que lo único
que hice fue acercarme y darle un beso largo…
-¡¡¡Qué bien…no me quedaré con las ganas!!!
- exclamó mi primo…
- ¿Con las ganas de qué…?- le pregunte
intrigado, y Alberto con sonrisa maliciosa me contesto:
-…De tener sexo contigo… - al tiempo que
dijo esto, se fue desabotonando su camisa dejando ver un abdomen bien marcado
con una fina y provocadora capa de vello…Una vez que se deshizo de la camisa,
empezó con los zapatos, el pantalón, hasta quedar en ropa interior. Yo me
acerqué y empecé a acariciarle la verga por sobre la ropa interior, la cual
estaba completamente dura y era enorme...Alberto me dijo: - primo, no sea tan
tímido, sáquela, de hay que esta es suya -
… Yo le hice caso y le bajé la ropa
interior liberando una gigantesca verga, bien depilada…No aguanté la tentación
y me agaché para deleitarme con el sabor de esa majestuosidad…Sabía como un
pedazo de cielo…no me cabía completa en la boca, era demasiado grande. Duré varios
minutos deleitándome con su sabor, pero Alberto me debutó diciéndome que me
quitara la ropa, que me quería ver completo…Rápidamente obedecí y quedé desnudo.
Él empezó a jugar con mi verga, la cual era insignificante al lado de la suya,
no hubo impedimento para que se la metiera a la boca. Aunque mamaba bien, no
sentía gran placer, pero luego se pasaría a darme besos y a estimular con sus
dedos mi ano. Ahí sí sentí un gran placer, como hacía años no sentía…Me tenía a
mil con su ricos lengüetazos y con los deliciosos masajes que me hacía con sus
dedos...Me puso en cuatro, del placer
tenía cerrados los ojos, cuando de pronto sentí que me estaba apoyando algo
grande en mi ano…miré hacia atrás y Alberto estaba disponiéndose para meter su
gran verga en mi culo…yo me opuse, pues hacía mucho que no me penetraban y no
me creía capaz de soportar algo tan grande, pero mi primo me dijo que me relajara,
que él me lo hacía suave… Al final accedí, él empezó a hacer presión cada vez
más y más fuerte. Yo no pensé que fuera a entrar, cuando sentí que ese enorme
pedazo de carne invadía mi culo…no fui capaz de soportarlo y lo saqué. Le dije
a Alberto que dejáramos hasta ahí, que él era muy brusco, pero él me dijo que
lo perdonara, que lo haría más suave la próxima vez. Así fue, esta vez con
calma, fue introduciendo su pene y sacándolo suavemente, lubricando con saliva hasta
que sentí que lo tenía completamente adentro… El placer que sentía era
indescriptible… Empecé a pedirle que se moviera más, y él obedeció con gusto. Cada vez sus movimientos
eran más rápidos y placenteros, me sentía en otro mundo, la enorme verga de Alberto
me penetraba sin parar… Después de un tiempo en ese ritmo, me dijo que ya se
iba a venir, que si se podía venir adentro, pero yo no quise desperdiciar su
leche, así que me saqué su verga y se la empecé a mamar, hasta que finalmente
se vino en mi boca. Salió una gran
cantidad de semen súper espeso… Qué deleite completo… Después de eso nos dimos
un beso, nos vestimos y nos fuimos para la ciudad. De vuelta a la finca
repetimos el encuentro… y así cada vez que tenemos la oportunidad, nos damos placer…
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