Tengo 22 años y vivo
con mi padre y hermano menor. Mi padre se separó de mi madre y ella se fue a
otra ciudad con mi hermana. Yo decidí quedarme con él por motivo de mis
estudios y también por mi trabajo. Mi hermano menor tiene 16 y estudia, y mi padre tiene 43 muy bien conservados. Él
es bien atractivo, aunque practica muy poco deporte, como montar en bicicleta,
se mantiene esbelto y con su musculatura firme. Además, sus canitas en las
sienes lo hacer ver un tipo interesante. Por mi parte, soy alto, moreno y estoy
en mi último año de Preparación Física, para ser Personal Trainer. Por ahora
estoy solo y no tengo novia.
El asunto es que mi
hermano, Mauricio, es descuidado con su aspecto, le gusta salir, tomar cerveza,
no tiene muy claro qué va a hacer con su futuro, y lo más, tiene un amigo
“intimo”, Felipe, que por mi parte siempre pensé que entre ellos había algo más
que una linda amistad.
Felipe tiene 17 y vive
con su madre, y nunca ha hablado de su padre, por lo que asumo que sus muestras
de cariño hacia papá son producto de las carencias de afecto paterno. Aunque
conmigo también es bastante dado de abrazos y besos…
Mi hermano
supuestamente tiene novia, pero muchas veces he sorprendido a este par muy
abrazados y también cuando están acostados lo hacen de cucharitas. Felipe pasa
mucho tiempo en mi casa, más que en la suya propia diría yo, y además, mi padre
lo trata como si fuera otro hijo, como por ejemplo cuando lo saluda de beso en
la boca al igual que hace conmigo y Mauricio. Además, Felipe es bueno para
cocinar y no le cuesta nada preparar la cena o el almuerzo cuando se lo
propone. Aunque en casa, todos nos hemos hecho cargo de la cocina alguna vez.
Es decir, no puedo negar que todos consideramos a Felipe un integrante más de
nuestra familia.
En una oportunidad, me
fui antes a casa, ya que no me sentía muy bien, y cuando entré sorprendí a
Felipe afanado preparando pasta y salsa para la cena de la noche. El auto de
papá estaba guardado y cuando le pregunté por él, me dijo que estaba en el baño
dándose una ducha…no me pareció extraño en ese momento, pero sí después cuando
encontré la ropa interior de papá en el sillón. Pero ese evento pasó, y no le
di mayor importancia, ya que era común que anduviéramos dentro de la casa en
calzoncillos, o cuando salíamos de la ducha no nos cubríamos ni con la toalla.
No era mal visto entre nosotros que nos paseáramos desnudos dentro de la casa.
En el dormitorio de
Mauricio había dos camas, la suya y la otra para nuestro invitado permanente,
el dormitorio de papá con una cama de dos plazas y en mi cuarto mi cama,
escritorio para el computador, un televisor y un banquillo de ejercicios.
En una oportunidad,
Mauricio se fue a pasar unos días con mi madre y hermana, fue para vacaciones
de verano, y se quedó allá dos semanas. En casa, con mi padre y Felipe; que
aunque su amigo no estaba; igual se quedaba a dormir algunas veces allí. Su
madre hacia turnos de noche en un hospital y él “no quería quedarse solo”, y
también a ella le parecía muy bien esa idea de que él se quedara en casa con
nosotros...
Ese fin de semana, yo
no salí, me sentía cansado, así es que nos fuimos al dormitorio de papá y nos
dispusimos a ver una película. Como hacía calor, nos acostamos los tres en ropa
interior en la cama grande: mi papá al medio y Felipe y yo a los costados.
Cuando terminó la película yo decidí quedarme acostado y por su parte el
invitado hizo lo mismo. Así nos dormimos. Al otro día, cuando desperté, estaba
Felipe vuelto hacia el lado de mi papá y él dormido aún, acostado de casi de
boca abajo, con una de sus piernas semi-flexionada, y la mano de Felipe la
tenia casi debajo de su vientre...Cuando me moví ambos despertaron y se
desperezaron ampliamente. Nos levantamos y comenzó otro día común para todos.
Durante día salí y
aproveché de hacer algunas compras. Cuando llegué en la tarde, no había nadie
en casa. Mi papá me había avisado que tenía cosas que hacer y que llegaría más
tarde. Me di una ducha y me quedé sólo vistiendo unos bóxers blancos que me
quedaban bien ajustados. No pasaron muchos minutos cuando sonó la puerta…Era
Felipe que nuevamente llegaba como si realmente él ya residiera con nosotros.
— ¿Y papá?— preguntó
al entrar luego de darme un beso casi en los labios.
—Va a llegar más
tarde… ¿Y tú? ¿Te vienes a quedar?
—Sí, mi mamá tiene
turno hoy y prefiere que me quede con ustedes…tú sabes—respondió haciendo una
sonrisa.
— ¿Ya comiste…quieres
que prepare algo para cenar?
—No es necesario,
quedó algo de estofado del almuerzo, si quieres cena tú— le contesté, total,
debía asumir que él era ya de nuestro clan.
Me senté en el sillón
y encendí la tv. Felipe subió a los dormitorios, bajó y repitió esto un par de
veces, hasta que se sentó a mi lado.
Me miraba
insistentemente el paquete, e incluso noté que también se abultaba un poco
dentro de su Bermuda. Hasta que no aguantó más y con su mano empezó a acariciar
mi abdomen, a la vez que tiraba suavemente de los pelitos que bajaban desde mi
ombligo hasta mi pubis. Sus manos eran extremadamente suaves. Todas esas
sensaciones me hicieron reaccionar y a los minutos de sus caricias tenía una
enorme erección, que casi me salía del bóxer.
Él se levantó y se arrodilló frente a mí, quería ver hasta donde podía llegar,
pero debo admitir también que tenía la curiosidad de sentir cómo lo mamaba un
hombre…
Comenzó con suaves
besos sobre el bóxer y su lengua mojaba mi glande, que ya estaba bastante
húmedo con líquido seminal. Levanté un poco las caderas y él bajó mi bóxer…tomó
mi pene con la mano, descubrió el glande y suavemente fue engullendo con su
boca mi miembro. Movía la lengua haciendo círculos en la cabeza del pene y
luego me masturbaba con sus labios…se notaba que el tipo tenía experiencia
mamando vergas…Los suaves besos y jugueteos con su lengua los alternaba con
succiones fuertes, que me hacían gemir de placer, mientras él degustaba de la
secreción cristalina que salía de mi verga producto del buen trabajo que me
estaba haciendo…
Cerré mis ojos y me
entregué por entero al goce que me estaba dando, hasta que le advertí que me
venía…Él aceleró un poco el movimiento hasta que el primer chorro de semen le
llegó a la boca…luego otro y otro hasta completar cinco o seis, los que tragó
con ambición, sin que se perdiera una gota, y siguió mamando hasta que me vació
por completo, dejándome rendido…
Él satisfecho, se
levantó y fue al baño, al volver me trajo papel higiénico y me limpió un poco…la
faena había terminado y fue como si estuviese acostumbrado a hacerlo. Luego se
sentó nuevamente a mi lado y nos abrazamos. Pero por primera vez, sentí
vergüenza de que llegara papá y nos sorprendiera así.
No atiné a decirle
nada, sólo lo acaricié y lo besé en la frente, en respuesta él me abrazó más
fuerte. Muchas cosas empezaron a hacer sentido en mi cabeza, como por ejemplo
los largos ratos que se encerraba Felipe y Mauricio en el dormitorio con música
bastante fuerte, y me sentí un poco culpable de quitarle a mi hermano su “amigo
especial”, pero tampoco tenía la certeza de que estos dos tuvieran algo…
—Felipe…lo que hiciste
fue fantástico… lo disfruté mucho..., pero necesito saber: tú y Mauricio…—le
dije esperando una respuesta.
—Hace ya mucho tiempo
que no pasa nada entre nosotros, él cambió mucho conmigo. En cambio a ti, hace ya
bastante que te quería probar. Tú sí que eres de verdad un hombre…y si te
gustó, podemos hacerlo de nuevo…a mi me gusto mucho estar contigo…
—Veremos que pasa, por
el momento, necesito un tiempo para poner mis ideas en orden…
Wow! De repente
descubrí que me gustó el sexo con un hombre, que mi hermano tenía tendencias homosexuales, que tal vez
sería peligroso que Felipe estuviera tanto tiempo en casa…muchas otras cosas…Me
fui a dormir, pero me sentía intranquilo.
Al otro día, después
del desayuno, Felipe se despidió, esta vez con un beso en la boca a papá y otro
para mí…Se fue feliz, diciendo que volvería un poco más tarde… Papá solo
sonrió.
— ¿Papá, no has notado
que Felipe es medio…raro?— Mi papá sin responder me miró con cara de pregunta
arqueando un poco las cejas…
— ¿A qué te refieres,
raro… en qué sentido?— me dijo como si el tema no tuviera importancia.
—No lo sé…creo que es
medio…un poco…Bueno, pienso que es homosexual…— dije tratando de sacarme una
carga de encima…
—Bueno…y qué si lo fuera…—respondió
papá con soltura—… No es nada grave, no es una enfermedad ni nada…Además…—hizo
una pausa como pensando bien qué decir—… los gays lo maman muy rico…— y sonrió
como si se acordara de un buen chiste…
Yo también reí, pero
surgió otra duda…
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