31/1/18

TELEVISIÓN POR CABLE. (RELATO)


Tv por Cable…



…Una vez más tomé el teléfono para llamar a la Compañía de Televisión por Cable de la que soy abonado y nuevamente me contestó la fastidiosa grabación que las operadoras estaban ocupadas, que esperara en línea y que sería atendido más tarde… Ofuscado marqué el re-discado y en esta oportunidad tuve suerte…
Después de dar mis datos a la operadora y decirle varias cosas respecto a lo mal que me sentía siendo cliente, le dije mi problema: la señal se interrumpía constantemente…
—“Su problema ha sido ingresado al sistema, durante la tarde acudirá un técnico a verificar su problema…”
—No quiero que verifique el problema, quiero que envíe a alguien que lo solucione…— le respondí indignado.
Un par de horas después, sonó el teléfono y una voz masculina me consultaba por la dirección exacta, y se identificó como el técnico. Le entregué los datos que me pedía y unos minutos después llegaba frente a mi casa una camioneta tipo “fiorino” con la propaganda de la Compañía.
—Buenas tardes, hablé hace un momentico con usted, vengo a revisar y a solucionar su problema…— me dijo el hombre con una voz muy varonil y por el acento deduje que era extranjero… Quise descargar mi rabia con palabrotas contra él, pero en realidad no tenía ninguna culpa. Él sólo era mandado por las ineficientes telefonistas de la Compañía. Traté de ser amable y le hice entrar, explicándole la situación, mientras él amablemente me mostraba su credencial y se presentaba por su nombre: Albeiro.
Después de encender y revisar el “deco”, acudió al vehículo y trajo uno nuevo, y después de instalar, me indicó que el problema estaba en la antena satelital…
No había reparado bien en lo atractivo que el tipo estaba, su piel era morena y sus ojos de color celeste, tenía un rostro muy varonil y atractivo, con hermosa sonrisa y rasurado perfecto. Rondaría los veinticinco años, no era muy alto, alrededor de uno y setenta, físicamente su espalda ancha, hombros y brazos fuertes, torso robusto y cintura ceñida, y un derrier redondo y muy levantado, piernas de muslos y pantorrillas gruesas… y por delante, un bulto que me quedé en la duda de si llevaba algún relleno o su pantalón tomaba esas redondeces por lo ajustado del cinturón… Además el tipo era muy extrovertido, simpático y divertido, por lo que después de unos minutos ya me agradaba por completo.
Se agachaba y sus muslos gruesos parecían partir la tela del pantalón, o se inclinaba y su trasero se veía redondo y apretado como el de un ciclista… y Albeiro lo sabía y se lucía, pues se inclinaba o agachaba a veces innecesariamente.
Después de unos minutos en que me explicaba amablemente, salió y sacó una escalera del vehículo para llegar hasta la antena, la movía hasta que decidió que estaba bien, bajó rápidamente y empezó a “calibrar” la posición del satélite…(“?”)… Mientras subía por la escalera yo me deleitaba observando su trasero desde abajo, y cuando para afirmarse apoyaba su paquete contra uno de los travesaños de la escalera pude ver que ese bulto era cien por ciento real…
Tardó casi media hora en esa tarea, y en su sien se deslizaba una cristalina gota de sudor, por lo que le ofrecí un refresco. Albeiro aceptó agradecido y se lo bebía mientras en el aparato un infernal pitido no dejaba de sonar…
Al fin terminó su labor, abnegada por lo demás, tomó unos papeles y comenzó a llenarlos…
—Muy bien, se hizo el cambio del “deco” y se recalibró, así es que no debería tener más problemas — me dijo con una amplia sonrisa, y agregó:
—Es el único “deco” que tiene, ¿verdad…?
—…Eh…sí…— respondí, pero entendí lo que entre líneas me quería proponer…— aunque me encantaría tener otro en el dormitorio…— le dije.
—Pues para eso debe usted llamar a la Compañía y solicitar otro… pero si usted quisiera… yo… podría…— dejó la frase abierta y sus claros ojos brillaron de una manera especial...  
— ¿…Y…Cómo se podría hacer…?— le pregunté ingenuamente…
—Pues vea usted, yo podría instalarle uno, pero nadie se debe enterar, ¿me entiende?, y usted sólo pagaría por uno en su cuenta…— estaba claro…Y continuó:
—Si usted se decide, me puede llamar… Pero eso sería fuera de mi horario de trabajo… ¿me entiende usted…?— le entendía absolutamente lo que quería decir, pero me hice de rogar…
—Voy a pensarlo, Albeiro, y ¿te parece si te aviso después?
—Como usted quiera… Tenga, ese es mi número personal, para que usted me llame… no se arrepentirá…— Sí que tenía razón con esas palabras…
Pasaron un par de días hasta que me decidí a llamar al técnico. Albeiro se acordaba de mí, pero se excusó de no poder ir de inmediato, así es que quedó de avisarme cuando podría. Me quedé esperando su llamado de vuelta. Un par de horas después sonó el teléfono:
—…Hola, soy Albeiro, el técnico… Vea usted, yo tengo tiempo ahora después del trabajo, eso sería como a las nueve de la noche… ¿Le parece si voy a esa hora?
—Para mí no es ninguna complicación, te espero entonces…— le dije amable.
—Perfecto, nos vemos entonces en la noche… Que esté usted bien…
—Igual tú…
Minutos después de las nueve ya estaba ansioso. De pronto el teléfono y la voz de Albeiro:
—…señor Bruno, estoy afuera de su casa…
—Bien, ya te vi… Abro de inmediato…— le dije después de asomarme por la ventana. El atractivo técnico vestía un ajustado pantalón de mezclilla de color beige, un cortaviento y abajo una polera con estampados. Gorro con visera y una mochila bien grande en su espalda… se veía muy bien, y con esos pantalones se le notaba un paquete grande y un trasero escultural… el tipo era realmente un encanto.
Apenas entró se quitó la mochila y el cortaviento, quedando sólo en polera. Como ya nos conocíamos, se sentía en confianza, pero antes de empezar a sacar los implementos de la mochila me preguntó que si estaba solo, a lo que respondí que no se preocupara ya que vivía solo.
Comenzó a sacar cables, engrapadora, alicates y pinzas… y todo lo necesario para empezar a trabajar. El tipo era un experto. Mientras tanto yo lo observaba. Le ofrecí si quería algo de beber…
—Si, gracias. Si tiene un “tinto” se lo acepto…
¡¡¡Diablos!!!, no tenía vino, así es que fui a la cocina y preparé dos vasos con Ron y hielo, y se lo pasé. Albeiro me miró con cara de sorpresa, abriendo sus ojazos claros y me sonrió…
—Es que no tengo vino, pero ¿bebes Ron?— le pregunté.
—Si… es que vea usted… en Colombia le decimos “tinto” al café…— me dijo mientras me recibía el vaso sin dejar de sonreír.
—Ah!, disculpa… No lo sabía…
—Pero no se preocupe, también es bienvenido…— me dijo haciendo un ademán y tomando un sorbo… yo hice lo mismo…
Conversábamos mientras él afanaba. Y sorbo tras sorbo íbamos por el segundo vaso de licor. Y minutos después por el tercero… Albeiro ya me miraba como un amigo, en cambio yo a él lo veía como mi cena…
—… ¡Vaya!... señor Bruno, este y nada más, mire que tengo después que trabajar en altura y ya estoy perdiendo el equilibrio…— dijo entre risas.
Siguió engrapando, uniendo y tirando cables, mientras yo trataba de ayudarle. Hasta que llegó al dormitorio. Allí para seguir poniendo el cable me solicitó una silla. Se encaramó y continuó con su labor, mientras yo, como un “buen amigo” acudí a afirmar la silla…
—…Me alcanza esa pinza, por favor…— me pidió Albeiro. Le pasé la herramienta que me pedía y en un instante tambaleo de la silla, por lo que en una reacción automática lo afirmé de la cintura, quedando de frente a mí y su paquete a la atura de mi pecho…
—…Ja! No le dije yo que ya estaba perdiendo el equilibrio…— me dijo Albeiro riendo.
— ¡No te preocupes que yo te afirmo…!— le dije, aprovechando de acercarme mucho a él para pegar mi pecho a su bulto, y deslizar suavemente mis manos por su trasero para detenerlas en sus muslos… si se percató de esto no lo sé, pero no hizo ningún gesto de que le molestara. Así siguió, bajaba para mover la silla y volvía a subir, y yo a retomar mi posición… él seguía poniendo el cable en el guardapolvo, y de vez en cuando se cargaba mucho hacia delante punteándome en el pecho, lo que para mí era un deleite… No me resistí a la tentación y comencé a acariciar la parte trasera de sus muslos, apretujando los definidos músculos del técnico… Esta vez sí que se percató…
—… ¿Qué haces man…? Si me sigues haciendo eso se me va a parar y tú verás después como me lo vuelves a agachar…— me dijo en son de broma, pero no se imaginaba cuánto me hubiese gustado eso…
Al fin terminó de poner el cable y la bajada hasta el televisor. Instaló el “deco” y comenzó a programar…
—Ya está casi listo, pero antes, ¿me permitiría pasar al baño?
—Claro, ahí en el pasillo…— le indiqué. Entró y dejó la puerta abierta. Pude escuchar el ruidoso chorro en el inodoro… volvió a la pieza secándose las manos en su polera…
—Yo también voy a pasar al baño…— le dije pasando tras de él rozando sus nalgas… oriné y me fijé que en el papelero había papel higiénico… como antes había vaciado el papelero, era obvio que Albeiro lo había arrojado. Sin pudor lo tomé y lo abrí, estaba húmedo de la inconfundible secreción que botan los hombres cuando están excitados…
Volví al dormitorio y Albeiro estaba nuevamente sobre la silla, terminando de asegurar el cable…
—Me va a afirmar, mire que no quiero caer…
—Si… y si caes a la cama, no respondo por lo que te pueda pasar…— le respondí en tono de broma.
Lo tomé de nuevo por las piernas mientras él ajustaba una abrazadera. Apoyé mi pecho contra su bulto y pude notar que una pequeña manchita húmeda se formaba en su pantalón, lo que me puso a mil…
—…Ya te dije que si me la paras, vas a tener que bajármela…— me dijo Albeiro casi como advertencia.
—…Si… eso quiero… Y no te hagas que sé que te gusta…— le dije mientras me quitaba mi polera quedando a torso desnudo, y lo abracé fuertemente de nuevo. Él se afirmó de mis hombros, pues seguía arriba de la silla, mientras con mis manos recorría todo su trasero y las piernas. Levanté su polera para poder lamer su abdomen, liso y de piel suave, su ombligo y hasta donde me dejaba su pantalón. Él cargaba fuerte su paquete en mi pecho, y sentía como se iba poniendo duro y levantaba aún más su ya notorio bulto…
Desabroché el cinturón y sus pantalones bajándolos hasta sus rodillas, quedando sólo en sus bóxers blancos y ajustados que le marcaban la verga ya bastante dura. Bajé y la apreté con mis labios sobre la tela, mientras metía mis manos por abajo para tocar y apretar sus nalgas, mientras palabrotas y suspiros salían de la boca del técnico que estaba ya entregado. Fui jalando lentamente su prenda interior hasta que liberó su miembro erecto, grueso, de piel oscura y la punta redonda y húmeda. La eché a mi boca con fruición, mamándola y aprisionando el forro con mis labios, y cuando chupaba la cabeza de su verga, intentaba meter mi lengua dentro del orificio que formaba el mismo forro sobre la verga para tocar el frenillo con la punta de mi lengua. Ese beso lo volvió loco, y tomando mi cabeza con una mano y con la otra afirmando su miembro y jalando el prepucio hacia atrás hasta descubrir la cabeza, me lo metió profundo hasta la garganta. Respiraba con dificultad, pero me di el placer de meterlo todo en mi boca hasta los pelos…
Albeiro en éxtasis me exigía que se la siguiera chupando, pero yo también quería probar esas redondas nalgas…
Lo ayudé a bajar de la silla y se tendió de espaldas sobre la cama, mientras yo de rodillas en el suelo entre sus piernas terminaba de quitarle el pantalón y el bóxer, para tomar de nuevo su verga y seguir disfrutándola con la boca… le lamía las bolas y volvía a pajearlo con mis labios y él se retorcía de placer, pero como no quería que acabara aún levanté sus piernas dejando al descubierto su orificio y hundí mi cara en esas nalgotas para alcanzar con mi lengua el anillo de su entrada…
—…No… por el culo no…— me decía Albeiro, pero después de unos segundos, él mismo abría sus nalgas con sus manos para que lo penetrara con mi lengua… de su verga chorreaba un largo hilo cristalino que se acumulaba en su abdomen…
Después de deleitarme comiéndole el culo, volví a trabajarle la verga y los huevos, y recogí con mi lengua todo el líquido que le salía. Albeiro gemía pidiendo que no me detuviera y me decía con la voz entrecortada que jamás le habían dado tan buena mamadota, lo que me entusiasmaba aún más.
Unos minutos más tarde era inminente que se corría, así que tomé su verga con mi mano y la dirigí a mi boca, lo que más me excita es ver salir la leche a chorros de una buena verga, y Albeiro tenía la mejor verga que me había comido… sucesivos espasmos y chorros de semen espeso fueron a parar a mis mejillas, mi boca, mi lengua, y otro poco chorreaba por su miembro para alojarse en sus bolas… lo recogí todo con mi boca, y el que quedó en mis mejillas lo recogí con la misma verga de Albeiro para después chuparlo y dejarlo limpio y brillante. El atractivo moreno jadeaba rendido de espaldas sobre la cama con sus brazos en cruz, sin dejar de decir palabrotas diciendo lo rico que había estado.
Me tendí a su lado acariciando su abdomen, y también tocando su miembro que aún estaba duro, y sus huevos que caían lacios entre sus piernas.
—…Qué mamadota que me has dado, man… Pero ahora ponte, que yo también quiero probar…— me dijo mientras se incorporaba. Me quité mi pantalón deportivo y mis calzoncillos, quedando desnudo. Mi verga estaba dura y mojada…
Albeiro se paró entre mis piernas y me dijo que me volteara, así es que me puse boca abajo, y para que me metiera bien su lengua en mi culo, me puse en cuatro, con mi pecho sobre la cama para dejar mis manos libres y abrir mis nalgas… cerré los ojos esperando sentir su lengua en mi agujero, y sentí al fin la sensación caliente, suave y húmeda que se deslizaba sobre mi hoyito, y las manos de Albeiro que acariciaban mis nalgas, pero de pronto sus manos me tomaron de la cintura y lo que creí era su lengua, me partió el culo… de una sola arremetida me penetró hasta las bolas haciendo que soltara un grito de dolor… me lo sacó un poco y volvió a embestir… aunque me lo tenía todo adentro empujaba y sentía la base su verga palpitar en mi entrada…
Me empezó a dar duro, y mis nalgas chocaban con su pubis haciendo sonoros palmoteos, mientras Albeiro como un animal insaciable seguía y seguía. Mi culo que estaba acostumbrado a las buenas vergas ahora estaba gozando con el enorme trozo del joven técnico…
De pronto Albeiro aceleró con su movimiento y se despojó de la polera que aún vestía, se echó sobre mí y sentí sobre mi espalda su abdomen y pecho, mientras que él, pasando sus brazos por debajo de los míos me afirmó de los hombros. Movía furiosamente sólo las caderas, clavándome profundo, y sin tocarme comencé a sentir la proximidad de mi orgasmo, lo que hizo que mi esfínter se estrechara… en rápidos espasmos acabé, y con cada chorro apretaba mi hoyito con la verga de Albeiro dentro, lo que causó que él también empezara a eyacular, y entre gemidos me dejaba toda su carga adentro… me sentí pleno, como hace mucho tiempo no me sentía.
Después de acabar, Albeiro me sacó lentamente la verga, y me acarició con ella las nalgas y me daba suaves golpecitos… yo sólo le decía lo rico que sentía…
Se limpió con mis calzoncillos y se vistió rápidamente…
—…Me debo ir…— me dijo sin más comentario y con voz de preocupación. Con mi culo dolorido, me vestí mientras él juntaba las herramientas en su mochila…
—…Bueno… usted sabe lo que acordamos… Quedó instalado y funcionando…— me dijo casi sintiéndose culpable, tal vez era su primera vez…
—…Si… te doy de inmediato lo tuyo…— le dije mientras buscaba mi billetera…
Le di lo que acordamos y una buena cantidad por el buen servicio que me había dado… él me miró y sonrió…
—…Bien señor Bruno… ya sabe usted, si puedo serle útil en algo no más me llama…
—Gracias… Si te necesito te llamo…— le dije mientras él se despedía con un ademán, y salía…
El Cable no volvió a fallar, y no he vuelto a llamar a mi técnico… Espero que algún día él me llame por iniciativa propia y me dé una buena dosis de su excelente y profesional servicio…


SI TE GUSTÓ ESTE RELATO
VOTA Y DEJA TU OPINIÓN…
ò


SEXY SELFIES

Chicos,  por favor!
Nunca dejen de tomarse fotos así...😍

MATERIAL PAJERO

Atractivos y dotados nachos erectos 😘

ESPIANDO EN EL BAÑO DE HOMBRES II(VIDEO)

Guapo y bien dotado...
Como me gustan 😍


ADRENALINA (VIDEO PAJA)

Me llegó este video a mi WhatsApp, y me encantó! 
Sentir la excitación de que te pueden sorprender... 
Wauuu...  Igual es un desperdicio de leche...