Dedicado a Víctor...
Era pasado el mediodía, hacía bastante calor. El auto de papá estaba
cargado con todos los implementos necesarios: carpas, sacos de dormir, una
cocinilla, lámparas, abundante agua envasada y todo lo necesario para un fin de
semana de camping.
Era normal que saliera con papá, ya que mi hermana y mamá no compartían
su hobby; la pesca, así es que yo era su compañero de aventuras, junto con
Víctor, un compañero de trabajo de papá y que también compartía su afición.
Nos despedimos de la familia y salimos rumbo al lago. Era jueves, así es
que tendríamos hasta el domingo para estar disfrutando de la naturaleza. El
lago quedaba a unas tres horas de camino desde la casa, pero debíamos pasar por
Víctor antes de emprender nuestro destino. Íbamos bien contentos, con la radio
del vehículo funcionando a alto volumen. Alrededor de media hora de camino para
llegar al domicilio del amigo de papá, luego casi una hora y media hasta llegar
al último puesto de abarrotes antes de emprender viaje por parajes casi
desolados, por no decir abandonados, bosques, ríos y riachuelos y por fin, la
esplendorosa vista de las azules aguas del lago.
Descargamos el vehículo y comenzamos a armar las carpas. El aire fresco
y húmedo del lago junto con el aroma de los pinos y la hierba verde llenaban
los pulmones. El lugar donde solíamos ir, era un punto del lago donde no
llegaba prácticamente gente, ya que la playa propiamente tal estaba al otro
lado donde había hostales y campings establecidos. Papá prefería la naturaleza
más calmada y eligió ese lugar precisamente por eso. Era ya tercer año
consecutivo que acudíamos allí mismo, sobre todo en los fines de semana largos
como este o para vacaciones.
Papá llevaba puesto una bermuda y una camisa de manga corta, zapatillas
y un jockey, yo un short y polera, lentes de sol bien oscuros y un jockey,
Víctor por su parte, vestía un pantalón de camuflaje con grandes bolsillos en
sus muslos y una ajustada polera verde oliva, un jockey tipo kepí y zapatillas.
Aún conservaba en su vestimenta su paso por la milicia, donde estuvo casi por
una década. Con 34 años, se conservaba en perfecto estado físico: brazos y
pectorales bien definidos, espalda ancha, glúteos firmes, abdomen plano y
piernas fuertes lo hacían parecer un militar. Sus ojos cafés claro y la piel de
su cuerpo color canela, junto con su cabello negro y corto lo hacían un tipo
sumamente atractivo y una delicia para quienes gustamos de los cuerpos
masculinos bien formados y dotados. Era sumamente adicto al deporte, y según
él, le gustaba verse y sentirse bien.
Una vez armado el campamento y antes de anochecer, entusiasmados
decidieron ir a probar suerte en la orilla del lago, mientras yo decidí ir a
explorar los alrededores del bosque. Conocía el lugar y no había cambiado en
realidad desde la última vez que estuvimos allí un par de meses antes: a unos
doscientos metros del campamento, entre la maleza que fabricaba verjas
naturales estaba el grueso tronco de pino caído, que dejaba en uno de sus
costados un claro de hierba corta y suave, era como una pequeña habitación
preparada por el bosque mismo. Me cercioré de que el lugar estaba absolutamente
solo y resguardado, limpié un poco el suelo de las hojas secas y volví al
campamento con una sonrisa en los labios. Recorrí otro poco y me aseguré que no
había realmente nadie cerca. Caminé hacia la playa sigilosamente, ya que según
papá, los peces sentían los pasos y se espantaban. Abracé a papá y el respondió
con una caricia en mi cabeza alborotando mi pelo, luego abracé a Víctor y este
respondió con una caricia en mi espalda…
— ¿Dónde estabas?—Preguntó papá en voz baja.
—Recorriendo los alrededores, viendo si había algo extraño, animales o
bichos…
— ¿Y está aún el pino caído en el claro?— Preguntó Víctor con un aire de
ironía.
— Sí, donde mismo, se nota que nadie va por esos lados…—le respondí en
el mismo tono, a lo que él sonrió…
Unos meses antes, en nuestro penúltimo camping, ese lugar fue el sitio
donde comenzó una “amistad secreta” entre Víctor y yo. Algo más que una
amistad, ya que en ese lugar Víctor me hizo su amante y me enseñó cómo
satisfacer a un dotado activo, oral y analmente. Por supuesto papá ni
sospechaba la situación, sólo se alegraba que me llevara tan bien con su
entrañable amigo, que me doblaba la edad.
Nos dirigimos hacia las carpas con la pobre pesca; una trucha y cuatro
pejerreyes, afortunadamente yo había llevado abundante merienda: galletas, pan
envasado, queso y jamón, jugos y leche. También fruta, té y café…estaba
acostumbrado a que después de todo había que comer lo que se llevara de casa. Mientras
papá preparaba los pescados, Víctor prendía una escuálida fogata, parecían
niños entusiasmados en esas faenas.
—Después que ustedes cenen, yo iré al lago…el agua es tibia en la
noche…así es que me daré un baño antes de dormir…
—Yo te acompaño…también me gustaría nadar antes de dormir…—dijo Víctor.
—Me gusta la idea, yo también iré con ustedes…—dijo papá arruinando mis
planes…y supongo también los de Víctor…
Estaba oscuro y sólo se veían algunas luces al otro lado del lago. Me
quité la polera y el short y me metí al agua sólo en bóxer. Papá y Víctor
hicieron lo mismo. El agua no estaba realmente tibia, pero a esa altura qué se
iba a hacer. Jugueteamos un poco, primero con papá y luego con Víctor… Cuando
me sumergía, tocaba y besaba su paquete, como estaba muy oscuro, sólo se
sentían risas y el chapoteo. Mis intenciones eran claras, hacerle saber a mi
amante que le tenía ganas y por supuesto él reaccionaba acariciándome o
sujetando mi cabeza sobre su pubis, abrazándome mientras me punteaba con su
verga que comenzaba a ponerse dura. Como los juegos eran sólo entre los dos,
papá se quedó un rato más y se salió. Con Víctor no pudimos conversar mucho,
pero para que no fuera tan evidente que queríamos estar solos, nos salimos al
rato y volvimos al campamento. Papá estaba desnudo secándose y predisponiéndose
a ponerse ropa seca, hice lo mismo y Víctor, un poco más “recatado” lo hizo en
el interior de su carpa…
Procedieron a avivar la fogata y a preparar algo para comer, como yo ya
había comido, les comuniqué que estaba cansado, tenía frio y que quería dormir.
Me metí en mi carpa y me dispuse dentro del saco de dormir, desnudo, pensando
en lo que había sucedido, no pude evitar tener una gran erección. Mientras aún
los sentía hablar, comencé a masturbarme pensando en que pronto mi cuerpo
pertenecería a Víctor, lo imaginaba besándome y mamando mis tetillas, como lo
había hecho unos meses atrás. Me introducía los dedos en mi agujerito mientras
me hacía la paja suavemente para no meter mucho ruido, pero mi grado de excitación
fue tanto, que en un par de minutos abundantes chorros de semen me embarraban
hasta el pecho, mientras en mis dedos sentía cómo mi ano se contraía y el
placer fue inmenso. Me limpie y me dormí.
Era casi mediodía cuando desperté, me levanté y en nuestro campamento no
había señales de vida. Abrí la carpa de papá y este dormía placenteramente,
luego me fui a la de Víctor y él estaba dormido sobre su barriga, con la pierna
derecha semi-flexionada, el brazo izquierdo pegado al cuerpo y su brazo derecho
flexionado con su mano casi tocando su barbilla. Desde atrás pude ver el bóxer
negro que vestía cómo se abultaba en el lugar donde yacían sus testículos
redondos y suaves. Muy tentado estaba de tocar, besar, lamer, pero no era
apropiado porque podía despertar papá…
Me dirigí al auto en busca de mi cepillo dental y lavé mis dientes,
luego lavé mi cara con un poco de agua potable y algo se me ocurrió…
Volví al campamento y me dispuse a preparar algo para desayunar, el
ruido despertó a mis compañeros y salieron de sus respectivas carpas
desperezándose y limpiándose la cara.
— ¡Buen día…! A lavarse la cara y las manos para desayunar…—esa era la
frase típica de mamá cuando nos despertaba de buen humor.
El sol estaba radiante, pero no hacia tanto calor, el aire húmedo de las
cercanías del lago bajaban la temperatura haciéndola muy agradable. Papá se
vistió con su bermuda y la camisa sin abrochar, por lo que dejaba ver su
abdomen abultado y lleno de negros pelos, Víctor en cambio, sólo se quedó
usando su bóxer, mi tentación, ya que caminaba y sus genitales saltaban al
ritmo de su paso, y la verga que descansaba hacia su derecha era mi obsesión, y
él consciente de esto, pasaba caminando muy cerca mío y acomodaba su paquetón
con la mano.
Volvían del lago después de darse un baño y planeando su tarde de pesca,
cuando llamé a papá desde el auto…
—Mira, el neumático trasero está perdiendo aire…
Una palabrota salió de la boca de papá mientras se llevaba la mano a la
cabeza…
—Creo que deberías ir al pueblito a parchar, porque de vuelta y con el
auto cargado no vamos a alcanzar a llegar—dije en un tono de que esto sería la
única solución, mientras Víctor refregaba su barbilla con los dedos como
aprobando mi consejo…
—Parece que el neumático de repuesto también está desinflado…— contestó
papá…
Al final, decidió partir al pueblito y arreglar el problema, qué más se
podía hacer…
—Aprovecha de traer pan y algo más para comer, pueden ser huevos…y si
puedes traes papas fritas…— le dije en un tono afable mientras subía al auto no
con la mejor de las caras…
Mientras el auto se perdió en la curva hacia el camino principal, me
quedé un rato más observando, cuando las manos de Víctor se posaron suavemente
en mis hombros y comenzaron a bajar lentamente por mis brazos…luego me tomó de
la cintura y me abrazó fuertemente contra si…
—Sí que eres tamaña zorra…eso fue completamente planeado…— me dijo al
oído mientras me apretaba más contra él y me punteaba con su bulto en la raya
entre mis nalguitas…
— ¿Por qué piensas eso…?— le dije mientras con mi mano tocaba el
caliente paquete encerrado en su bóxer negro. Giré lentamente y lo abracé con
fuerza…quedando mi boca frente a su boca, mientras con suaves movimientos
circulares de mi pelvis tocaba mi miembro con su paquete que comenzaba a
reaccionar… nos besamos apasionadamente, su lengua entraba en mi boca y sus
labios apretaban los míos dejándolos húmedos y con sed de más de sus besos…En
unos minutos ya estábamos en el claro del bosque, nuestro lugar oculto y
secreto…
—Anoche después que Ignacio se durmió vine aquí…pensé que tú vendrías…—me
decía bajito mientras sostenía con sus manos mis mejillas y el aire caliente de
su respiración entraba en mi boca…
—Me dormí… pero lo hice pensando en ti, mi amor…— le contesté con los
ojos cerrados, mientras él seguía besándome y yo recorría con mis manos su
espalda y cintura, y palpaba también la verga cada vez más dura que quería
salir de su prisión de tela…
Me besaba con lujuria, y mientras yo me abrazaba de su cuello, con sus
manos me atraía más hacia él…Aún de pie, hábilmente sacó mi polera y quitó mi
short, quedando ambos sólo vistiendo bóxers…
Víctor metió sus manos debajo de mi bóxer tomando con sus manos mis
nalgas y las abría con fuerza, me apretaba, me levantaba del suelo con sus
fuertes brazos y con mi cuerpo pegado al suyo sentía su gran erección y como si
una corriente me recorriera desde la nuca hasta los pies.
Bajó besándome el cuello y comenzó lo que más me prendía: me mamaba las
tetillas y apretaba los pezones con sus labios, alternando besos, chupadas y
lamidas, mientras sus gruesos dedos comenzaban a abrirse paso en mi apretado
culito, era una locura, me sentía casi a explotar de placer…
Estuvo así un rato, asegurándose de que ya no me negaría a nada, pues la
calentura me tenía casi jadeando…puso sus manos sobre mis hombros y con
gentileza comenzó a hacer presión hacia abajo, señal clara de que me tocaba a
mí darle placer con mi lengua y mis labios…
Me arrodillé quedando frente a su pene erecto a más no poder, se marcaba
groseramente hacia delante y una mancha húmeda había en el lugar donde punteaba
el glande. Puse mis labios en su bóxer y comencé a hacer presión con mi
lengua…él no tardó mucho en interrumpir este jueguito sacándoselos y
ofreciéndome su verga desnuda. La tomé con mi mano y jalé el prepucio
suavemente hacia atrás…Abundante secreción cristalina salía de ese ojito y ya
tenía húmeda toda la cabeza marrón rojiza, y el resto de su miembro
palpitante…La lamí largo rato para saborear todo ese liquido de pasión que
manaba de mi amante, metí la punta de su verga en mi boca, succionaba y
apretaba con mis labios, cosa que lo hacía suspirar y ahogados quejidos se
escapaban de su boca…
—…Esooo, mi amor…Eso es…Ohhhhh!!!, así me gusta…trágatela toda, mi
vida…—decía mientras yo hacía el esfuerzo de que con cada movimiento entrara mas
profundo en mi garganta, hasta sentir sus pelos en mi nariz…me la estaba
tragando toda, como él me pedía…
Con mis manos tocaba sus testículos, llenos de deliciosa leche que
quería saborear; sus piernas y sus músculos que se marcaban con cada movimiento,
y sus glúteos que se apretaban y volvían a su estado de relajo cada vez que
entraba y salía de mi boca…
Sus quejidos se fueron convirtiendo en jadeos, y bruscamente separó su
verga de mis labios, estaba más maciza que antes y asumí que ya se venía…pero él
quiso controlar un poco la situación para no acabar todavía…se agacho frente de
mí y me besó…
—No quiero irme cortado todavía…—me dijo—…Primero quiero culearte y
quiero dejarte lleno tu culito de leche…— Sus palabras me calentaban aun más…
Me quitó el bóxer y me acosté de espaldas en la hierba fina de nuestro
refugio, Víctor se echó sobre mí y comenzó de nuevo a mamarme las tetillas fue
bajando de a poco hasta llegar a mi pene, lo limpió un poco con su mano y me
dio una mamada espectacular que casi me hace acabar…Luego levantó mis piernas e
introdujo su lengua en mi agujerito, lamiendo y mordiendo suavemente mis nalgas
blanquitas y sin pelos, sentía su lengua abriéndose paso dentro de mí…
Imprevistamente y aprovechando mi posición, puso mis piernas sobre sus
hombros y dirigió su glande buscando mi esfínter, lo pasó por mi rayita hasta
encontrar el hoyuelo e intentó entrar con fuerza, pero no estaba tan lubricado
ni dilatado por lo que un grito de dolor escapó de mi garganta…
—Te dolió mi amor…es que quiero aprovechar lo estrechito que
estás…quiero que sientas bien mi verga…— dijo mientras se ensalivaba el glande
y echaba otro poco de su saliva en el agujero de mi culito…Dirigió nuevamente
su estoque y comenzó a empujar con fuerza hasta que mi esfínter cedió y fue
abriéndose paso hasta lo más profundo, hasta sentir sus bolas pegadas en mis
nalgas y la base del pene palpitante en la entrada de mi hoyito…se quedó así un
momento, sin moverse, hasta que mi culo se abriera, pero yo apretaba suavemente
el esfínter para sentir la dureza de su miembro…con cada apretón que hacía, un
ahogado y suave quejido escapaba desde su pecho.
—Me encanta tu culito…ese culito que va a ser sólo mío, yo voy a ser el único que te lo va a abrir…Oh…!!!
Mi amor…eres mejor que cualquier putita…
—Si…mi amor…mi hoyito es tuyo y solamente para ti…mi culito está hecho
para tu pija…mi amor…y quiero que tu pija y tu leche sean solamente para mí…desde
ahora yo soy su dueño…— le respondía entre susurros. Sus palabras me provocaban
más y más…
Comenzó con suaves movimientos pélvicos, largos y lentos, alternándolos
con movimientos cortos y rápidos y también movimientos circulares que me hacían
gimotear de placer…Estábamos en los umbrales del éxtasis cuando el ruido de la
maleza y el crujir de las hojas secas en el suelo llamaron nuestra atención…
—Hay alguien tras los arbustos…alguien nos está mirando…— me dijo
mientras detuvo la faena del mete y saca…
Precisamente, una persona agazapada estaba espiándonos tras los arbustos
a unos ocho metros desde donde estábamos. Esa situación congeló mi libido,
pensé que quizás papá había regresado y mil cosas más…
— ¿Qué hacemos…?…volvamos al campamento…o… mejor al lago, volvamos al
lago… ¿Y si es papá?…
—No, no es Ignacio…lo vi cuando llegó…hace rato, es un tipo joven, pero
no sé quién es…— me dijo con seguridad Víctor, quien con todo y eso aún seguía
erecto dentro de mí…
—¿¿Te animas a que le demos un espectáculo??— me dijo y comenzó de nuevo
a culearme con pasión, ahora sí con sonoros gemidos de placer y exagerados
movimientos…por mi parte me gustó la idea y comencé a expresar mi placer de la
misma manera, con sonoros gimoteos…
Víctor haciendo gala de su buen estado físico, se apoyó en la punta de
sus pies, y sus brazos como haciendo flexiones comenzó a penetrarme suavemente
hasta el fondo y luego la sacaba casi por completo, veía su grueso miembro
salir y después perderse por completo entre mis nalgas. El sudor de su frente
caía en mi cara, así es que cambiamos de posición: me arrodillé frente a él y
poniendo mi pecho en el suelo, abrí mis piernas y con mis manos abrí mis
glúteos ofreciéndole el culito bien levantado…Se puso tras de mí, y comenzó a
penetrarme, me tomó de la cintura y se movía como potro salvaje, me descorchaba
y volvía a entrar con rudeza, me ensalivaba y volvía a meterse dentro de mí…Después,
me puse en posición de pie con el tronco inclinado y las manos en el suelo,
como el “pollito”…Estuvo dándome así un rato hasta que comenzó a acelerar sus
movimientos, a hacerlos más intensos y más cortos…Podía ver cómo de mi pija
salía un largo hilo espeso y trasparente que caía hasta el suelo, sin cortarse…
—Me vengo…Oh…voy…me voy…voy a acabar… AHHH!!, Ahhh!!!...
En un rápido movimiento me salí de él, como Víctor estaba de pie, me
agaché y puse mi boca para recibir la leche que venía…él dirigió su verga a mi
cara y poderosos chorros de semen espeso, blanco y caliente fueron a dar en mi
boca, en mi cara…seis…siete chorros que fueron a dar hasta en mi pecho…Aún no
terminaba de eyacular y me lo metí a la boca…no quería perder una gota de ese
delicioso néctar que Víctor me daba, lo mamé y chupe, lamí y limpie todo su
pene, con mi mano exprimí hasta la ultima gota de leche de su glande para
echarlo en mi boca…saborearlo…tragarlo…me encantaba…Lo mamé hasta que perdió su
turgencia…
—…Te pasaste…Qué culión nos acabamos de dar…Uf!!! Me dejaste
adolorido…déjame un poco, porque quiero mear…
—Espera…—le dije, aún arrodillado frente a él—…Por qué no me marcas, si
soy de tu propiedad…
Él sonrió con malicia, y se acercó un poco más, tomó su miembro y lo
dirigió a mi rostro…cerré los ojos y entreabrí la boca…sentí su orina caliente
en mi cara, inundando mi boca y corriendo por mi pecho y barriga…ardiente,
recorriendo mi cuerpo, saliendo del suyo…excitante…la junté en mi mano y mojé
mi pene con ella, bastaron un par de movimientos para que yo llegara al
éxtasis, un orgasmo interminable que se incrementó en sensaciones con el ardor
en mi ano recién penetrado y sensible…Fue la sensación de placer más extrema
que me había tocado vivir…mientras las últimas gotas de Víctor caían al suelo
ya sin presión…
Me eché hacia atrás acostándome en el pasto…me importaba un pepino si
había alguien mirando, incluso si fuera mi papá…me había descubierto
sexualmente y era lo que me gustaba, y fuera como fuese, de una u otra forma lo
iba a hacer…
Víctor se acostó a mi lado y me abrazó…
—Te daría un beso…pero tienes la cara con meados…— dijo, y comenzamos a
reír. ¿No crees que fue demasiado?— me preguntó—, pero mi respuesta fue un
profundo suspiro…
Nuevamente sonaron las ramas y hojas secas, el espía se retiraba
raudamente por entre los pinos y arbustos…a lo lejos divisamos un hombre joven,
pero ya Qué importaba…
Nos incorporamos para irnos al lago, pero antes fuimos a ver el lugar
donde el tipo estaba escondido, supuestamente donde no le veíamos…llegamos y
entre los arbustos había restos de papel higiénico y aún colgaban entre las
ramas y en el suelo algunas perlas blancas producto de la eyaculación del
fisgón… Nos echamos a reír y nos fuimos al lago…Nos bañamos y me aseguré de
quitar los restos orgánicos de mi cuerpo, Víctor hizo lo mismo…en el agua
también nos besamos y abrazamos con fuerza. Salimos y nos fuimos desnudos,
abrazados hasta las carpas.
Entré en mi tienda y sin vestirme me acosté, Víctor entró tras de mí y
se tendió a mi lado…me puse de lado, él me abrazó por atrás muy pegado a mí y
me venció el cansancio…
Me dormí, no sé cuantos minutos pasaron, pero desperté cuando el duro y
grueso glande de Víctor palpaba entre mis nalgas buscando nuevamente mi ano. De
un golpe comenzó a penetrarme, y lo sentía más gordo que antes, la punta
carnosa y dura rozaba mi interior haciéndome responder con una gran erección.
Él tomó mi pierna y la levantó, y en esa posición sentía como empujaba el punto
más sensible y erógeno de mi recto, bajé mi mano y tomé su bolsa testicular,
sintiendo como comenzaban a ascender preparando otra eyaculación…en rápidos
movimientos sentí los espasmos de su miembro y cómo se inundaba mi interior de
ese rico calor húmedo de la leche de macho, fueron tantas pulsaciones que sin
tocarme siquiera eyaculé lanzando mi semen casi hasta mi cara…
Los suspiros y gemidos inundaron la tienda…Víctor se quedó dentro hasta
que perdió la erección y su pene salió solo de mi interior…me acosté casi de
boca abajo, para asegurarme de que ni una sola gota de esa apreciada leche
saliera de mi interior…nos quedamos otro rato así, hasta que Víctor se levantó
y se fue, no sin antes darme un apasionado beso…Me dormí nuevamente…
Desperté cuando el ruido del auto de papá estaba ya en el campamento…me
vestí y me levanté…lo saludé con cariño, mientras Víctor venía desde el lago
con un recipiente con varios peces…Solamente sonreí…
—Estaba pinchado, tenía dos clavos…—nos explicaba papá con
alivio…Inocente…Si supiera…
—
¿Ustedes ya comieron…? —nos preguntaba mientras bajaba
algunas bolsas con alimento.
—Si…yo ya comí…— le respondí —…pero igual tengo algo de hambre…
— ¡…Tú no te cansas nunca de comer…!— dijo papá en tono divertido, a lo
que me eché a reír…cuando mire a Víctor, este reía aún más divertido…
Al otro día, sucedieron muchas cosas… pero las voy a contar en otro
capítulo… a pedido de ustedes…