Ligando a un maduro en el Mall.
Me encontraba en el Centro Comercial, no de compras,
sino que me gustaba ir a mirar a los clientes que deambulaban por el lugar, y
de vez en cuando, ligar a algún hombre y conseguir su Facebook o su número
telefónico. Para mí era un juego el de poner nota y calificar a los paseantes,
de acuerdo a su atractivo físico.
Los apuestos vigilantes en sus ceñidos uniformes
calificaban en su mayoría con nota sobre seis, algunos vendedores bastante
atractivos también los calificaba con promedios sobre cinco. De los clientes,
algunos eran lo bastante guapos como para calificarlos con un diez, pero al
andar de la mano con sus novias les bajaba la calificación. Sentado en un
escaño cerca de unos arbustos también atraía miradas, y eso que no estaba
excesivamente producido, más bien normal: jeans, zapatillas, una polera blanca
con un estampado y algo ajustada.
En esa labor estaba, mientras me bebía un refresco,
cuando apareció un guapo hombre maduro, le calculé unos 40 años, de físico
aceptable. Vestía una camisa azul y jeans, zapatos de vestir y lentes oscuros. Cabello
corto y algunas canas, caminaba mientras hablaba por su móvil.
—
Apariencia: un siete; físico: bastante aceptable
aunque con un poco de barriga, un seis; piernas gruesas y fuertes: un nueve; rostro:
atractivo, un ocho; muy buen trasero: un diez; paquete grande y bien marcado:
un doce… (Podía salirme de la escala de calificación si el sujeto en cuestión
lo ameritaba…); era bastante alto, merecía un diez también, ya que me han atraído
siempre los hombres más altos que yo; se me quedó mirando… Ups! Viene hacia
acá…
Se detuvo a unos pasos, miró como buscando a alguien,
me sonrió afablemente y sin dejar de hablar por su teléfono móvil se alejó. Poco
a poco mi corazón recobró el ritmo normal de sus pulsaciones… Me quedé unos
minutos más allí, terminé mi bebida y me deshice del envase, me levanté y me
dirigí al baño. Me refresqué el rostro y como aún era temprano decidí dar otra
vuelta por la galería…
Caminé y unos locales más allá lo vi de nuevo, estaba
concentradamente mirando en una vitrina. Perfil: increíble…un diez y con voto
de distinción… Pasé lentamente a su lado pero no me percibió, pero unos metros
más allá noté que me seguía a una distancia prudente…
Entré en un local de ropa deportiva y él entró tras de
mí, me hice el desentendido y salí del lugar. Miré hacia atrás y ya no me
seguía, tentado estuve en volver, pero me llamó la atención una tienda de ropa
interior, para hombres y mujeres y me decidí a entrar. Me fui a la sección masculina
donde había una gran variedad en bóxers, slips, sungas, sutiennes, hot pants, y
algunas transparencias muy coquetas. Me entretuve unos minutos cuando de
pronto, a un par de metros en la misma sección estaba el apuesto maduro, lo
miré de reojo y noté que me observaba a la vez que veía unos bóxers.
Fue inevitable que nuestras miradas se cruzaran, me
sonrió nuevamente mientras tomaba unos bóxers color rojo y los presentaba en su
cintura mirándome como esperando un signo de aprobación…
Hice una mueca y negué con la cabeza, entonces él tomó
uno de color amarillo más largo e hizo el mismo gesto, y yo repetí mí mueca de
desaprobación. Con una amplia sonrisa buscó entre las prendas, esta vez una
sunga color celeste, que parecía un bañador, y lo llevó nuevamente a su
cintura… No pude contenerme y me sonreí divertido mientras me acercaba a él.
Busqué entre los colgadores y le ofrecí un bóxer corto de color negro, con
elástico ancho y buen refuerzo delantero. Los tomó y los probó nuevamente en su
cintura…
—¿Te gusta este? ¿No será muy ajustado?
—No lo creo…esto es para que te de buena sujeción…— le
dije mostrándole la parte delantera del bóxer.
— ¿Pero, color negro…? ¿No te gusta otro color…?
—También me gusta en blanco…— le respondí mientras le
ofrecía otro del mismo modelo pero en color blanco…
—Y a ti, ¿Te agrada este? — me preguntó mientras me
ofrecía una sunga color azul.
—No uso ese tipo, pero si tuviera que usar, prefiero
el blanco…— le dije mientras hacía el gesto que él había hecho de llevar la
prenda a la cintura…
—Te sienta bien… ¿Te ofendes si te los regalo…? para
mí llevaré estos...— me dijo mostrándome los bóxers que le había escogido.
Pasó por caja y ya fuera del local me entregó en un
bolsito las sungas que escogió para mí. Nos fuimos caminando y conversando. Nos
presentamos, cosa que hasta el momento no habíamos hecho, y congeniamos muy
bien. Me dijo que se llamaba Eduardo, tenía 45 años, trabajaba en una oficina y
su hobby era la música, por lo que con algunos amigos tenía un conjunto
musical. Le conté un poco de mí, que estudiaba y vivía aún con mis padres, que
como tenía pocos amigos me gustaba ir de paseo al Centro Comercial. Y así pasó
un buen rato. Al despedirnos intercambiamos números de teléfono, ya que no
usaba Facebook, y me prometió que cuando hiciera una presentación con su grupo
me iba a invitar…
Me fui a casa con mi inesperado regalo y con la
satisfacción de haber conocido a un gran tipo, apuesto, caballero y muy
simpático.
Dos días después, cerca de la medianoche y ya acostado
en mi casa, sonó mi teléfono, miré el número y era Eduardo… mi corazón se
aceleró…
— ¿…Hola…?— contesté.
—Pablito, ¿…Estabas durmiendo…?
—No, estoy acostado pero aún no duermo, con este calor
es difícil conciliar el sueño… ¿Y tú, qué haces despierto…?
—Tampoco podía dormir, así es que bajé a servirme un
refresco, y como me acordé de ti, te llamé… Espero no ser inoportuno…
—…Para nada. Yo también me he estado acordando de ti…
— ¿En serio?... ¿Y por qué motivo?
—Pensaba que me llamarías para invitarme…
— ¿Quieres que te invite a salir?
—Recuerda que me invitarías cuando hicieras una
presentación con tu grupo…
—Por supuesto, pero eso será para la próxima semana,
por el momento no ha surgido ningún evento… Y cuéntame, ¿te probaste tu regalo?
—Me lo probé, me queda bien, pero de usarlo, lo haré
para una ocasión especial…
— ¿...Qué tan especial...?
—No le sé… y tú ¿te probaste tu nueva adquisición?
—Sí, son muy cómodos, tenías razón con eso de la
suspensión, o sujeción, quiero ir a esa tienda y comprar otro par de los
mismos, incluso ahora estoy sólo con el bóxer negro… ¿Me acompañarías…?
—…Que te acompañe ahora???
—…A la tienda, no seas mal pensado… Aunque tal vez, no
estaría mala la idea…
—Me encantaría, sólo avísame y nos juntamos…
— ¿…Te parece el fin de semana…?
—Me parece perfecto… Oye, pero por qué hablas tan
bajito…
—Es que arriba hay gente durmiendo y no quiero
despertarlos… — y escuché mientras tomaba unos sorbos de la bebida que tenía en
su mano…
—Parece que no es refresco lo que estás tomando… Me da
la impresión de que no andas en buenos pasos…
—Estoy en el living, oscuro y bebiendo una cerveza… en
realidad bajé para poder hablar contigo…
—Mmhhh, y porqué tan en secreto…— también bajé el tono
de mi voz y mi corazón se aceleró bruscamente.
—Estoy sólo con mis bóxers negros, ¿…te dije…? Pero
estoy muy tentado de quitármelos…
—Qué osado… ¿Quieres estar desnudo sentado en un
sillón? — Sabía perfectamente hacia adonde iba la conversación…
—Preferiría estar en otro lugar… y acompañado…
—No sigas hablando con ese tono de voz, por que estás
logrando que me sucedan cosas…
—A mi hace rato que me están sucediendo…desde que te
escuché que me contestaste el teléfono…
—Guau!!! Tanto así?… En realidad logras ponerme
nervioso…
— ¿Te molesta que te hable así, tan directo?
—No, en realidad no…
—Tú y yo sabemos perfectamente lo que estamos
hablando, ¿verdad?, y sé que tienes tantas ganas como yo…
—Si, y te escucho hablar así y me imagino cosas…
— ¿Qué te gustaría hacer…?
—Me estoy tocando y tengo una gran erección… en este
momento me estoy quitando la polera y el calzoncillo, me estoy quedando desnudo
en la cama…
—Yo también me quité los bóxers, y mira como me
tienes…— varios golpes se sintieron en el auricular del teléfono y pude
imaginar el instrumento que los produjo: largo, grueso, erecto y duro…
— ¿…Te gusta que te besen…?— me preguntó después de un
momento en que pude sentir nuevamente cómo bebía su cerveza.
—Me encanta besar, lamer, chupar…— respondí haciendo
pausas entre las palabras…
— ¿…Te gusta mamarla…? A mi me vuelve loco que me den
una buena mamada…
—Si estuviera contigo ahora, te estaría dando placer
con mi lengua y mi boca…
—Ooohhh!…Eso sí me encantaría… Y… te tomas la lechita…
—…Toda…
— Ooohhh!… Me estás volviendo loco… — me decía
mientras en el auricular escuchaba el chapoteo de su verga húmeda mientras se
masturbaba…
—…Y… ¿Te gusta que te den por atrás…?
—…Es que tú la tienes muy grande y me puedes partir el
alma…
—…Te lo metería despacito…con cuidado…con harto cariño
para no hacerte daño… ¿Te gustaría…? — Ahora era yo el que me estaba volviendo
loco de placer…
—Me vuelve loco pensar que estás entrando en mí,
suavecito, con ternura, mientras siento el peso de tu cuerpo sobre el mío…
—…Pablito, me tienes como un potro…
—…Y me encanta…eso me encanta… tenerte así… ahora…
aquí…
Comencé a masturbarme mientras escuchaba en el
auricular su respiración agitada y sus gemidos de placer…
—Pablito…me vas a hacer acabar… abre tu boquita para
echarte mi leche…
—Yo también me vengo… hazme sentir que estás adentro
de mí, abrázame fuerte quiero sentir tu lechazo… Ooohhh!!!... Aahhh!!!—
Largos chorros de semen me inundaron hasta el pecho,
no pensé que una conversación telefónica me iba a empalmar de tal manera,
mientras al otro lado de la línea, Eduardo gemía y me detallaba cómo su verga
echaba espeso semen que le cubrían todo el abdomen…
—Te pasaste Eduardo, me hiciste acabar sólo de
imaginar tu cuerpo desnudo…
—Pablito, me calentaste demasiado, no puedo esperar la
hora de estar contigo…Me he corrido la mejor paja pensando en tu boquita y en
tu hoyito…
—Si…pero me quedé con ganas de más…
—Pablito, te invito el fin de semana, donde tú
quieras. Juntémonos…pasemos una noche juntos…
—Este fin de semana. No hagas otros planes. Quiero
estar contigo y probar esa verga tuya…
—Va a ser toda tuya mi amor…Este fin de semana… Un
besito…cuídese…
Cortó el teléfono, mientras yo me limpié y me dispuse
a dormir. El cansancio me venció…
Al otro día, un mensaje me despertó. Era Eduardo que
me deseaba un buen día, y que no olvidara lo que habíamos conversado… Le
respondí también deseándole una buena jornada y que no me olvidaría, que
estaríamos en contacto…
El fin de semana sonó el teléfono y era el número de
Eduardo…
>>CONTINUARÁ<<
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