8/2/14

LIGANDO EN EL CENTRO COMERCIAL...

Ligando a un maduro en el Mall.


Me encontraba en el Centro Comercial, no de compras, sino que me gustaba ir a mirar a los clientes que deambulaban por el lugar, y de vez en cuando, ligar a algún hombre y conseguir su Facebook o su número telefónico. Para mí era un juego el de poner nota y calificar a los paseantes, de acuerdo a su atractivo físico.
Los apuestos vigilantes en sus ceñidos uniformes calificaban en su mayoría con nota sobre seis, algunos vendedores bastante atractivos también los calificaba con promedios sobre cinco. De los clientes, algunos eran lo bastante guapos como para calificarlos con un diez, pero al andar de la mano con sus novias les bajaba la calificación. Sentado en un escaño cerca de unos arbustos también atraía miradas, y eso que no estaba excesivamente producido, más bien normal: jeans, zapatillas, una polera blanca con un estampado y algo ajustada.
En esa labor estaba, mientras me bebía un refresco, cuando apareció un guapo hombre maduro, le calculé unos 40 años, de físico aceptable. Vestía una camisa azul y jeans, zapatos de vestir y lentes oscuros. Cabello corto y algunas canas, caminaba mientras hablaba por su móvil.
   Apariencia: un siete; físico: bastante aceptable aunque con un poco de barriga, un seis; piernas gruesas y fuertes: un nueve; rostro: atractivo, un ocho; muy buen trasero: un diez; paquete grande y bien marcado: un doce… (Podía salirme de la escala de calificación si el sujeto en cuestión lo ameritaba…); era bastante alto, merecía un diez también, ya que me han atraído siempre los hombres más altos que yo; se me quedó mirando… Ups! Viene hacia acá…
Se detuvo a unos pasos, miró como buscando a alguien, me sonrió afablemente y sin dejar de hablar por su teléfono móvil se alejó. Poco a poco mi corazón recobró el ritmo normal de sus pulsaciones… Me quedé unos minutos más allí, terminé mi bebida y me deshice del envase, me levanté y me dirigí al baño. Me refresqué el rostro y como aún era temprano decidí dar otra vuelta por la galería…
Caminé y unos locales más allá lo vi de nuevo, estaba concentradamente mirando en una vitrina. Perfil: increíble…un diez y con voto de distinción… Pasé lentamente a su lado pero no me percibió, pero unos metros más allá noté que me seguía a una distancia prudente…
Entré en un local de ropa deportiva y él entró tras de mí, me hice el desentendido y salí del lugar. Miré hacia atrás y ya no me seguía, tentado estuve en volver, pero me llamó la atención una tienda de ropa interior, para hombres y mujeres y me decidí a entrar. Me fui a la sección masculina donde había una gran variedad en bóxers, slips, sungas, sutiennes, hot pants, y algunas transparencias muy coquetas. Me entretuve unos minutos cuando de pronto, a un par de metros en la misma sección estaba el apuesto maduro, lo miré de reojo y noté que me observaba a la vez que veía unos bóxers.
Fue inevitable que nuestras miradas se cruzaran, me sonrió nuevamente mientras tomaba unos bóxers color rojo y los presentaba en su cintura mirándome como esperando un signo de aprobación…
Hice una mueca y negué con la cabeza, entonces él tomó uno de color amarillo más largo e hizo el mismo gesto, y yo repetí mí mueca de desaprobación. Con una amplia sonrisa buscó entre las prendas, esta vez una sunga color celeste, que parecía un bañador, y lo llevó nuevamente a su cintura… No pude contenerme y me sonreí divertido mientras me acercaba a él. Busqué entre los colgadores y le ofrecí un bóxer corto de color negro, con elástico ancho y buen refuerzo delantero. Los tomó y los probó nuevamente en su cintura…
—¿Te gusta este? ¿No será muy ajustado?
—No lo creo…esto es para que te de buena sujeción…— le dije mostrándole la parte delantera del bóxer.
— ¿Pero, color negro…? ¿No te gusta otro color…?
—También me gusta en blanco…— le respondí mientras le ofrecía otro del mismo modelo pero en color blanco…
—Y a ti, ¿Te agrada este? — me preguntó mientras me ofrecía una sunga color azul.
—No uso ese tipo, pero si tuviera que usar, prefiero el blanco…— le dije mientras hacía el gesto que él había hecho de llevar la prenda a la cintura…
—Te sienta bien… ¿Te ofendes si te los regalo…? para mí llevaré estos...— me dijo mostrándome los bóxers que le había escogido.
Pasó por caja y ya fuera del local me entregó en un bolsito las sungas que escogió para mí. Nos fuimos caminando y conversando. Nos presentamos, cosa que hasta el momento no habíamos hecho, y congeniamos muy bien. Me dijo que se llamaba Eduardo, tenía 45 años, trabajaba en una oficina y su hobby era la música, por lo que con algunos amigos tenía un conjunto musical. Le conté un poco de mí, que estudiaba y vivía aún con mis padres, que como tenía pocos amigos me gustaba ir de paseo al Centro Comercial. Y así pasó un buen rato. Al despedirnos intercambiamos números de teléfono, ya que no usaba Facebook, y me prometió que cuando hiciera una presentación con su grupo me iba a invitar…
Me fui a casa con mi inesperado regalo y con la satisfacción de haber conocido a un gran tipo, apuesto, caballero y muy simpático.
Dos días después, cerca de la medianoche y ya acostado en mi casa, sonó mi teléfono, miré el número y era Eduardo… mi corazón se aceleró…
— ¿…Hola…?— contesté.
—Pablito, ¿…Estabas durmiendo…?
—No, estoy acostado pero aún no duermo, con este calor es difícil conciliar el sueño… ¿Y tú, qué haces despierto…?
—Tampoco podía dormir, así es que bajé a servirme un refresco, y como me acordé de ti, te llamé… Espero no ser inoportuno…
—…Para nada. Yo también me he estado acordando de ti…
— ¿En serio?... ¿Y por qué motivo?
—Pensaba que me llamarías para invitarme…
— ¿Quieres que te invite a salir?
—Recuerda que me invitarías cuando hicieras una presentación con tu grupo…
—Por supuesto, pero eso será para la próxima semana, por el momento no ha surgido ningún evento… Y cuéntame, ¿te probaste tu regalo?
—Me lo probé, me queda bien, pero de usarlo, lo haré para una ocasión especial…
— ¿...Qué tan especial...?
—No le sé… y tú ¿te probaste tu nueva adquisición?
—Sí, son muy cómodos, tenías razón con eso de la suspensión, o sujeción, quiero ir a esa tienda y comprar otro par de los mismos, incluso ahora estoy sólo con el bóxer negro… ¿Me acompañarías…?
—…Que te acompañe ahora???
—…A la tienda, no seas mal pensado… Aunque tal vez, no estaría mala la idea…
—Me encantaría, sólo avísame y nos juntamos…
— ¿…Te parece el fin de semana…?
—Me parece perfecto… Oye, pero por qué hablas tan bajito…
—Es que arriba hay gente durmiendo y no quiero despertarlos… — y escuché mientras tomaba unos sorbos de la bebida que tenía en su mano…
—Parece que no es refresco lo que estás tomando… Me da la impresión de que no andas en buenos pasos…
—Estoy en el living, oscuro y bebiendo una cerveza… en realidad bajé para poder hablar contigo…
—Mmhhh, y porqué tan en secreto…— también bajé el tono de mi voz y mi corazón se aceleró bruscamente.
—Estoy sólo con mis bóxers negros, ¿…te dije…? Pero estoy muy tentado de quitármelos…
—Qué osado… ¿Quieres estar desnudo sentado en un sillón? — Sabía perfectamente hacia adonde iba la conversación…
—Preferiría estar en otro lugar… y acompañado…
—No sigas hablando con ese tono de voz, por que estás logrando que me sucedan cosas…
—A mi hace rato que me están sucediendo…desde que te escuché que me contestaste el teléfono…
—Guau!!! Tanto así?… En realidad logras ponerme nervioso…
— ¿Te molesta que te hable así, tan directo?
—No, en realidad no…
—Tú y yo sabemos perfectamente lo que estamos hablando, ¿verdad?, y sé que tienes tantas ganas como yo…
—Si, y te escucho hablar así y me imagino cosas…
— ¿Qué te gustaría hacer…?
—Me estoy tocando y tengo una gran erección… en este momento me estoy quitando la polera y el calzoncillo, me estoy quedando desnudo en la cama…
—Yo también me quité los bóxers, y mira como me tienes…— varios golpes se sintieron en el auricular del teléfono y pude imaginar el instrumento que los produjo: largo, grueso, erecto y duro…
— ¿…Te gusta que te besen…?— me preguntó después de un momento en que pude sentir nuevamente cómo bebía su cerveza.
—Me encanta besar, lamer, chupar…— respondí haciendo pausas entre las palabras…
— ¿…Te gusta mamarla…? A mi me vuelve loco que me den una buena mamada…
—Si estuviera contigo ahora, te estaría dando placer con mi lengua y mi boca…
—Ooohhh!…Eso sí me encantaría… Y… te tomas la lechita…
—…Toda…
— Ooohhh!… Me estás volviendo loco… — me decía mientras en el auricular escuchaba el chapoteo de su verga húmeda mientras se masturbaba…
—…Y… ¿Te gusta que te den por atrás…?
—…Es que tú la tienes muy grande y me puedes partir el alma…
—…Te lo metería despacito…con cuidado…con harto cariño para no hacerte daño… ¿Te gustaría…? — Ahora era yo el que me estaba volviendo loco de placer…
—Me vuelve loco pensar que estás entrando en mí, suavecito, con ternura, mientras siento el peso de tu cuerpo sobre el mío…
—…Pablito, me tienes como un potro…
—…Y me encanta…eso me encanta… tenerte así… ahora… aquí…
Comencé a masturbarme mientras escuchaba en el auricular su respiración agitada y sus gemidos de placer…
—Pablito…me vas a hacer acabar… abre tu boquita para echarte mi leche…
—Yo también me vengo… hazme sentir que estás adentro de mí, abrázame fuerte quiero sentir tu lechazo… Ooohhh!!!... Aahhh!!!—
Largos chorros de semen me inundaron hasta el pecho, no pensé que una conversación telefónica me iba a empalmar de tal manera, mientras al otro lado de la línea, Eduardo gemía y me detallaba cómo su verga echaba espeso semen que le cubrían todo el abdomen…
—Te pasaste Eduardo, me hiciste acabar sólo de imaginar tu cuerpo desnudo…
—Pablito, me calentaste demasiado, no puedo esperar la hora de estar contigo…Me he corrido la mejor paja pensando en tu boquita y en tu hoyito…
—Si…pero me quedé con ganas de más…
—Pablito, te invito el fin de semana, donde tú quieras. Juntémonos…pasemos una noche juntos…
—Este fin de semana. No hagas otros planes. Quiero estar contigo y probar esa verga tuya…
—Va a ser toda tuya mi amor…Este fin de semana… Un besito…cuídese…
Cortó el teléfono, mientras yo me limpié y me dispuse a dormir. El cansancio me venció…
Al otro día, un mensaje me despertó. Era Eduardo que me deseaba un buen día, y que no olvidara lo que habíamos conversado… Le respondí también deseándole una buena jornada y que no me olvidaría, que estaríamos en contacto…
El fin de semana sonó el teléfono y era el número de Eduardo…

>>CONTINUARÁ<<


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