—Necesito
que desocupes tu habitación…—
Esas
fueron las palabras que cambiaron mi vida; mi tío se venía a vivir con nosotros
pues se había peleado con su esposa, por lo cual dejaría su pueblo y se vendría
a la ciudad. Yo llevaba una vida tranquila aunque ya había tenido experiencias
sexuales antes, yo en ese entonces con 16 años, algo gordito, güero y con un
cierto atractivo, me vi obligado a dejar mi habitación para que mi tío se
hospedara ahí, obviamente molesto pues se me hacía injusto... hasta que lo vi,
he de decir que tenía años que no nos visitaba, rondaba los 40 pero vaya
cuerpo… (Bajito pero bien musculoso por el trabajo de campo, piel quemada por
el sol, manos callosas, todo un macho, sombrero y botas. Un típico hombre de
rancho).
—Hola
Roberto— me dijo
—Hola
tío Alejo— respondí
Los
días fueron pasando y yo no perdía oportunidad de verlo, a veces sin camisa,
mostrando ese pecho duro y marcado.
Conforme
la confianza aumentó hablábamos más, hasta que entramos en términos de sexo, él
orgulloso me contaba todas sus experiencias sexuales (esa fue la causa del
pleito, constantes infidelidades), cómo gozaban las mujeres con las que había
estado y yo por dentro muriendo de antojo, decidí usar mis trucos ya
aprendidos.
—Oye
tío, y si un hombre te dijera que le gusta la pija y quiere mamártela, ¿Qué
dirías?—
—Pues
si estoy re-caliente diría que si…—
—Ahh!
¿Y si fuera uno de mis primos?—
—Pues
depende si ando urgido—
Pasaba
el tiempo y yo le seguía preguntando hasta esa noche en que todos los demás
dormían y él y yo veíamos una película....
—Oye
Robert, ¿Qué crees que soñé ayer por tu culpa?—
—
¿…Qué…?—
—Soñé
que un puto venía, entraba a mi cuarto y me la mamaba, desperté como carpa de
circo por tu culpa, tanto que insinúas eso…—
—
¿A poco…? (“este es mi momento” pensé)… Oye tío, ¿te digo algo?
—…A
ver… Qué sería…
—Yo...
yo soy puto…
—
¿En serio…?
—Sí,
pero no digas nada a nadie… ¿está bien…?
—Sí,
no te preocupes… Me voy a bañar— Me dijo tomando la toalla y saliendo hacia el
baño…
Se
fue y cuando volvió le dije:
—Tío
¿Algún día te la puedo mamar…?
—Déjame
pensarlo— Me respondió con un tono serio.
Se
metió a su cuarto, yo esperé como media hora hasta que no aguanté y me metí a
su cuarto y le dije:
—No
aguanto… te la quiero mamar ahora— Le bajé el short y sorpresa, no tenía ropa
interior. Esa verga me volvió loco, no era larga, como 15 cms., pero era muy
gruesa como 7 cms. de ancho, y con abundante vello. Me la llevé a la boca y la
empecé a degustar, era lo máximo, le pasaba la lengua por toda la verga, me
sentía excitado y el gemía de placer…
—aghh…
aghh Roberto…— decía en voz baja.
Chupé
sus testículos, grandes y gordos, olía a limpio, él me tomó de la cabeza y la
metía más y más, gemía y yo me sentía de lo mejor. Subí lamí sus vellos púbicos
y él se estremecía del placer. Subí a su abdomen, lo lamía, llegué a sus
tetillas y las chupé… Él gozaba.
Volví
a bajar lentamente, él sólo gemía cuidando de no hacer mucho ruido pues mis
padres dormían a lado…
—Roberto…
Roberto— decía entre jadeos
Yo
lamia esa verga que me alucinaba
—…Me
vengo Roberto…—
Yo
mamé con más ímpetu para sacar hasta lo último
—Roberto… Roberto… aghhhhhh, mmmm… aghhh—
Yo
sentí la leche en mi boca, de un sabor agradable, me lo tomé todo y seguí
lamiendo para que ni una gota se perdiera… Él dijo: …”Gracias”…
Yo
sólo dije: “Gracias a ti”, y salí de su habitación feliz y contento a mi
habitación a descansar a gusto…
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