Deseo
cumplido.
Siempre
me atrajeron los hombres maduros, en especial un amigo de mi papá, él era alto
y delgado, no era muy velludo, le encantaba emborracharse, le gustaba fumar
cigarrillos, a veces de lo borracho se le andaban cayendo los pantalones, siempre
se le veía un buen paquete, pero no me hacía la idea de cómo fuera realmente
ese miembro viril.
Su
nombre era José, el tío Pepe para todos, un macho maduro de 38 años
aproximadamente. Por años tuve fantasías con él, tenía en ese entonces 15 años
y era muy joven e inexperto, pero sabía que mi deseo sexual era estar con un
maduro. Siempre fantaseaba que me quedaba solo con él en la casa y entonces él
me ensañaba a tocarme, a masturbarme, soñaba que él me pedía que le hiciera una
paja, pero hasta ese momento eran fantasías, fantasías que duraron 4 años.
Conforme
fui creciendo, mi deseo sexual hacia el tío maduro era cada vez más grande. Comencé
a tener otras fantasías; deseaba probar su semen, deseaba sentirlo dentro de mí,
deseaba que me besara el pecho, deseaba que me hiciera completamente suyo. Un
sábado por la noche, decidí salir con unos amigos a tomar unas copas, para ese
entonces tenía unos 19 años. La verdad es que me encantaba tomar alcohol los
fines de semana, tomaba hasta ponerme borracho. Ese sábado después de dejar a
un amigo en su casa, seguí caminando sin ningún rumbo, mientras seguía bebiendo,
fumando y escuchando música. De pronto me entraron unas ganas intensas de tener
un miembro viril en mi boca, me sentía demasiado caliente, siempre me pasaba
cuando tomaba mucho alcohol. Entonces salí en busca de algún hombre que me
pudiera calmar mis ganas, pero no encontré a nadie, entonces recordé al tío Pepe,
es soltero y vive solo, se me ocurrió llegar a su casa e inventarle una excusa
de porqué estaba ahí y enseguida salir a comprar algo de alcohol, al tío Pepe
le encanta el alcohol así que no me negaría unas copas. Me dirigí hacia su
casa, tenía miedo, pero al mismo tiempo me sentía confiado pues ya me había
tomado varias copas y me sentía bastante ebrio para atreverme a hacer las
cosas. Llegué a su casa, encendí un cigarro y bajé a tocar su puerta, tuve que
tocar varias veces porque parecía no escucharme. Varios minutos después me abre
la puerta y me dice:
—
¿Qué pasó hijo, qué hace aquí?
—
Nada tío, es que no traigo la llave de la casa y mis papas no están, llegan
hasta mañana y pues quería ver si me daba chance de quedarme aquí.
—
Si pásale.
—
Gracias tío, nada más que ando tomándome unas copas… ¿No me quiere acompañar
con unas?
—
Bueno, que para eso soy bueno, “tráitelas”
—
Voy a ir a comprar más a la tienda, ¿le traigo algo?
—
“Traime” unos cigarros rojos.
En
todo ese momento fue difícil contenerme de no mirarlo, pues sólo traía puesto
un short verde que dejaba ver como se marcaba su miembro. Caminé a la tienda y
sólo pensaba en su cuerpo y en su paquete. Al regresar a la casa del tío, toqué
y me abrió la puerta, pero esta vez traía puesta una playera sin mangas y el
mismo short. Pasamos directo a su cuarto que está enseguida de la cocina, yo fui
por los vasos y él se sentó y encendió la radio, yo serví las bebidas y
comenzamos a platicar de diversos temas: de mis papas, de mis hermanos, de mi
escuela, etc. Para ese momento yo cada
vez me sentía más ebrio.
Me
encantaba verlo sentado en la silla con esos shorts que le marcaban el paquete
de maduro que tiene, tenía sus brazos hacia arriba recargados sobre su cabeza,
su mano derecha sostenía un cigarro, y lo mejor de todo era poder ver sus axilas
de macho maduro, peludas, y mostrándolas sin ningún pudor… Me fascinaba,
imaginaba lamerlas. Así continuó la noche, hasta que obviamente llegamos al
tema del sexo, y fue ahí cuando todo se volvió interesante; el tío me comenzó a
contar sus experiencias con otras mujeres, me decía cómo les metía los dedos y
cómo las hacía gozar, yo por dentro me imaginaba que todo eso me lo hacía a mi,
y pude ver varias veces como se sobó el miembro sobre el short, eso me ponía
muy caliente y ya no me importaba si el tío me sorprendía viéndolo, ya estaba
demasiado ebrio.
Eran
las 5 de la mañana y le pregunté al tío que dónde dormiría, él me dijo que
durmiera en su cama y que él se dormiría a un lado encima de unas colchas. En
ese momento le comenté al tío que ya tenía que dormir porque me tenía que levantar
temprano para regresar a mi casa, y él se levantó y dijo que iría a cerrar las
puertas y a apagar luces. En ese momento yo tenía mucho miedo, pero también
muchas ganas de que algo pasara esa noche, sabía que era mi momento de estar
con alguien maduro, él estaba borracho y yo más que él. Yo aproveché para
quitarme los zapatos, las calcetas y los pantalones, me quedé en trusa y
playera. El cuarto en el que estábamos no tenía suficiente ventilación así que
hacia calor, pero al mismo tiempo me daba pena quedar tan expuesto a Pepe, así
que me cubrí un poco con la sábana de la cama, me acosté boca abajo, tapé mis
piernas y mis nalgas las tape hasta la mitad. Cuando escuché que venía, cerré
los ojos y paré un poco las nalgas, además mi trusa era roja, pretendía llamar
su atención y quería que entendiera que estaba a su disposición.
Escucho
que entra al cuarto y deja las llaves sobre la mesa, a un lado mío estaba una tele,
por la cual podía ver el reflejo de lo que hacía el tío; vi que dejó las llaves,
enseguida se saco la playera sin mangas, después se bajó el short y se quitó su
ropa interior, y se volvió a poner el short, después apago la luz. En el
reflejo de la tele no pude ver a detalle su miembro, pero lo que sí pude ver,
es que se quedó unos segundos mirándome antes de apagar la luz. Yo estaba
nervioso y súper excitado al mismo tiempo, si el ano lubricara estaría muy
mojado en ese momento.
Cuando
se apagó la luz, todo se quedó muy en silencio y no sabía qué hacer, así que
poco a poco me fui acercando hacia el otro lado del colchón, donde estaba el tío.
Una vez ahí, me puse en posición fetal para que me viera en trusa y al mismo
tiempo paraba las nalgas para que se le antojaran, estaba desesperado porque el
tío me tocara, así que comencé a gemir, como niña asustada, para ver si lograba
despertarlo o algo…
En
eso se acerca y me pregunta que si estoy bien, pero no le doy respuesta,
entonces el tío toca mi hombro y me vuelve a preguntar y le contesto que si,
que estoy bien, que tenía una pesadilla, y cuando me puse de espaldas él pudo
ver que tenía mi pene erecto y me dijo:
"Seguro
estas soñando que coges… o que te cogen!!!" mientras me daba una palmadita
en la nalga. En ese momento supe que ya lo tenía enganchado, pero al mismo
tiempo no supe que hacer y lo mejor que hice fue decirle que nunca había cogido,
y me dijo sorprendido que no creía eso y comenzó a contarme lo que hacía a mi
edad y de todas las veces que cogía. Yo le dije que no había tenido la
oportunidad. En ese momento yo le daba la espalda y él me hablaba cerca del
cuello, podía sentir y oler su aliento, eso me ponía mas caliente y me
enloquecía no poder tenerlo. Justo en ese momento mencionó las palabras que
tanto había querido escuchar de él:
"¿Pero
si te la jalas…?". Cuando escuché esas palabras casi podía sentir la
delicia de acercarme a él y sentir en mis nalgas ese miembro que desee por años…
Rápidamente respondí que no, me preguntó por qué y le dije que sentía raro…
Me
preguntó que cómo sentía y le respondí como si fuera un niño, le dije que
sentía que me orinaba, entonces me dijo:
"¿Nunca
te has sacado la leche?" le dije no, me respondió:
"No
te creo, no te pasa nada, cuando sientes eso es porque te va salir la leche".
En eso volteé un poco hacia atrás y vi que con una mano se tocaba el miembro,
para ese momento ya no podía resistirme más y acerqué mis nalgas a su miembro y
con voz de puta le dije que si me ensañaba como tocarme, y me respondió con voz
de borracho:
"Eres
bien puto verdad jotillo… ya lo había notado antes", seguí pegado a él y
le respondí que me pidiera lo que quisiera, que nadie sabría de esto, y él me
respondió:
"¿Entonces
que quieres putita, que te enseñe a coger o que te coja?", en ese momento
entre en mi papel de puta sumisa y le dije que me cogiera y me tratara como
puta, y me respondió: " eres bien puta hijo".
En
ese momento su mano grande estaba entre mis dos piernas y sus labios estaban en
mi cuello, le dije que me tocara como toca a las mujeres. Me bajó la trusa un
poco para que mis nalgas estuvieran descubiertas y me dijo:
"Tápate
la verga porque no te la quiero ver, quiero que seas una puta de verdad". Entonces
sólo descubro mis nalgas y con sus dedos comenzó a masajearme mi ano, me dijo:
"Así
les sobo la “puchita” a las putas como tú y se mojan luego luego". Y yo le
respondía con frases con tono de puta:"…si papi enséñame". Así estuve
un rato retorciéndome como una puta en celo, sintiendo su miembro erecto. Por
fin llegó el momento que más deseaba, me volteé para quedar de frente a él y
comencé a lamer su pecho, enseguida me senté encima de su abdomen y agarré sus
brazos por las muñecas y los puse hacia arriba contra el colchón y comencé a
lamerle las axilas, me dijo:
"...Eres
bien puta cabrón… síguele que me esta gustando, putita". Cada vez que me
decía puta yo me ponía mas caliente, así que luego seguí besando y lamiendo sus
tetillas y comencé a bajar; agarré su miembro, por fin lo tenía en mis manos,
era de esos grandes y cabezones, con dos testículos grandes con vello púbico
largo, y aún con todo ese vello largo, su verga seguía siendo inmensa y bien
erecta hacia arriba. Enseguida la metí a mi boca; mi primera verga, enorme, me
excitaba la situación de saber que era el tío Pepe… "así putita, chúpala
más… ", me decía mientras le lamia la verga.
Así
me tuvo sometido largo tiempo; le lamí las bolas y pretendía lamerle un poco el
culo para convencerlo de que se sentía bien y tal vez me lo hiciera, pero no me
dejó lamerle el culo, me dijo que él no era puto. Entonces seguí lamiendo su
miembro, su olor era delicioso, me detuvo y me dijo que tenía que orinar y se
levanto para ir al baño. Enseguida fui tras de él, deseaba verlo orinar… Él
estaba parado frente al inodoro y se sostenía con un brazo en la pared, y con
la otra agarró su miembro. Yo llegué por un lado y me dijo:
"¿...Qué
quieres...?", le respondí que me calentaba ver orinar a los hombres, y sólo
me respondió que era bien puto y que me fuera. Entonces caminé a la cama me
acosté. Me puse el pene y los testículos entre las piernas hacia atrás, me los
escondí y me acomodé la trusa para que quedara pequeña y pareciera como una tanga
mujer, además me acomodé con mis piernas muy juntas para que se viera que no
tenía pene sino una “puchita” como él dice.
A
su regreso, con la poca luz que entraba al cuarto me dijo:
"Eres
una putita delgadita con tetas...". Yo me estaba tapando el pecho con mis brazos,
se acercó a mí y puso su mano en mi pubis y me dijo:
"...Qué
rica puchita...", y la empezó a sobar como si tocara un clítoris, y yo
gemía como putita y con mi mano agarré su miembro y lo sobé. Yo estaba boca
arriba y él a un lado de mí, y uno de sus brazos estaba hacia arriba y podía
oler su axila y casi lamerla.
Después
me pidió que le chupara la verga y pude saborear los restos de su orina
deliciosa… Así me tuvo un largo tiempo, después me dijo que me pusiera “en
cuatro”, lo hice y paré mi culo. Él empezó a escupirme en el culo y esto para
mí era el equivalente a una lamida, y entonces me dijo:
"Métete
los dedos", él estaba atrás de mí y pude ver como se jalaba el miembro,
entonces toqué con los dedos la saliva de mi culo y enseguida la probé, comencé
a lamer mis dedos con su saliva y me encantó, era el equivalente a un beso. Chupé
más mis dedos y me metí uno en mi culo y mi tío me decía:
"Mételo
y sácalo…". Y así estuve metiéndolo y sacándolo hasta que se acercó, quitó
mi mano y me dijo:
"Ponte
de lado y levanta una pierna, córrele puta...". Lo hice rápido y enseguida
el tío puso la punta de su verga en mi culo, la metió un poco y me pregunto:
"¿Te
gusta putita?", le contesté con voz femenina que si.
—...Viólame
papi, viólame..."— le dije.
Comenzó
despacio, pero enseguida la metió toda de golpe y comencé a gritar más fuerte,
y me pregunto:
"¿Por
qué gritas?", le contesté que porque me dolía, que la tenía muy grande, se
lo decía con voz de puta. Aunque sí me dolía, lo disfrutaba. Me dijo:
"Tú
pediste que te violara, así que cállese...". Me la siguió metiendo y
comenzó a acariciar mis tetillas, y la verdad es que yo tenía abultado el pecho
y a él le encantaba. Estiré mi brazo para alcanzar un cigarro, lo encendí y el
placer era infinito. El tío me pedía unas fumadas mientras me lo metía, después
me puso en cuatro y me la metió de un golpe. Después se sentó a la orilla del
colchón y me dijo que me sentara dándole la espalda. Me senté y me ordenó que
subiera y bajara... Comencé a agarrar ritmo, el tío Pepe me mordisqueaba el
cuello y me agarraba mis tetas, y entonces escuché los gemidos de su boca con
aliento a alcohol y me calmé un poco.
Me
pidió que me recargara en su pecho y me cargó encima de él mientras se subió
por el colchón para acostarse bien. Era delicioso sentir su verga erecta
adentro, él me podía mover fácilmente pues no era tan pesado y él era mucho más
alto que yo. Me pidió que me parara y se la chupara, me paré y se la comencé a
chupar. Enseguida me pidió que me sentara encima de nuevo, me senté y comencé a
cabalgar, en ese momento me sentía como una puta cogida por un macho, me encantaba
estar montado en su verga, mientras él me masacraba mis tetas. Yo me apoyaba en
su abdomen para subir y bajar, en ese momento el tío encendió otro cigarro, y
comenzamos a fumar mientras me cogía.
Le
pregunté que si ya quería venirse y me dijo:
“Ya
te eché la leche una vez, voy por la segunda...”. Eso me hizo sentir y pensar
que estaba realmente con un macho, un macho de verga grande y que además tiene
muchas ganas. Estuve montando un buen rato, él me daba nalgadas, no me resistí
y le planté un beso, al principio se dejó llevar pero luego me quitó y me dijo
que besos no. Yo tenía mi pene muy erecto y me dijo:
"Ya...te
los voy a echar..." y gimió fuerte, rudo, como hombre, y yo grité como
toda una puta. Cuando terminó, enseguida me levanté y me puse la trusa para que
todo el semen cayera allí, fui al baño y me jalé hasta que me corrí, mientras
sentía como escurría el semen del tío en mi trusa. Cuando terminé, miré mi
trusa y tenía una enorme mancha de semen del tío, me dejé la trusa puesta, me
lavé las manos y salí a vestirme. El tío se quedó acostado, parecía dormido. Me
terminé de vestir, agarré mis cosas y me fui. Ahora guardo la trusa con su
mancha de semen, y cuando me pongo caliente, tomo la trusa y comienzo a olerla,
me la comienzo a pasar por todo mi cuerpo, para poder recordar mi primera vez
con un maduro, con el tío... Y así fue como pasó mi primera vez.
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