5/2/14

EL REENCUENTRO CON JOSÉ

El reencuentro con José…



Hola, soy un hombre de 40 años pero con apariencia de 30, de mediana estatura, moreno de piel, cabello negro, y complexión atlética. Entreno a diario 2-3 horas y soy atleta de competición por hobbie. Cuido mucho mi físico y voy depilado totalmente.
Sexualmente, soy gay, aunque he sido heterosexual hasta hace 5 años, en el que descubrí que mi orientación sexual era realmente la homosexual, y concretamente, los que me atraen son los chicos de entre 18-25 años.
Físicamente los chicos que me gustan son de complexión delgada, sin más, aunque si están definidos mucho mejor, pero con estar simplemente delgados es suficiente. Me gustan sin vello, depilados, y si tienen unos gemelos marcados...uffff… Esa es la parte del cuerpo de un chico que más me pone…”los gemelos”…
Mi rol sexual es activo 100%. Me gusta dominar, sin forzar, pero llevar las riendas. Siempre haciendo disfrutar a la persona que esté conmigo. Me gusta verle su cara de placer, oír sus gemidos, notar cómo le gusta lo que le hago… si no percibo eso… no disfruto. Nunca hago nada que no le guste al chico con el que estoy. Me encanta que me coman la polla bien, comerles el culito hasta dejárselo bien dilatadito y preparado para finalmente darles una buena follada en las posiciones que más prefieran. Lo que no me gusta es hacerle sexo oral... Me gusta pajearles, pero nada más.
Pues bien, os voy a contar una historia real que me ha sucedido recientemente:
Yo veraneo en Murcia, en el mar menor, y estando allí este verano me llegó un WhatsApp de un número que no conocía y que decía: «Hola, veo que estás en Murcia, si quieres podemos quedar…». En ese momento, me di cuenta que en mi estado había puesto (EN MURCIA) y por eso él sabía que estaba allí…pero yo no le identificaba…así que le contesté aludiendo que había cambiado de móvil y que su número no lo reconocía…que me perdonara pero que no sabía quién era (pero realmente…tenía una curiosidad tremenda).
No tardó en responder dándome detalles de quién era: «Soy José, estuvimos hablando por Messenger hace unos años porque nos conocimos a través de una página de contactos, pero nunca llegamos a quedar. Sé que tú vienes por Murcia sólo en verano y ahora al ver que estás me han dado ganas de intentar conocernos. Yo en aquella época tenía 17 años y a ti te cortaba mi edad…así que ahora que tengo 19 para 20…lo mismo te apetece que nos conozcamos…jeje.»
Enseguida recordé quién era: un chico delgado, fibroso, sin vello, muy guapo (como todos los murcianos…) y que había visto por webcam varias veces e ¡¡Incluso nos habíamos pajeado viéndonos!! Pffff…era una provocación verle…
La verdad, es que había ido con unos amigos a pasar unos días y no había planeado quedar con nadie allí…pero cada vez…me estaba dando más morbo la idea de quedar con él.
Al día siguiente, después de mucho pensarlo, le mandé un Whatsapp diciéndole que sí, que me apetecía verle, que dónde le parecía bien quedar, a lo que me contestó que podría venir en su coche al lugar que a mí me viniera bien. Entonces, le dije de quedar en el paseo marítimo, que a mí no me quedaba muy lejos. Quedamos a las 8 de la tarde. A mis amigos les dije que había quedado con un antiguo amigo que hacía tiempo que no veía y que volvería pronto.
A las 8 estaba puntual en el lugar de la cita. Muy nervioso, porque no sabía si en esos 2 años el chico había cambiado físicamente mucho como para no gustarme. Tampoco sabía exactamente cuál iba a ser el desenlace de la cita, si vernos y charlar sin más o…desembocar en un polvo salvaje…
Yo por si “las moscas” fui preparado, tanto en aseo (recién duchado, afeitado, perfumado…) como con condones y dinero.
No tardó en llegar José, un chico alto (más alto de lo que yo le había conocido), muy definido, guapo y vestía unas bermudas muy bonitas que dejaban ver sus preciosas piernas depiladas y con prominentes gemelos…que enseguida…hicieron que mi polla empezara a reaccionar…¡¡¡Estaba buenísimo!!!
Nos saludamos, y…por las miradas…nos lo dijimos todo…”los dos estábamos embobados de lo que teníamos delante”.
Nos sentamos en la terraza de un bar que había al lado y estuvimos hablando un rato, hasta que ya no pude más y fui directo al grano:
—«José, si quieres…podemos ir a otro lado en el que estemos con más intimidad», a lo que él contestó: «…Por supuesto, estoy deseando».
Nos metimos en su coche y nos dirigimos a un hotel que yo le dije que estaba cerca. Ya montados en el coche noté cómo su polla reventaba el pantalón y él notó cómo a la mía le pasaba exactamente lo mismo. No se pudo contener y empezó a tocármela por encima del pantalón y así fue durante todo el trayecto hasta el hotel…yo estaba deseando llegar, desnudarle y hacerle mío…
Nada más entrar a la habitación, cerré la puerta y me abalancé sobre él, a besarle bestialmente esos labios carnosos y bien definidos. Me comí su lengua durante un largo rato mientras magreaba mi polla contra la suya y le agarraba el culo con las dos manos…ummmh… qué culazo tenía José…duro como una piedra y me lo imaginaba bien redondito y respingón…
Notaba su aliento acelerado, el sabor de su saliva, el calor de su cuerpo y el olor que desprendía a limpio, a perfume y jabón…me estaba encantando.
Poco a poco, fuimos acercándonos a la cama, sin soltarnos, bien abrazados, sin parar de besarnos y acariciarnos por todo el cuerpo. Le tumbé y empecé a desnudarle. Por cada prenda que le quitaba más empalmado me ponía, porque iba descubriendo un cuerpo perfecto. Él también me desnudaba, y no pudo resistir la tentación de empezar a morderme sobre el bóxer la polla, que se marcaba perfectamente y que además tenía una inmensa mancha de líquido pre-seminal de la excitación que me estaba produciendo. Lamió la mancha, y mordió el bóxer, hasta que poco a poco sacó completamente mi polla, la cual estaba empapada del líquido cristalino, y al apretarla con sus manos dejó caer un goterón enorme sobre mi abdomen que con su lengua recogió. Uff!!!…me estaba poniendo a mil…
Me empezó a chupar con deleite la polla, oliéndola, saboreándola, y poco a poco fue aumentando el ritmo de la mamada hasta hacerme casi correr de gusto. En ese momento, le separé de mí y lo puse a 4 patas, con el culo en pompa. Me puse tras de él y pude contemplar ese precioso culazo que tenía: ¡¡¡Madre mía!!! Era un culo de película porno, con los glúteos marcadísimos, sin nada de vello y duros como piedras. Le di unos palmaditas y con las dos manos abrí sus nalgas para ver su ano…mmmmm…qué deleite, sin nada de vello, rojito y con una línea en su periné muy bien dibujada hasta sus huevos, que también estaban depilados. No pude contenerme y me lancé a comerle el culo…
ummm…¡¡¡qué sabor rico!!! A limpio, aunque su olor característico estaba perfectamente disimulado con el olor de su perfume y gel usado. Mientras más fuerte le lamía el ano…más gemía de placer…y eso…más bruto me ponía…así que, empecé a masturbarle la polla con una mano mientras que con la otra le pellizcaba un pezón y con la lengua le comía el culo…quería que me notara en todos sus puntos erógenos…y pronto empecé a notar su resultado: su polla empezó a segregar gran cantidad de líquido pre-eyaculatorio hasta el punto de que mi mano resbalaba al masturbarle como si me hubiera llenado la mano de aceite. Era algo impresionante. Yo a su vez, tenía mi polla babeando sin parar desde el principio.


Pasado un buen rato de gozar de ese culazo, ya bien dilatadito por tanto lengüetazo, me puse un condón y se la metí de una embestida. Entró sin ninguna resistencia, y en ese momento, su polla segregó un gran goterón de líquido cristalino y espeso y que dejó un hilo colgando desde su pene hasta la cama. Gemía sin parar. Empecé a penetrarle en la misma posición que le había comido el culo, a 4 patas. Estuve bombeándole durante un rato y cada vez aumentaba más el ritmo. Pasado un rato, le podía sacar por completo la polla del culo y volvérsela a meter entera de golpe sin notar él dolor ninguno, porque estaba tan dilatado que podría tener dos pollas metidas al mismo tiempo... Le follé con fuerza mientras agarraba sus nalgas duras y firmes y las abría en cada embestida. Le daba palmaditas y le mordía el lóbulo de una oreja…estaba gozando como nunca…
Al poco, cambiamos de posición, quería verle la cara. Le puse boca arriba, tumbado él sobre la cama y yo encima. Le abrí las piernas, las puse sobre mis hombros y se la volví a meter hasta el fondo. Su polla estaba tiesa como una estaca, sus testículos duros, y nuestros cuerpos empezaban a sudar. Notaba sus gemelos sobre mis hombros…sus músculos, su dureza…y eso me ponía más bruto todavía…con lo que empecé a follarle como nunca lo había hecho…La cama se movía como si hubiera un terremoto. No podía parar de follarle como un potro, veía en su cara que estaba muerto de placer. Me tuvo que parar porque se corría sin ni siquiera tocarse. Estaba siendo el polvo que mejor habíamos echado por ambas partes en mucho tiempo.
Volvimos a cambiar de postura, en esta ocasión, me tumbé yo boca arriba y él sobre mí, para que en esta ocasión fuera él quien se comiera mi polla a su gusto. Me encanta ver a los chicos cómo rebotan sobre mí mientras se clavan mi polla en el culo. Observo su vientre, sus abdominales, sus pezones, su torso marcado por el sudor, su cara de vicio, sus brazos con las venas marcadas….mmmm…y su polla escurriendo sobre mi vientre, segregando gran cantidad de líquido pre-seminal…¡¡¡Es una imagen que me pone loquísimo!!!. Me gusta dejar que se follen mi polla durante un rato, pero luego, quiero ser yo el que tome las riendas de nuevo y agarrar con las dos manos sus glúteos, darles cachetes un poco más sonoros, pero sin dolor, y empezar a bombearles pollazos a toda velocidad.
Los dos estábamos tan excitadísimos que mientras yo le follaba con toda la fuerza que podía, él empezó a contraerse, a estrechar su esfínter anal hasta el punto de que casi no podía ni bombearle y empezó a lanzar chorros de semen sobre mi pecho, cuello, cara y cabecero de la cama ¡¡Sin ni siquiera tocarse la polla!! Lanzó como 5-6 chorros potentes de lefa espesa, que dejaba un cuajerón enorme donde caía, como si fuera aceite emulsionado, pero blanquecino y su olor característico como a lejía diluida. En cuanto dejó de correrse él, noté que su ano dejó de contraerse y pude volver a follarle a toda pastilla otra vez, para que en esta ocasión fuera yo el que se corriera. Lo hice dentro de su culo, con el condón puesto, pero fue tan bestial la corrida que él notó las contracciones de mi polla dentro de su culo.
Finalmente, nos fundimos en un largo beso y un abrazo inseparable. Estuvimos así durante un largo rato, en el que nos quedamos medio dormidos. Nos dimos una ducha y nos fuimos.
Me dejó cerca de mi casa y él siguió en su coche. Al despedirnos, ambos notamos que no sería la única vez que nos encontraríamos...







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