Mi primera vez
Esta historia es verídica y a pesar de
tener cuarenta años nunca se la conté a nadie, hace unos 25 años atrás mi
familia vivía en Buenos Aires, y yo me encontraba disfrutando de mis primeros
dos días de vacaciones de verano, cuando a las 9 de la mañana tocan el timbre,
corriendo la cortina del zaguán se encontraba de pie junto a la puerta un
soldado, y desobedeciendo el consejo de mis padres, abro la puerta. Me preguntó
por una dirección que no conocía, me parecía simpático así que nos pusimos a
conversar en el zaguán, de donde era y que hacia aquí. Yo, por mi parte le
conté de mis padres y que había pasado de grado. Estábamos en esa charla cuando
me dijo con voz de asombro que grandes sos para tu edad, agradecí el cumplido
con una sonrisa.
Fue entonces que sujetándome de la cintura
me levantó como una muñeca y me sentó en su entrepierna.
Que haces…dije asombrado
Nada, respondió mientras movía lentamente
su cintura de atrás hacia adelante, haciéndome sentir algo duro se ubicaba entre mis nalgas.
Qué es esa cosa dura? Pregunte asombrado.
Es mi amiguito, quieres conocerlo?
Respondió, levantándome en sus brazos para llevarme adentro.
Lentamente, me sentó en el sofá y parado
frente a mi; y sujetándome la mano la metió entre su pantalón.
Mi mano, guiada por la suya, se deslizó por
una maraña de bellos hasta llega a su tibio y latente amigo.
Yo palpaba más que sorprendido.
Es mi amigo míralo, dijo mientras se bajaba
los pantalones. Dejando libre a un glande de color rosa seguido de un grueso y
nervoso tronco.
Sin decir nada su rosada cabeza se acerco a
mis labios, mientas decía abrí la boca.
Obedecí en silencio y mis pequeños labios
se abrieron para dejar paso a su duro miembro que entraba y salía de mi boca,
dejándome sentir su dulce sabor.
Sus manos sujetándome por la cabeza
marcaban rítmicamente las suaves estocadas.
Ahh, así, así, decía entre suspiros y
gemidos. Fue entonces que su dura cabeza explotó dentro de mí llenándome la
boca de un líquido caliente de un fuerte sabor.
Puaj, qué feo, dije mientras me limpiaba su
semen que se deslizaba por las comisuras de mis labios, manchándome ropa.
Te manchaste, ven vamos a cambiarte, dijo a
la vez que me sacaba la remera y los pantalones cortos dejando mi cuerpo al
desnudo.
Ven, vamos, dijo y tomándome de la mano me
llevó a mi pieza, donde nos sentamos en la cama.
Suavemente sus tibias manos comenzaron a
recorrer cada centímetro de mi cuerpo, dejándome sentir una extraña sensación.
A qué hora vienen tus padres, preguntó sin
dejar de jugar con mis tetillas.
Mi padre esta en el norte, y mi madre no
viene hasta las 6 o 7 de la tarde respondí, entre cosquillas.
Con un intenso beso, sus labios callaron
mis palabras mientras me acostaba en la cama.
Su lengua lentamente fue deslizándose por
mi cuerpo hasta llegar a mi ombligo donde comenzó a jugar furiosamente.
Ay, me haces cosquillas dije entre risitas
y temor, mientras posaba mis piernas sobres sus hombros.
Sin apuro sus labios recorrieron mi ingle
hasta llegar a mi pequeño y lampiño sexo que desapareció dentro de su boca.
Ay, ayy, me haces cosquillas repetía entre
gemidos, con cada succión.
Sus dedos lubricados con su saliva, se
fueron abriendo paso por mi estrecho agujerito, primero uno, luego dos y tres,
donde entraban y salían suavemente al ritmo de cada libación de sus labios
sobre mi sexo.
Una extraña sensación comenzó a invadir mi
cuerpo que se estremecía de placer.
Ay ay, ahh, ahhh, repetía entre suspiros e
inconsciencia.
Suavemente me dio vuelta hasta ponerme en
cuatro patas donde, mis manos guiadas por las suyas abrieron mis nalgas dejando
al descubierto mi apretado ano, que rápidamente fue abordado con movimientos de
su húmeda lengua, mientras dos de sus dedos salían y entraban rápidamente,
provocándome un placer aún más intenso.
Luego de unos minutos, si bien aún entre
las nubes, sentí como sus fuertes manos, me trajeron al borde de la cama donde
me sujetaron firmemente por la cintura.
Levanté la cabeza, que se encontraba sobre
la cama, vi por primera vez su cuerpo desnudo donde se erguía un grueso miembro
que se posó sobre mi colita.
Que haces? dije con curiosidad.
Te lo voy a meter dijo en tono morboso.
No, noo es muy grande, dije mientras que de
una sola estocada su miembro de 22 cm de largo por 6 de ancho (en otra ocasión
lo medimos) se introdujo en mi agujerito desgarrándolo.
Ahhh, ayyyy me duele me dueeleee, decía
entre lagrimas y gritos de dolor.
Ya, flojito, ya entro la cabeza, respondió
con voz suave.
Ahh, duele sácalo, sácalo por favor,
suplicaba una y otra vez.
Sin hacer caso a mis suplicas su miembro
comenzó a deslizarse por dentro de mi ser.
Ayyy, duele…duele, repetía entre lágrimas.
Mientras sus estocadas introducían más y más su enorme pija.
Ya, ya entró un buen pedazo, me voy a
quedar quietito, dijo mientras sus manos recorrían mi espalda.
Te duele pregunto dulcemente luego de unos
minutos.
Sii, sii respondí limpiándome las lagrimas.
Luego de unos minutos pregunto nuevamente,
te duele?. Ya no tanto respondí.
Bien, bien… me dijo, mientras despacio, muy
despacio su miembro se retiraba de mí.
Con una crema que tomo de la mesa de luz, y
con mucha delicadeza lubricó nuevamente mi agujerito por dentro y por fuera.
Sus manos nuevamente en mi cintura me predijeron lo que otra vez sucedería.
No, noo me va a doleeeer intente decir, mientras
de una estocada su enorme pija se introducía otra vez. Pero esta vez
arrancándome un gemido de placer.
Ayy, ay, gemía con cada una de sus
estocadas.
Te duele? preguntó dulcemente.
No, ayy, ya noooo dije entre suspiros.
Quieres que lo saque o lo meta? Decía
lentamente
Noooo, metelooo, metelooo respondí.
Te gusta así? Preguntó mientras una combinación
de estocadas lentas y rápidas me arrancaban más y más gemidos de placer.
Siii, asiiii, meee gusssstaaa dije casi a
gritos. Mientras sentía como su enorme pija estallaba dentro de mí llenándome
de su tibia leche mi ya desvirgado agujerito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tu comentario.
Este será publicado de inmediato.
Sigue comentando y disfrutando de las Entradas de SECRETOS & FANTASIAS.