Hola,
esto que les voy a contar me sucedió hace unos meses, tengo 24 años, soy un
chico alto, de 1.80m y 75 kg de peso, no tengo un cuerpo de modelo, pero estoy
algo marcado y puedo presumir que mi trasero es lo más sexi que tengo.
Trabajo
en una tienda de artículos deportivos, soy vendedor. Un día estaba en el
trabajo, no recuerdo que hacía, cuando se acerca a mí alguien, no me había
percatado de quien era, y me dice: Hola, podrías ayudarme, ¡Claro!, respondí,
dígame que necesita usted, cuando levante la vista encontré a un hombre de unos
30 años, con un cuerpo divino, llevaba una playera negra súper pegadita y se le
marcaba su bien trabajado cuerpo, unos pectorales hermosos, un pantalón blanco,
también muy pegado y se le notaba su enorme bulto y lo mejor un trasero divino
y enorme, es el trasero más grande que he visto en mi vida. Aquel hombre
parecía salido del más ardiente video porno.
Bueno
quería comprar unos pants y me pidió que lo ayudará y como no ayudarlo si era
todo un adonis, cuando fue a probarse la ropa no pude evitar acompañarlo y ver
de reojo a eso hombre tan perfecto.
Yo
estaba sumamente excitado tan sólo de ver a eso gran macho. Compró un par de
pants y unos shorts, cobre y le di su nota, no lo podía dejar ir así, entonces
en un pequeño papel anoté mi número de teléfono y se lo di.
Pasaron
más de dos semanas y yo estaba tan arrepentido de haberle dado mi número a un
desconocido, hasta que un jueves por la mañana sonó mi teléfono celular,
contesté y una voz súper sexi me dijo: Hola, mira no sé si te acuerdes de mi,
soy el chico que compró algo de ropa hace unas semanas en donde trabajas. De
inmediato vino a mi mente su imagen en el probador, yo sólo dije que sí lo
recordaba, él me dijo que si nos podíamos ver, obvio accedí y concretamos una
cita para la siguiente noche.
Llegó
el viernes y fue por mí al trabajo salimos a tomar un café y me llevó a mi
casa, en el camino yo iba maquinando la idea de invitarlo a pasar, cuando se lo
dije él sólo sonrió y me dijo: No, gracias, sé que si subo no saldré hasta
mañana y dormiremos juntos, no quiero que esto pase tan rápido, no pude evitar
molestarme, le tendí la mano para despedirme él la apretó con fuerza y me jaló
hacia él y me besó. Fue el mejor beso de mi vida, el sabor de sus labios de
hombre sexi y sentirlo tan cerca fue la gloria. Bajé del auto y él se fue.
Esa
noche casi no dormí, pensando en él. Al día siguiente un mensaje de texto me
despertó decía así: Hola, perdón por no quedarme anoche, pero de verdad me
interesas y quiero algo serio contigo. Un beso. Armando.
Lo
llamé no podía hacer otra cosa. Salimos otras 6 ó 7 veces más. Fue en la última
cita donde él me llevo a su apartamento.
Al
entrar un hermoso lugar nos esperaba, rosas, velas, una luz tenue, una botella
de vino, era mi sueño hecho realidad, era como siempre había querido perder mi
virginidad, porque sí a mis 24 años aun era virgen. Sirvió vino en un par de
copas, charlamos un rato y me besó, no sé cómo llegamos a su alcoba, comencé a
abrirle la camisa y al fin pude ver ese cuerpo tan maravilloso, le besé el
cuello, al parecer era lo que más le excitaba, me besó, me quito la camisa y yo
desabroche su pantalón, él hizo lo mismo conmigo, quedamos en bóxer, el tenía
unos blancos muy pegados y podía notar ese tremendo trozo de carne, su trasero
ah como amo su trasero, él me bajo mi pequeño bóxer y acaricio mi pene yo sólo
lo besaba y comencé a poner en práctica lo que había visto en los videos porno,
baje por su cuello, bese sus pectorales, lamí su torso tan delicioso, y llegué
a su pene, unos 20 ó 22 cm, grande, ancho y riquísimo, no pude evitar metérmelo
a la boca, era el sabor más rico que había probado, él gemía como un loco, sólo
dijo: Fernando, soy tuyo.
Le
hice una mamada de unos 30 minutos, la chupaba, lamía su glande, y él me la
empujo toda dentro, casi vomito, me llegó hasta la garganta. La saque y él me
tiro a la cama me lamio tan rico que casi que vengo sin tocarme, chupó mi pene
y lo lamió, no lo hizo por mucho tiempo me volteó y comenzó a lamer mi estrecho
ano, lo hizo tan bien que sentí como me iba dilatando, metía su lengua, la
sentía adentro, su aliento en mi ano fue majestuoso, me dijo al odio, te amo,
yo sentí tan lindo que sólo dije, yo también te amo, me abrazó y me dijo puedo
hacerte mío, cómo negarme ante su caballerosidad y su talento para excitarme,
sólo asentí con la cabeza.
Él
me puso frente a frente con él, subió mis piernas en sus hombros y con la
cabeza de su pene comenzó a abrir mi ano.
Tenía
mucho miedo, era virgen y muy estrecho, le costó mucho trabajo comenzar a
penetrarme, yo sentí tanto dolor cuando entró, comenzó a meterla y sacarla poco
a poco, era tan delicado, se dio cuenta de que era mi primera vez y lo hizo
mucho más sensible, me besaba a cada momento y yo acariciaba su pecho, me miro
con esos ojos verdes tan bellos que tiene y me dijo: te quiero, me besó y yo no
pude soltar unas lágrimas de tanto dolor y de lo bello que era ese momento.
Paso
más de media hora y me dijo ahora sí voy a terminar que hago, sólo lo besé y le
dije soy tuyo y puedes hacerlo dentro, sentí como me llenó de su leche fue lo
más rico. Sacó su pene y me besó nos quedamos abrazados y me dijo: ¿Por qué no
me dijiste que eras virgen? Mira creo que te he lastimado, vi la sabana y
estaba manchada con un poco de sangre. Sólo le dije que no me dolía que seguro
había sido una leve lesión, me besó y me pidió perdón de nuevo, me cargo, con
sus enormes brazos y me llevó al baño me aseó y de nuevo me hizo suyo.
Fue
lo mejor de mi vida, hoy somos novios, y es el mejor hombre.
Enviado desde Perú
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