Enviado desde México.
Soy supervisor de producción en una empresa
y parte de mi trabajo es también dar una chequeada a planta los feriados. Esto
sucedió hace años. Un sábado vi a Tadeo, el vigilante nocturno, cojeando y al
preguntarle qué le había pasado me dijo que lo habían fauleado jugando con los
muchachos en el partido de fulbito que tuvieron al terminar la jornada el día
anterior. Hice comprar unas pastillas y un gel para golpes y se lo hice
alcanzar con las indicaciones. Al día siguiente, domingo, luego de terminar mi
rutina de trabajo me acerqué a la habitación de Tadeo para ver como seguía. Me
dijo que algo mejor pero aún no del todo bien, le pregunté si el gel le había
hecho efecto y me dijo que no se lo había aplicado pues la zona que le dolía
era la espalda y le era difícil, le dije que yo le aplicaría pues ese gel era
muy bueno. Ingresé a su habitación, estaba muy limpia y ordenada, y él parecía
que recién salía de la ducha pues el olor a jabón brotó de su cuerpo cuando se
sacó el polo. Tadeo era un norteño de 35 años, más o menos de 1.65mt, trigueño,
musculado y muy serio de rostro y responsable en su trabajo. Yo descubrí la
experiencia homo a los 40, hace 15 años, y me pareció mucho más intenso y
excitante penetrar a un hombre que a una mujer. Tengo mis experiencias de ese
tipo pero lo llevo muy en reserva y nunca me metí con gente del trabajo. Bueno,
continúo: Tadeo se echó sobre su cama y aprecie su espalda ancha y fuerte y
vellos en la zona del coxis… empecé a masajearlo con el gel en silencio, la
verdad yo estaba disfrutando con esa piel bajo mis manos pero no quería
excitarme ni delatarme, pero de pronto Tadeo gimió bajito…yo continué normal y
el seguía gimiendo bajito.
De repente para mi sorpresa se bajo el buzo y dejó
expuesto su culo poderoso, fuerte, velludo y me dijo que por favor le masajeara
todo que le dolía toda la parte de atrás desde la nuca hasta abajo. —ok le
dije— y mis manos bajaron a sus nalgas y las masajeé con ganas…el tipo era
delicioso, y gimió otra vez, era delicioso acariciarlo, sentir su carne, sus
vellos, y, como quien no quiere la cosa dirigí mis pulgares a su anito…gimió y
abrió las piernas, uffffff!, su ano peludito quedó expuesto a mi vista, y allí
si que ya no podía disimular mi excitación. Sentí mi pene engordar bajo mi
bragueta y mi mente deseaba a Tadeo. Sin disimular nada ya, mi pulgar dedeó su
ano y él abrió aún mas las piernas: mayor invitación yo no podía tener y
apresurado me bajé el pantalón y me encimé sobre él, mis bolas ahora sentían la
tibieza de sus nalgas; mi verga erecta babeaba de gusto a su contacto.
Suavemente dirigí mi cabezón a su orificio y otro gemido fuerte emitió Tadeo…sé
como es esto y yo sabía que él lo disfrutaba. Suavemente empecé a penetrarlo,
pues mi pene es grueso. Su ano era el
cielo… seguí suave, suave, hasta que mis pendejos rozaron sus nalgas… me quedé
quieto…despacio lo agarre de la cintura y lentamente lo fui incorporando hasta
ponerlo en cuatro casi al borde de la cama. Me paré sobre el suelo y siguiendo
así pegados le dije que él se moviera, que él se penetrara…yo no quería darle
dolor y él entendió muy bien pues inició un delicioso mete y saca que me hacía
desesperar…él gemía. De verdad tener a este macho norteño retorciéndose de
placer con mi verga abrazada por su ano era un placer indescriptible para mi: le
besé la nuca y dirigí mi mano a su verga; estaba dura, caliente, y lo empecé a
masturbar muy despacio…él giró su rostro hacia mí y me dijo que lo bese, lo
hice y eso nos excitó mas aún. Su verga babeaba mi mano, mi verga latía en su
ano… con mi otra mano acariciaba todo lo que podía de ese cuerpo. De repente me
percaté de un espejo en la pared que reflejaba el rostro excitado de Tadeo y mi
cuerpo fuerte y de piel clara poseyéndolo… de pronto su verga latió y chorros
fuertes de leche mojaron mi mano…ese fue el detonante para que su ano también
latiera y sintiera yo nacer en mis testes un orgasmo furioso…lo atraje fuerte a
mi cuerpo mientras mi semen salía mojando su interior y su leche a borbotones
caía en mi mano y sobre la cama.
Fue un orgasmo espectacular… lo abracé fuerte
y quedé quieto echado sobre él. Mis
labios saboreaban ahora el sudor de su espalda. Luego me levanté y me duché en
el baño de su habitación. Al salir, él sentado y con expresión triste me dijo
-me despedirá- No! —Le respondí—, cómo se te ocurre?... lo abracé fuerte y le
dije que será nuestro secreto. Vinieron muchos feriados después, que con él
eran intensos y deseados, hasta que un tío suyo falleció y le dejo unas tierras
de cultivo en el norte, él tenía allá también su esposa e hijos y partió a un
buen futuro.
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