Mi
reencuentro.
Por
motivo de las vacaciones de verano mi familia se fue de viaje hacia el norte,
lo cual me daba más libertad de portarme mal (ya ustedes saben como), pero por
culpa de la Universidad y mi trabajo no había tenido tiempo para hacer
absolutamente nada de lo que había planeado.
Ya
casi había terminando las vacaciones y un día cuando andaba en la calle
llevando unos papeles a la Universidad, pensaba y tenía unas ganas enormes de tener
sexo con alguien, andaba tan desconcentrado que ni cuenta me daba quien me saludaba
y esas cosas, cuando pasé por un centro comercial me encontré con un viejo
amigo con quien había tenido sexo antes, pero habíamos perdido el contacto, y
después de saludarnos y hablar algunas cosas, él me propuso portarme mal…(es
decir, me invitó a su casa y…).
La
verdad es que no me parecía mucho la idea, ya que Sergio (como se llama él) no
es de los que le gusten besar (cosa que a mi me enloquece), pero tales eran las
ganas que tenía que le dije que sí. Nos montamos en su carro y fuimos a su casa.
Sergio es un hombre de treinta y pico años que se mantiene muy bien, es un poco
más bajo que yo, es moreno y tiene una apariencia de macho de revista, que en
ese momento era lo único que me atraía de él.
Él
coloco una película porno e inmediatamente se abalanzó hacia mí, oliendo mi
cuello y desvistiéndose, yo también me desvestía cuando me apretujó contra su
cuerpo caliente que olía a hombre. Traté de besarlo pero a él no le gusta, le
hice mucho sexo oral y mientras me metía su rico miembro en mi boca, lo
escuchaba gemir y entrecortar su respiración. Me detuvo y buscó un condón en la
gaveta mientras yo me pajeaba viendo la porno. Él me puso de espaldas y con mis
piernas sobre sus hombros. En dos movimientos me metió todo su pene que mide 17
cms. y de por si es bastante grueso… Sentí un dolor intenso ya que ni siquiera
me dio tiempo de preparar mi hoyito para él, y después de recuperarme por un
momento él comenzó a meter y sacar su pene aunque yo seguía con bastante dolor.
De una forma rítmica empezó a darme como me gusta y el placer se apodero de mí,
yo cerraba los ojos mientras él lo metía completo y sentía que me tocaba hasta
los riñones...
Me
puso en todas las posiciones que se le ocurrió, parecía que se sabía el
kamasutra por completo, y así estuvimos por alrededor de una hora más o menos
hasta que sintió que se venía. Sacó su pene y acabó en mi pecho, yo gemía de
placer desde hace rato y me puso aún más caliente el hecho de sentir su leche
caliente en mi pecho.
Luego
nos bañamos y nos volvimos acostar para terminar de ver la película. Yo
inocentemente le pasé la mano por el cuello como una forma de acariciarle, y
sorprendentemente el gimió como si hubiese acabado de sentir un extremo placer.
Yo seguí acariciando esta vez todo su cuerpo y pasando mi cara por todos sus
rincones mientras le respiraba encima y veía como se retorcía de placer, y lo
digo en serio, jamás pensé que las
caricias tenían ese poder en aquel macho que no me había demostrado antes ese
estado de goce. Le comencé a mamar su verga, su rica verga que me tenía loco. Él
de una forma torpe consiguió la crema y con su dedo cubierto por lubricante se
empezó a tocar sus bolas y el área que está en la entrepierna antes de llegar
al ano (después de investigar supe que se llama perineo), yo observé atónito
como se masajeaba esa área y la excitación llegó hasta un grado que yo creía que
no era capaz de experimentar. Yo lo empecé a pajear y decidí también masajearlo
como él lo hacía.
Como
toda esa área estaba cubierta por lubricante, en un momento casi le introduje
el dedo, y le pregunte:
—
¿…Quieres que te lo meta…? — lo hice con la intención de meterle el dedo y
masajearlo desde adentro, pero mi sorpresa fue que me dio un condón y me dijo:
—…
Hazlo…— En ese momento capté y me di cuenta de que él quería que lo penetrara… ¡ESCANDALO!,
pero había un detalle, a mis veintidós años yo ¡JAMÁS! había penetrado a
alguien…
No
sé qué me pasó, pero me decidí a penetrarlo. Me puse el condón y lubricante y
lo puse a él de espaldas sobre la cama, ahora era él quien se encontraba
bocarriba a mi merced. Asomé mi pene a la puerta de su ano; mi pene es un señorito de 18 cms. y
bastante grueso. En lo que empecé a meterlo, Sergio empezó a agarrarme fuerte
por el dolor y me dijo que parara, pero él mismo se ensartó con todo y dolor,
mi pene en su culito súper apretado, esa fue la sensación del siglo, ahí sentí
que el mundo se detuvo, por primera vez en mi vida sentía un culito apretado y
caliente envolviendo mi pene y escuché los gemidos que dio Sergio al momento de
penetrase él solo con mi pene, esos gemidos fueron especiales, porque me
hicieron volar y de una forma torpe empecé a meterlo y sacarlo, él gemía y se
retorcía, ese movimiento suyo me daba y daba placer.
Se
lo metí hasta el fondo y sentía como chocaba mi pene con algo adentro, él
apretaba su culito como por reflejo, lo que me hizo acabar de inmediato, pero
eso no me detuvo para darle duro y duro hasta que él acabó.
Estábamos
todo sudados y él se sacó mi pene y de repente me dio mi premio por portarme
bien, un beso, no muy largo pero bastante bueno…
Nos
quedamos rendidos acostados en su cama. Hasta que nos levantamos y fuimos al
baño. Allí ocurrió otra fiesta, de la que espero contar detalles en otra
ocasión…
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