DE MADRUGADA EN EL AUTOBÚS. (RELATO)

Oscuro en el Autobús…

Esa mañana me tenía que dirigir a cumplir con mis obligaciones de ex convicto por causa ajena a mí, ya que nunca fui culpable de lo que me hizo pisar la prisión, pero esa es otra historia... estaba muy oscuro aún cuando al Autobús en el que viajaba se detuvo y subieron tres chicos jóvenes de unos 19 o 20 años que por lo visto regresaban a sus casas después de una noche de juerga. Uno de ellos de aspecto hermoso 1.70 de estatura, delgado, moreno, con barba y bigote, ojos muy claros y mucho pelo en su hermoso pecho se sentó a mi lado, sus amigos a los cuales se les notaba estaban ebrios y además eran de onda gay se sentaron en el sillón a otro lado del pasillo. El bus siguió su marcha apagando todas las luces de su interior sólo quedando encendida un luz azul muy tenue que apenas permitía ver las siluetas de los pasajeros más cercanos, no pude evitar fijarme en el hermoso rostro de mi compañero de asiento y de sus hermosos vellos en el pecho ya que hacía algo de calor y tenía desabotonada la camisa que era muy ajustada y en color rojo, que al contraste de su piel le hacia destacarse aún mas.

La tentación fue grande y como lo noté algo ebrio me decidí a tocarlo suavemente con mi mano y no hizo ningún movimiento, ni siquiera abrió sus ojos, lo cual me dio la seguridad de continuar acariciando esos hermosos pectorales tan velludos y suaves como una piel de conejo, sus pezones rojos y erectos esperando a ser saboreados por mi lengua la cual suavemente acerqué. Probé esa dulzura, su aroma de hombre, me fundí entre sus vellos y entonces él abrió sus hermosos ojos de mirada profunda y se acabó de abrir su camisa. En ese mismo instante mis manos se deslizaron hasta su entrepierna y pude tocar su enorme bulto erecto muy apretado a sus ajustados jeans, los cuales de inmediato comencé a abrir y dejar salir ese enorme falo de unos 20 cms., moreno, grueso, de cabeza ancha y fluyendo sus líquidos pre-seminales de dulce sabor, ya que al instante como un impulso incontenible la introduje en mi boca saboreándola como un niño ansioso por un dulce…

…Mmmhhh… sólo gimió y me dejó hacer de su hermoso miembro mi delicia. Seguí subiendo y bajando hasta topar mi garganta y oler su hermoso pubis lleno del mismo vello que lo cubría como un oso, su aroma, su suavidad su rostro de placer, sus gemidos me tenían a mil y por fin sus deliciosos jugos brotaron llenando mi boca…  ¡Ooohhhh…! que delicia... Sabor del cual me llenaba, no dejé ni una gota, todo fue mío, y guardé el objeto de mi deseo y lo dejé descansar sólo unos minutos, pues en ese momento el chofer anunció que llegábamos a un poblado donde él y sus amigos bajaban. Sólo me miró, sonrió discretamente y bajó del autobús volteando a verme de reojo y bajar sin decir una sola palabra, sabiendo que no lo volvería a ver otra vez…