La rutina del viaje matinal al trabajo se vio
abruptamente interrumpida una mañana. Iba somnoliento en el autobús cuando de
pronto se detuvo y subió el hombre más atractivo que había visto. Era un dios
de belleza, su rostro parecía la obra maestra de un escultor griego, nariz
perfecta y su barbilla marcada por una línea tenue vertical, de piel morena,
cabellos cortos y oscuros, fornido, calculé que tenía entre 27 y 30 años, unos
80 kilos y no más de 1,75 de estatura. Vestía casaca y bajo esta una polera,
jeans azul claro muy ceñidos cinturón ancho, zapatillas y llevaba en su mano un
maletín.
Pude apreciar lo ancho de su espalda y sus fuertes
piernas, y sus glúteos perfectos dentro del jeans que se veían redondos y
turgentes, y por delante un bulto que me hizo dudar en que fuera real, pensé en
alguna prótesis o algún relleno, recordando que varias veces cuando más joven
recurría a un calcetín enrollado en la parte del calzoncillo para “marcar” bien
esa atractiva zona masculina. Lo admiraba con calma, mientras él caminaba por
el pasillo del bus y se quedaba un par de asientos más adelante. Él iba de pie,
y como siguió subiendo pasajeros al bus, avanzó hasta quedar frente a mi
asiento. Puso su maletín entre las piernas y se afirmó de los pasamanos. Pude
admirar ese bulto enorme y pude observar que se dibujaba sutilmente la línea
del pene y el glande, cargado hacia la izquierda. No iba erecto pero se notaba
que estaba muy bien dotado. Cuando se quedó allí, un escalofrío recorrió mi
cuerpo, desprendía un calor especial, sobretodo de sus piernas y bulto que
sentía especialmente en el lado de mi rostro. Con el movimiento del bus, un par
de veces; involuntariamente, me rozó con su paquete en el brazo, y me hacía
estremecer. Miraba de reojo ese hermoso bulto, imaginando si estaba en bóxer o
en calzoncillos, y recordando un dicho de mi vieja tía que decía:”Cuando el
hombre tiene la barbilla rajada, es por que tiene muy grande las bolas”…
Siguió subiendo gente al bus y él avanzó hacia atrás,
despojándome de la hermosa vista que tenía y de mi fantasía, pero una señora de
edad que recién había subido fue mi comodín para seguir jugando. Me levanté
inmediatamente y le cedí mi asiento, y ella me dio las gracias muy gentilmente,
pero mi idea fue levantarme e ir en busca de él. Avancé por el pasillo hasta
quedar a su lado y como el bus ya estaba casi lleno, me acomodé poniendo mi
pierna casi entre las suyas… Era un mensaje claro de que quería que él me
punteara, pero tomando su maletín, se acomodó dándome la espalda, apoyando sus
glúteos contra los míos. Igual fue un éxtasis, una delicia sentir esos fuertes músculos
con mi trasero. Pensaba mientras viajaba que el hombre podía ser un vedetto, un
stripper, deportista, futbolista, divagaba otorgándole una profesión a tan bien
formado cuerpo, mientras con los movimientos del bus aprovechaba de tocar con
mis piernas y trasero las de él.
Llegó el momento de descender del autobús, habría
seguido hasta donde él bajara, pero debía llegar a mi trabajo. Hice bastante
teatro para bajar, afirmándome hasta de su cintura, pero él ni me miró, más
pude apreciar en su mano izquierda un enorme argolla de oro…Mi Adonis era
casado…
Ese día fue especial, me sentí especialmente contento
y diligente, que incluso llamó la atención de algunos de mis colegas.
Al día siguiente, mis expectativas fueron rotas. El
autobús se llenó, pero el atractivo moreno no subió. Pasaron varios días hasta
que… ¡Sorpresa…! Subió en el mismo lugar en que había subido anteriormente.
Vestía la misma casaca, pero esta vez un ajustado jeans azul, y anteojos
oscuros… Sus nalgas y bulto eran los mismos, pero con sus lentes oscuros, ahora
no sabría hacia adonde estaba mirando, por lo que debía ser muy cauteloso. Esta
vez el autobús llevaba asientos disponibles así es que pasó hacia atrás y se
sentó. Pero más allá se volvía a llenar de pasajeros y nuevamente cedí mi
asiento para lograr colarme hasta donde él estaba sentado. Hermoso espectáculo
privado para mí… Su maletín entre sus piernas y sus brazos cruzados sobre el
pecho, su cabeza hacia atrás y venía durmiendo... Sentado, en su bulto de
marcaba notablemente la línea del miembro viril cargado hacia la izquierda y el
ajustado pantalón hacía que su entrepierna se asemejara mucho a su barbilla con
esa coqueta línea que la dividía. Tentado estuve de sacar mi móvil y
fotografiarlo, para tener presente esa imagen en todo momento y lugar, pero la
señora que venía a su lado frustró todos mis intentos con sus impertinentes
miradas. Me bajé un poco frustrado, pero con alegría de habérmelo encontrado de
nuevo.
Así sucedió por un par semanas. Lo encontraba a veces,
pero como ya éramos “conocidos” por la frecuencia de vernos, en una oportunidad
hice un ademán de saludo, el que me respondió con una sonrisa…Creí desmayar,
había dado un gran paso, ahora sólo faltaba que le hablara para entablar algo,
preguntarle su nombre, dónde trabajaba, qué hacía, y si era posible, invitarlo
a salir…
En una oportunidad, subió y me saludo con una sonrisa.
Puso su maletín entre sus piernas y se quedó como la primera vez al lado de mi
asiento. Le ofrecí llevarle su maletín, pero me agradeció y me dijo que no…Como
necesitaba entablar conversación con él, le ofrecí mi asiento, él dudo pero se
sentó quedándome yo de pie a su lado. Se acomodó, cruzó los brazos sobre su
pecho y se quedó dormido. ¡Frustración! ¡Qué tentación tenía de arrojarme sobre
su bulto, abrazarlo, besarlo…! Pero saqué mis conclusiones: él debía trabajar
de noche, sino no andaría tan cansado y con sueño en la mañana… Entonces era un
Stripper…
Pasaron los días y decidido estaba a preguntarle cual
era su ocupación, había pasado un par de días que no le veía cuando el bus se
detuvo en el lugar donde subía habitualmente, esta vez, la butaca de mi lado
iba vacía. Y…subió como siempre con su
maletín y vestido con un ceñido e impecable traje…Mi amor platónico era
policía… Caminó por el pasillo y esta vez se sentó a mi lado, me saludó muy
amablemente y le contesté de la misma manera, sin poder disimular mi cara de
sorpresa. No pude articular palabra.
—
Qué suerte que no va tan lleno el microbús — me dijo
con una amplia sonrisa.
—
…Si… Para mí es una suerte… — fue lo único que se me
ocurrió decir, mientras con disimulo lo miraba…
Se veía tan guapo, extremadamente varonil y atractivo.
Su pantalón se ceñía de tal forma que podía advertir la vellosidad de sus
piernas. Se quitó la gorra y la posó sobre su enorme paquete. A punto estuve de
decirle que por favor se la dejara puesta.
En mi fantasía, él está sentado en el sofá de mi casa
con su impecable uniforme. Yo me siento frente a él y lo observo con detención,
con deseo. Él mira alrededor cerciorándose de que no hay nadie más. Se quita la
gorra y la deja a un costado en el sofá. Me mira, sonríe y me extiende su mano.
Me levanto, me aferro de ella, me acerca a su pecho y yo lo miro a los ojos
suplicándole un beso…
Me abraza por la cintura y acerca sus labios a los
míos, pero en un movimiento certero me gira y me abraza con fuerza. Me dirige
hacia la pared, toma mis manos con suavidad y me hace extender los brazos
apoyándome en la misma, me toma por la cintura y pone su pie entre los míos y
con un suave movimiento me separa las piernas. Empieza a recorrer con sus manos
por mis costados hasta mis brazos, luego baja nuevamente hasta mi cintura y
repite el movimiento esta vez tocando mi abdomen, deteniéndose en mis tetillas,
se acerca a mí, por fin puedo sentir su torso en mi espalda y su bulto caliente
apoyado en mi trasero. Puedo notar su voluminosa verga apoyada con fuerza en mi
nalga, mientras su mano llega hasta mi cuello y su aliento me invade caliente
cerca del oído. Cierro mis ojos y me dejo llevar. Me toma nuevamente de las
caderas y apoya fuertemente su pelvis haciendo movimientos circulares y
empujando cada vez más, yo respondo inclinándome un poco y levantando mi cola
como una gata en celo. Él frota su bulto groseramente en mis nalgas y empuja y
relaja como si me estuviera penetrando…gemidos ahogados salen de mi boca cada
vez que me puntea. Siento como su sexo empieza a reaccionar y se pone cada vez
más grueso y duro. Él deja mis caderas y sus suaves manos se meten bajo mi
polera recorriéndome hasta mi pecho, donde sus dedos gruesos frotan mis
tetillas…Un suspiro escapa de mi pecho. Siento su respiración cada vez más
agitada cerca de mi oído, tanto que sus labios comienzan a presionar el lóbulo
de la oreja…
Quita sus manos, apoyado sólo en su paquete siento que
comienza a desabrochar su camisa, se la quita y la arroja sobre el sofá. Sus
manos vuelven a jugar con mis pezones y en un diestro movimiento me despoja de
mi polera, quedando ambos a torso desnudo… Puedo sentir su pecho y abdomen
pegado a mi espalda, sus brazos rodeándome y tocando cada centímetro…Me besa en
el cuello y comienzo a temblar…
Sus manos recorren desde mi pecho y bajan, no se
detienen. Con su mano roza mi bulto haciendo que me incline un poco más
levantando más la cola. Toca mis muslos y continúa con ese delicioso punteo
sobre la ropa, que ahora siento con detalle en mi agujerito…
Diestramente suelta mí cinturón, a la vez que
desabrocha mi pantalón y poniendo sus pulgares en el elástico de mis bóxers los
baja de un jalón hasta mis rodillas, dejándome desnudo a su merced… Me abraza y
lo siento jadeante, caliente…se detiene así un momento presionándome contra su
pecho, moviendo sólo sus caderas, suave, como si me estuviera culeando…
Escucho que suelta la hebilla de su cinturón y la
cremallera del pantalón, percibo sus pantalones caer con el pesado metal de la
ancha correa, se acerca a mí y siento en mis nalgas desnudas su gruesa y
caliente verga, erecta, suave, abriéndose paso hacia mi hambriento esfínter. La
deja en mi raya, abrazándome nuevamente y acercando su boca a mi oído deja
escapar un sonoro suspiro…
—
…Aaahhhhhhh!!!...— que se confunde con el mío.
Mientras sigue con el rítmico movimiento por unos
minutos más, yo estoy que no aguanto, escucho el corazón palpitando
directamente en mi cabeza…Le pido que lea mis pensamientos, que me penetre, que
me haga sentir su virilidad, profundo, que venza mis defensas y que entre en
mí.
Aun apoyado en la muralla, jadeo de excitación. Su
dedo tantea la entrada de mi ano y luego con su mano dirige el glande a la
entrada, la prueba, suavemente ejerce un poco de presión y ayudado de su propia
mano que dirige su estilete va separando suave las paredes de mi esfínter.
Siento cómo va cediendo a la presión y abriéndose más y más mientras entra el
glande… Un poco más de presión mientras me afirma por las caderas y varios
centímetros desaparecen dentro de mí. Relaja un poco y retoma la faena, hasta
que en un par de intentos puedo sentir la calidez de su vello púbico en mi
trasero y sus bolas redondas acariciando mi perineo… Un suspiro fue la señal de
que la penetración había sido completa, y el bombeo me hacia sentir cuan
profundo estaba dentro de mi recto. No había dolor, sólo placer y la sensación
de querer más…
Aún ensartado, me hizo caminar un poco hasta apoyarme
en el sillón, quedando mi cola levantada, me tomó por las caderas y comenzó con
el vaivén pélvico, alternando con intensos empujones y suaves movimientos
circulares. Con mis manos libres abría mis nalgas, tocaba sus muslos que se
tensaban con cada movimiento, tocaba mi pene que estaba completamente mojado
con líquido pre-eyaculatorio y entre mis piernas podía tocar sus testículos y
la base de su pene, para asegurarme de que su verga entraba hasta la base
dentro de mi dilatado hoyito…
Apretaba suave mi esfínter y él dejaba escapar un
gemido, me penetraba más intensamente y percibía cómo su verga engrosaba en mi
interior. Un sonoro jadeo y los espasmos incontrolables me inundaban de la más
caliente, preciada y deliciosa leche de macho, presionaba más mi esfínter para
que él vaciara todo el contenido de sus testículos dentro de mí… Eyaculó en mi
interior dejándome la sensación del calor y lo espeso de su semen. Se quedó
allí un momento y fue sacando su verga lentamente, mientras jadeaba rendido. Me
acarició la espalda y las nalgas y con un suspiro cayó en el sofá…
Toqué mi ano y estaba húmedo, dilatado. Me introduje
un dedo para tocar la carga de semen de mi amante y asegurarme que se mantenía
allí, mientras él sentado en el sofá, con las piernas extendidas y los brazos
abiertos permanecía con los ojos cerrados. Por fin pude verlo desnudo, su
torso, su abdomen y marcados oblicuos, su verga ya sometida descansaba sobre su
muslo. Era enorme, gruesa y con venas marcadas, el prepucio cubría el glande,
pero aún así se notaba de un rosa oscuro. Me acerqué y me arrodille ante él,
puse mis manos en sus muslos y los acaricié. Noté que en medio de sus
pectorales varias gotas de sudor bajaban hasta su vientre. Me acerqué y las tomé
con mis labios, las recogí con mi lengua saboreando cada gota de su sudor de
guerrero vencedor, cada gota salada con una esencia a su perfume…
Sus ojos permanecían cerrados y sus brazos abiertos
como queriendo abrazar el cielo. Seguí besando y no resistí la tentación de
bajar desde su ombligo a su pubis, y luego a su verga, la que introduje en mi
boca y saboreé con pasión. Su reacción no se hizo esperar tomando grosor y
turgencia nuevamente. La tragué toda hasta sentir su glande en mi garganta,
presionaba esa hinchada y rosada punta con mi lengua contra el paladar como si
esta fuera un chupete, mientras con mi mano le daba suaves masajes
masturbatorios.
En unos minutos sus espasmos inundaron mi boca con
caliente semen, que saboreé antes de beber como un delicado licor. Bebí hasta
saciarme, hasta que su daga de amor volvió a su estado de reposo…
Me eche sobre su pecho y lo abracé con fuerza. Cerré
mis ojos y respiré profundo, mientras un delgado arroyo de esperma se deslizaba
por el interior de mi muslo…
Si llegaste hasta aquí, gracias por hacerte partícipe
de mi fantasía…
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