Esclavo y
Complaciente.
Enviado desde Texas.
Soy un chico de 27
años, aunque parezco mas joven por mi piel lisa y blanca y ser rubito, delgadito
y de estatura normal.
Esta es la
historia de lo que me ocurrió un día. Aunque todo fue consecuencia de algo que
latía en mi interior hace mucho tiempo. Lo malo es que todo explotó de una
forma descontrolada.
Yo tenía novia por
aquel entonces, hará un par de años de aquello. Estaba bien con ella aunque
siempre note que me faltaba algo a pesar de que practicábamos un sexo satisfactorio,
pero yo anhelaba algo más vicioso, un sexo más duro y ella era algo fría y
convencional. No le iba ningún tipo de juego sexual de lo que es la penetración
y los besitos.
Yo necesitado de
emociones más fuertes y comencé a leer todo tipo de relatos eróticos. Y los que
más me excitaban noté que eran los relatos homosexuales. A mí nunca me llamaron
la atención los hombres, pero la necesidad de morbo y vicio por lo prohibido me
excitaba sobremanera y a pesar de ser heterosexual, soñaba con ser poseído por
grandes machos que me usaran a su antojo y a ser el más pasivo de los esclavos.
La idea de tener ante mí una gran verga con todos sus atributos, oliendo y sabiendo
como debe de ser, me hacía la boca agua y me provocaba hasta temblores.
Las pajas leyendo relatos
ya no me dejaban satisfecho y mi idea de cumplir mis deseos viciosos en realidad
iba cobrando cada vez más fuerza.
Pero en una ciudad
no demasiado grande me era imposible pavonearme por lugares del ambiente ya que
yo quería mantener mi vida como hasta entonces. Quería que toda esa aventura
quedase en la clandestinidad. Nadie debía enterarse de esto y mucho menos mi
novia ya que a pesar de todo yo la quería mucho. Así que recurrí a algo menos
arriesgado que buscar ambiente por las discotecas y me zambullí en el mundo de
los chats. Allí encontré muchas personas que buscaban la misma discreción y
pronto un tipo charlando conmigo me supo dar en la tecla que yo necesitaba para
lanzarme. No decía ser un tío guapo ni atlético ni nada por el estilo, eso no era
lo que yo buscaba porque a mi la figura del hombre no me interesaba sino el
morbo y el pene en sí. Buscaba sentirme soez, sucio y depravado y para eso era
mejor un hombre lejos de los cánones de belleza. Buscaba gordos, rudos, viejos,
caneros maleducados, sexo racial. Algo que se saliera de la norma.
Y mi hombre de
aquella noche decía ser un cincuentón separado y macizo. Más alto que yo y muy
fuerte según decía él. Era el hombre perfecto para lo que yo buscaba, ser poseído
una noche. Yo, como todas las noches que chateaba estaba borrachísimo y eran
altas horas de la madrugada, tras recogerme de la juerga. Le dije que buscaba
verga. Él me preguntó que qué me gustaba hacer y yo le dije que yo quería
satisfacer a un hombre y que hiciera de mí una puta por aquella noche. Que me
usara con desprecio y ejerciera su poder sobre mí. Después de hablarme con insultos
que me pusieron cachondísimo me dijo que le diera el teléfono, pero yo no
quería pues me importaba mantener mi clandestinidad. Pero él me convenció poniéndome
más cachondo y accedí. Ese fue mi gran error (o mi golpe de suerte según se
mire).
Me llamó y me dijo
donde me recogería con el coche. Yo estuve acojonado esperando sólo en la calle
muerto de frio hasta que llegó en su auto gris oscuro, de buena marca. Cuando
me metí en el coche olía a tabaco y a alcohol, él también debía de estar medio
borracho. Me sorprendió su mirada, parecía que iba a comerme con los ojos, yo
me ruboricé y entonces me dijo:
-Puta, estás más
buena de lo que pensaba, eres un yogurcito, te voy a follar hasta que llores
perra. En ese momento me sorprendió a mí mismo mi reacción porque en mi cara se
dibujo una sonrisa de oreja a oreja que no hacía sino demostrar la enorme
felicidad que sentí en ese instante, me sentía realizado y haciendo lo
correcto. Cerca de una gasolinera y con toda la luz se abrió la bragueta y sacó
su verga. Morcillona, muy oscura y me cogió la mano colocándomela en su
paquete. Toqué su caliente y palpitante bulto y en ese momento se me hizo la
boca agua.
-Vamos zorra de
mierda… ¿a qué esperas para metértela en la boca?
Yo me agaché y al
acercarme note su fuerte olor. Olor que al percibirlo a veces en mi mismo después
de un largo día de deporte o de no poder ducharme en circunstancias me habría
parecido nauseabundo. Ese olor fortísimo, agrio, me estaba haciendo salivar. En
sólo dos oscilaciones de mi mano aquel nabo tomó forma y se puso bastante
grueso y de un tamaño de unos 18 centímetros. A mí me parecía una
monstruosidad. Tiré del pellejo hacia atrás y allí aparecieron los restos
grumosos de anteriores corridas. El tipo tenía pinta y olor de no haberse
duchado en varios días. Saqué la lengua con timidez y la dirigí hacia esos
restos grumosos. Cuando contactaron en mis papilas gustativas noté toda la
fuerza salada y agria inundándome el sentido del gusto. No pude demorarme más y
metí todo el cabezón enorme en mi boca y succione con fuerza. Él parecía en el
séptimo cielo pero yo disfruté de aquel mi primer chupetón a un nabo de una
forma infinita. Empecé a mamársela con fruición y el arrancó el coche y empezó
a conducirlo con alguna dificultad debido a mi trabajito.
-Te voy a llevar a
un descampado para follarte bien, puta. Hoy te ha tocado el gordo. Sigue chupándomela
zorra.
Yo seguía y
seguía. Al parar en un semáforo yo noté algo raro en su postura y entonces el
me dijo:
-Mira hacia arriba
un momento y saluda a nuestras amigas!
Cuando miré me asusté,
pues había esperando a cruzar el semáforo un grupo de 5 o 6 chicas guapas que
saldrían a aquella hora de alguna discoteca y que en aquel momento me estaban
mirando boquiabiertas mientras me comía el falo del gordo. Yo al ver que no
eran conocidas y para no amedrentarme por mi dueño y demostrarle mi
determinación agaché mi cabeza y empecé a mamar con fuerza y gusto. Ellas se
escandalizaron, gritaron ¡qué asco! Y cosas similares. Mi gordo se reía a
carcajadas y salió disparado con un acelerón.
-Muy bien puta.
Estas haciendo muy bien tu trabajo- me decía mientras reía.
Cuando llegamos al
descampado paró el coche. Habíamos pasado por una zona con bastantes coches
parados igual, pero donde acabamos estaba bastante separado y muy oscuro. Estábamos
solos.
-Sal de coche
maricón de mierda…- me ordenó.
Fuera del coche se
sentó en el frontal y me agachó para que siguiera comiéndosela. Al rato me
levantó y me dijo:
-Ponte contra el capot,
ha llegado el momento de reventarte con mi tranca.
Me bajó los
pantalones y calzones todo junto y empezó a aproximarse. Entonces me vino el
miedo de repente y le paré un momento, lo cual provoco en él una mirada
asesina.
-Perdona pero
quiero que sepas antes de todo que esta es la primera vez que me van a follar
el culo. Nunca antes he estado con un hombre, y tengo un poco de miedo a que me
vaya a doler demasiado.
Él se echó a reír
y no se creía que fuera mi primera vez, quizá por el nivel de la mamada que le
había dado. Algo que yo había aprendido bien viendo innumerables filmes porno.
Yo se lo aseveré y entonces su mirada tornó a lasciva mirándome el culito, me
echo mano a la nalga y apretando me dijo:
-Bien putita, como
es tu primera vez vamos a hacerlo bien para que no haya problemas-Aquello me
tranquilizó por un instante.
El sacó del
maletero unas cuerdas. Cuando me dijo de atarme al coche le dije que no y me
amenazó con darme una somanta de palos, entonces me dejé atar. Me ató al marco
de las puertas los brazos extendidos y mi pecho quedaba sobre el capot. Mi culo
al borde en pompa a merced de aquel depravado.
Me metió
bruscamente un dedo en el ano lo cual me gustó. Mi culo estaba algo acostumbrado
a aquello ya que en mis pajas solía meterme objetos como mangos de herramientas
incluso palos de escoba. Pronto empezó a meterme más dedos y ya me dolía
bastante. Él no esperó a dilatarme porque pasaba de mi miedo y me puso su
cabeza en el ojete.
-Puta, si no has
follado nunca ahora vas a desear estar muerto. Pero pronto te va a gustar y me
vas a pedir que no pare, porque yo te lo he notado, eres una puta magnifica,
tienes madera. Ahora recuerda este momento putita.
Me agarró fuerte y
embistió todo su inmenso cuerpo contra mí. Yo creí ser atravesado por una viga.
Ciertamente creí que me moría y pensé que todo aquello era un lamentable error.
Me la metió hasta el fondo y la dejó ahí un rato. Me agarró de los hombros.
Yo emitía un
pequeño gemido de dolor pues ni aire tenia para gritar. El se tumbó sobre mí y
me dijo:
-Ahora tienes una
polla dentro del culo puta. No es lo que querías? A que coño crees que habías
venido?
Daba pequeños
empujoncitos para que yo notara viva aquella inmensidad dentro de mis entrañas
mientras me hablaba.
-Después del uso
que te voy a dar no vas a dejarlo nunca porque eres una de guarra de categoría
y esta noche no la vas a olvidar nunca… (¡Qué razón tenia!)
Entonces empezó su
mete y saca, lento pero conciso al principio. Aquello me estaba matando. Yo amagué
con chillar de dolor pero él me agarró fuerte del pelo y aplastándome la cara
contra el coche me amenazó con golpearme si me quejaba en alto.
Estuvo follándome
un rato que se me hizo eterno:
-Eres mi perra y
estás hecha para esto, para satisfacer a un macho como yo.
Tienes un culo
para follártelo mil veces maraca...
Su lento proceder
junto con su tratamiento, las obscenidades que me decía me situó mentalmente en
el lugar de los sueños que tantas veces había tenido. El dolor comenzaba a
menguar debido a que el esfínter se acostumbraba a engullir aquel pedazo y mi
excitación por lo humillado que me hacia sentir empezó a hacerme disfrutar.
Habían pasado unos veinte minutos. Entonces comenzó a aparecer en mí atisbos de
la perra en la que me estaba convirtiendo. Allí se estaba gestando mi
transformación. Supe que aquello se iba a convertir en una constante en mi vida
porque me sentía realizado y plenamente satisfecho de mi mismo siendo allí
empalado por un cerdo. Empecé a gemir pero de gusto y a culear un poco. Cuando
mi gordo notó aquello se echo a reír:
-Puta, tienes el
culo bien partido, y gimes como una niñita. Estas disfrutando por ser tan puta.
Entonces me agarró
de las caderas y empezó a follarme brutalmente a una velocidad de vértigo. No
entendía como semejante gordo podía moverse y moverme así. Me estaba
destrozando y me gustaba.
-Siii, siii,
jódeme más. Fóllame papi. Me estas matando con tu nabo.
Gire mi cuello
para mirarle:
-Quiero que preñes
mi culito.
El tipo aminoró un
poco el ritmo pero la metía con fuerza espasmódica y en todo su recorrido.
-Perra vas a
recibir tu primer lechazo. Te voy a llenar el culo de mi leche pedazo de puta.
Entonces note un
chorro caliente inundándome por dentro. Gemí como la más puta de las putas, me
relamí y quedé exhausto en el capot del coche. Oí cómo con su verga todavía
dentro se accionaba el obturador de una cámara. Miré sorprendido hacia atrás y
allí estaba él retratándome con su teléfono móvil, con su miembro aún metido en
mi culo. Mi cara de sorpresa toda sudada. No le dije nada porque sabía que de
nada serviría. Se separó de mí y entonces hizo fotos de mayor detalle de mi
culo que empezaba a chorrear su leche por la cara interna de mis muslos. Aquel
momento supe que mi gordo me tenía bien atado por los cojones. Me había poseído
para siempre.
-Putita, después
de este polvazo no dudo que ibas a volver por más polvos, pero para asegurarme
me guardo estas fotos... Recuerda que tengo tu teléfono y que se donde vives.
Ahora que eres mi puta personal ya puedes relajarte y asumir tu papel.
Me desató y me
dijo que me quitara toda la ropa y la metiera en el coche.
Estuvo un rato
sentado mirándome. Yo estaba a un par de metros de él arrodillado en el campo y
con mucho frio. Entonces se dirigió a mí:
-Voy a mear
putita, y tú no querrás que mis fluidos se desperdicien por el campo verdad?,
abre la boca puta mía.
Se iba a cumplir
otro de mis más deseados sueños. Iba a ser la escupidera de aquel cerdo
inmenso. Abrí la boca sin rechistar. El apuntó a mi boca y falló por poco mojándome
toda la cara. Luego dirigió bien el chorro adentro y yo empecé a saborear y a
sacar la lengua. Al poco de continuar la meada se acercó y me metió toda su fláccida
polla en mis fauces meando abundantemente. Yo tragaba y tragaba lo que me
parecía un manantial ingente de agua y aún así se escapaban meados por el borde
de mis labios. Él se apretaba contra mí con fuerza para que saliera lo menos
posible. Disfrutaba como un cerdo y yo tenía mi miembro que me iba a explotar
de la excitación.
-Bebe puta, bébete
mis meados…Sucia perra...
Ahí fue cuando me
corrí, y sin tocarme empezó a salir leche de mi polla, tragando las últimas
gotas del néctar de mi macho.
Cuando el vio mi
semen se rió de mí y dijo:
-Cómo te gusta
esto pedazo de mierda!. Eres una guarra de campeonato.
Él se vistió
lentamente y me dijo:
Bien puta, eres
tan buena que no puedo guardarte para mí solo. Te voy a dar las mejores
folladas de tu vida pero te puedo sacar mucho más partido. Me voy a ganar unos
buenos cuartos a tu costa, que para eso eres mi puta.
Yo me eché a
temblar, aquello pasaba de castaño a oscuro. Todo se había desmadrado pero
sabía que en mi situación nada podía hacer, sólo aceptarlo y en lo posible
vivirlo con ganas.
-Voy a ver como te
desenvuelves en tu nueva ocupación, perra. Hoy te vas a tragar un montón de
nabos y además hoy lo vas a hacer gratis. Cuando vean lo bien que lo haces ya
pagaran esos desgraciados.
-Si mi amo.
- Ponte a caminar
delante del coche a unos metros y anda como si fueras la más puta del mundo.
El coche avanzaba
a una velocidad muy lenta y yo caminaba desnudo delante alumbrado por los focos,
temblando de miedo.
-Zorra, qué haces…
quiero que andes como una puta, que me espantas el negocio. O quieres que coja
tu móvil y empiece a mandarle fotos a tus amigos?.
Empecé a
contonearme como si fuera una puta barata. Era algo increíble lo que me estaba
sucediendo…
A lo lejos empecé
a ver a tipos que iban andando por allí. Creo que de los típicos que van a
observar a los demás o a ver si alguien les invita a una “fiesta”…
Cuando llegamos al
núcleo central de coches, mi amo me ordenó detenerme y con los focos encendidos
y yo rodeado de unos siete tipos dijo:
Ahí tenéis a un
putito de categoría que me ha dicho que os quiere comer los nabos a todos.
Denle verga a ese putito cabrón…
Casi todos se estaban
pajeando y uno se apresuró corriendo hacia mí y me hizo agachar, sólo al abrir
la boca ya noté su leche salpicándome. Saqué la lengua y él me llenó de semen
toda la boca, la cara y el pelo. Después de correrse rebañaba los goterones con
su nabo y me lo metía en la boca y yo lo agradecía enormemente pues me
encantaba aquella situación, el sabor no me era extraño pues ya me había bebido
mi propio semen en muchas ocasiones. Me encantaba ese sabor pastoso.
Todos los tipos
empezaron a turnarse para las mamadas. Me comí aquellas pollas de todos los
colores con enorme placer. Aquella se estaba convirtiendo en la mejor noche de
mi vida. Mi felicidad era plena. Tenía mi polla otra vez con una enrome
erección. Y uno de los tipos se tiró al suelo a hacerme una mamada mientras los
demás se corrían en mi boca, yo también me corrí en la boca de aquel extraño
que no derramó ni una gota.
-Qué pasa… nadie
quiere follarse a esa perra?- Dijo mi amo desde el coche.
-Cuánto cuesta? -Exclamó
uno de los primeros en eyacular que ya estaba pajeándose y armado.
-Esta noche es
gratis, invita la casa- Decía el gordo con una sonrisa divertida grabando un
video con su móvil de su nueva puta comiéndose los nabos de tantos
desconocidos. Me obligó a que gritara mi nombre y apellidos mirando a cámara
mientras pajeaba a uno de los extraños.
El que preguntó
por el precio me agarró, me levantó y me puso contra el lateral del coche. Yo
me apoyé, me abrí de piernas y el tipo me ensarto de un golpe y empezó a
follarme como si no hubiera follado en siglos. Yo gemía como una autentica
actriz porno, me estaba dando un gusto inmenso. Su leche al correrse chorreó
hasta mis tobillos.
Me follaron casi
todos uno tras otro, mientras mi amo lo registraba todo con videos y fotos.
Fue mi primera
noche, mi primera vez, pero no fue la última que el tipo aquel me obligó a
hacer cosas que sólo estaban en su pervertida mente…
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