Mi primo mayor.
Tengo 25 años, y comencé una relación con mi primo
cuando yo tenía 15. Mi nombre es Alfonso y mi primo se llama Juan Luis y
actualmente tiene 33 años, está casado y tiene dos hijas, pero siempre que
tenemos una oportunidad, nos entregamos a la lujuria y tenemos el más embriagante
sexo que se puede dar entre dos hombres.
Juan Luis es un excelente bailarín, y recuerdo que
dentro de sus pasos de baile tenía uno en el que sólo movía su pelvis de una
manera extremadamente sensual que causaba sensación, además siempre se preocupó
de su apariencia física, con camisa o polera ajustadas al igual que sus jeans,
los cuales le marcaban un muy buen bulto siempre cargado hacia la izquierda (se
le notaba bastante), y sus muslos firmes al igual que sus nalgas. De piel
tostada y un bien cuidado corte de cabello, siempre corto, y además se rasuraba
en la mañana y en la noche, por lo que su rostro varonil siempre estaba muy
suave.
Era muy tierno, y recuerdo cuando más pequeño que
me quedaba dormido en su regazo mientras él me acariciaba, o siempre después
del trabajo me traía alguna golosina, a pesar de que yo ya no era un niño.
Me gustaba compartir con él más que con ningún otro
dentro de la familia, y a pesar de la diferencia de edad, a veces se comportaba
como un adolecente.
Siempre fue muy de piel; a veces lo abrazaba muy
fuerte y él me correspondía, o algunas veces en que Juan Luis estaba afirmado
sobre algún lugar, yo llegaba y me apoyaba sobre él, bien pegada mi espalda a
su pecho y mi trasero a su pelvis, y él sólo me abrazaba y cobijaba. Y otras
veces, me tomaba por atrás y me levantaba para luego apretarme fuerte contra si
y puntearme con su paquete en forma evidente. No había pudor en esas
manifestaciones de afecto entre ambos…
Llegó un momento en que empecé a mirarlo con otros
ojos, lo encontraba atractivo, extremadamente viril, empecé a admirar su cuerpo
bien formado y su piel morena clara. Su sonrisa y sus ojos profundos.
Físicamente Juan Luis era más alto que yo, y más delgado ya que se cuidaba y
hacía mucho ejercicio, tenía muy definido su pecho y sus tetillas oscuras
estaban siempre duras. Tenía muy poco pelo en su cuerpo, salvo una línea de
pelos suaves que bajaban desde su ombligo hasta su pubis que sí estaba poblado.
Cuando llegaba en las tardes vistiendo su pantalón de tela color gris,
ajustado, su camisa por lo general de color blanco y corbata, lo encontraba masculino
y atractivo, y no podía evitar mirar y admirar el bulto redondo y grande que se
formaba en su pantalón y sus nalgas en las que se notaba la tenue línea del
slip marcando su pierna…
Tomé como afición entrar al cuarto de baño que estaba
frente a mi dormitorio y en donde estaba también el cuarto de lavado.
Hurgueteaba en el cesto de ropa y buscaba los slips usados de Juan Luis. Me
gustaba ponerlos frente a mí, ya que con sólo tomarlos de la pretina tomaban
las formas originales de su dueño: las redondeces de las bolas de mi primo y
más marcado el lugar donde hacía descansar su miembro y que generalmente tenían
una pequeña mancha y con olor a macho, no a orines ni sudor, era un aroma
especial y embriagante. Los olía y a veces me los vestía, esperando que su
esencia me quedara impregnada…
Una cálida tarde de domingo estaba Juan Luis echado en
el sillón viendo televisión, con short deportivo y una camiseta de tirantes,
por mi parte con mis short y una polera. Como estaba atardeciendo, mis padres y
mi hermana menor decidieron ir al supermercado a comprar algunos víveres. Mi
hermano mayor no estaba así es que nos preguntaron si queríamos ir con ellos,
yo no tenía ganas de salir y por su parte mi primo dijo que no, que tenía
algunas cosas que hacer. Salieron y quedamos solos.
Juan Luis seguía echado en el sillón con sus piernas
extendidas viendo una película, y yo como no tenía en realidad nada que hacer
fui y me senté en el suelo entre sus piernas abiertas. Comencé a tocar y
acariciar sus pantorrillas, sus piernas y sus pies, y puse sus piernas sobre
mis hombros de modo que colgaban hasta mi barriga, seguí acariciando e incliné
un poco mi cabeza para hacerla descansar en su muslo, y continúe acariciándole
por un largo rato… Él no decía nada, pero no le desagradaba, ya que de vez en
cuando movía sus piernas y me acariciaba con ellas en el pecho y la barriga.
Me levanté y fui al baño y cuando volví mi primo
seguía en la misma posición en que quedó cuando me levanté, pero esta vez no me
senté en el suelo, sino que fui y me senté directamente en su regazo, de lado,
poniendo mis piernas en el brazo del sillón e inclinándome un poco para poner
mi cabeza sobre su pecho… Juan Luis sólo se acomodó un poco y pasó uno de sus
brazos sobre mis hombros para abrazarme… Sólo me miró y me devolvió una tierna
sonrisa, abrazándome más fuerte… Su cuerpo estaba tan cálido y acogedor que
cerré mis ojos como si fuera un bebé en el más cómodo regazo, lo sentía
respirar tan pausadamente mientras me acariciaba con su suave mejilla sobre mi
frente. Fue un momento sublime, desde mi cabeza a mis pies; sentir su
respiración y respirar el aire que él exhalaba, su pecho que se hinchaba con
cada respiración, su mano acariciando suavemente mi espalda, y sentía en mi
trasero el calor especial que radiaba de su entrepierna, y la perfecta forma de
su miembro largo y flácido que quedó justo en la separación de mis nalgas y que
sentía cada vez más notorio…
Nos quedamos largo rato así, yo disfrutando de su
cuerpo y de sus caricias. Y sentía su verga en mi trasero sólo separada por la
delgada tela de su short y el mío… Cuando llegó el auto con mis papás… me
levanté rápidamente y me fui a sentar al otro sillón, como si hubiésemos estado
haciendo algo malo, mientras mi primo, se acomodaba su short para ocultar el
enorme bulto que se levantaba en su ajustado pantalón corto…
LA PRIMERA NOCHE…
Ese domingo, todos nos acostamos temprano ya que al
otro día debíamos madrugar, unos al trabajo y otros al colegio. El dormitorio
de mis padres, el de mi hermano mayor y el de mi hermana menor estaban en el
segundo piso, mientras el de Juan Luis y el mío estaban en el primero, uno al
lado del otro y frente al baño. Eran como las once y no podía dormir,
recordando la grata sensación que sentí en la tarde y esperando un momento
propicio para que se repitiera, cuando sentí la puerta del cuarto de mi primo
que se abría; lo sentí entrar al baño y después de unos minutos volver al
cuarto. Sin razonar demasiado me levanté y sin hacer el menor ruido entré en la
habitación de mi primo…
Juan Luis estaba acostado de espaldas y con los
audífonos en sus oídos por lo que no se percató inmediatamente de mi presencia,
así que cerré la puerta y me acerqué a su cama. Al verme puso cara de asustado
quitándose los audífonos de un tirón, y asustado pero en voz baja me preguntó
que pasaba…
—…Nada… quería… quería estar contigo…— le dije en voz baja
también.
Su reacción fue hacerme espacio en su cama abriendo
las cobijas para que me acostara a su lado… y así lo hice… Él estaba acostado a
torso desnudo, solamente con su slip, y yo, con pijamas largos…
Juan Luis me miró sin decir nada, se acomodó y volvió
a poner sus audífonos en sus oídos, mientras yo me acomodé de lado para poner
mi cabeza sobre su pecho y abrazarlo con mi brazo y poner mi pierna sobre la de
él, mientras su fuerte brazo me rodeaba…
No hubo palabras. En la penumbra imaginaba su rostro y
acariciaba su piel suave y caliente. Con mi mano lentamente bajaba por su
abdomen, por su ombligo, sólo para detenerme en el límite que marcaba el
elástico de su slip, y volvía a subir lentamente. No quería sobrepasar el
umbral que tanto quería y deseaba cruzar. Seguí así por largo rato y él no
decía nada, sólo sentía su corazón palpitar aceleradamente, y mi corazón
también galopaba con todas esas sensaciones… en mi sexo sentía una extraña y
cálida corriente que me recorría y que se incrementaba cuando apretaba mis
músculos anales.
Llegué nuevamente a su slip con mi mano, pero esta vez
intencionadamente rozando su sexo que estaba ardiente y erecto dejé descansar
mi mano en su muslo y la fui deslizando suavemente hasta dejarla descansar en
el espacio que quedaba entre sus piernas, bien pegado al bulto que marcaba su
escroto… Juan Luis dejó escapar un enorme suspiro, pero no hizo nada… Me
atreví… fui subiendo mi mano hasta palpar su miembro duro y erecto encerrado en
su slip, recorriéndolo a lo largo con la palma de mi mano y presionando con mis
dedos suavemente la punta, a lo que él respondió juntando sus piernas y un
movimiento de sus caderas como queriendo dar un paso atrás, pensé que lo hizo
porque le dolió, pero fue la reacción natural de protección a sus partes
íntimas…
Seguí con mi suave masajeo, hasta que su mano se posó
sobre la mía ejerciendo un poco más de presión sobre su propia verga, y me indicó el movimiento que quería que hiciera…
Juan Luis volvió su cara hacia mí y apoyó sus labios sobre mi frente… Mi
respiración se volvía cada vez más agitada.
No me aguanté más y metí mi mano bajo su slip para
tocar el objeto de mi obsesión; su miembro largo, duro, que había visto muchas
veces antes y que había sentido en mis nalgas esa misma tarde y por lo mismo
era mi objeto de mi codicia. Lo toqué desde su inicio: entre sus vellos suaves
y rizados; hasta la punta, gruesa, húmeda, suave… Mientras más caricias, más húmeda se ponía mi
mano y más ardiente la punta de su verga…
Rodeé su miembro con mis dedos, con mi mano como un
capullo y mi palma como tope, y la deslizaba sobre su verga, como si mi mano fuera
una funda, y luego la deslizaba para
tomar con la yema de mis dedos su glande y de nuevo hasta donde mis dedos
alcanzaban… cuando empecé con este movimiento, Juan Luis levantaba su cadera
como su estuviera cogiéndome… Nunca antes había tenido en mi mano otra verga
que no fuera la mía, y en comparación, él la tenía mucho más larga, gruesa y
dura…
De pronto, mi primo se quitó los audífonos y los dejó
en la mesita de noche, y con su mano se despojó de su slip quedando
completamente desnudo. Se giró hacia mí y me abrazó fuerte, apretando su pelvis
contra la mía y con su boca casi sobre mis labios… al sentir la dura erección
tocando mi pene, no me contuve y llegué al clímax acabando en mi pijama… Un
gemido sonoro dejé escapar involuntariamente, pero fue acallado por los labios
de Juan Luis que se pegaron a los míos… Estaba en el éxtasis máximo y respondí
abrazándolo y acariciando su espalda…
Juan Luis notó que me había venido, y metiendo su mano
por delante debajo de mi pijama recogió mi eyaculación, para luego untarla en
mi ano, que estaba tan extremadamente sensible y tenso, pero poco a poco me fui
relajando cuando él introdujo uno de sus dedos… Su erección era enorme, y
sentía sobre mi pubis su pene húmedo y ardiente…
Ya tenía mi pijama abajo y mis nalgas descubiertas,
cuando Juan Luis me acomodó de espaldas, y él se puso de lado levantando mis
piernas aún atrapadas en mi pijama… Se puso de tal forma que parecía que estaba
nuevamente sentado en su regazo, pero esta vez se estaba jugando la piel… Me
besaba los labios y en el cuello, y sentía el ardiente glande de él recorriendo
y buscando mi hoyito, hasta que empezó suavemente a hacer presión logrando
abrirme y entrar, centímetro a centímetro hasta que mis nalgas tocaron su
pubis…
Fue una sensación extraña, pero no me incomodaba
sentir su verga en mi interior, al contrario, me sentía pleno de poder sentir
ese placer y retribuirlo a mi amado… Juan Luis movía su pelvis rítmicamente y
con destreza, dándome y llenándome de su
virilidad…
Estuvo un rato y sentía el sudor en su pecho, hasta
que de un movimiento rápido se introdujo tan profundo que sentía su corazón
palpitar en mi ojete, y sucesivos espasmos me indicaron que mi guerrero había
alcanzado su orgasmo, y varios bombeos sucesivos dentro de mí me lo
confirmaban… Juan Luis me abrazó rendido, sudoroso, radiante… Se quedó quieto
sin sacar su pértiga de mi interior… y por supuesto yo tampoco quería que lo
hiciera…
Después de un rato, su arma perdió la turgencia, y me
la quitó despacio, pero sólo fue para acomodarnos. Me giré y él se puso tras de
mí, abrazándome y dejando su miembro que ya estaba flácido entre mis posaderas…
Poco antes del amanecer volví a mi cama, seguro de que
lo que había pasado no fue un sueño, y que se repetiría esa misma noche, pero
con mucha más pasión… y en otras posiciones…
Hey Nen!!! Me sorprendiste con este nuevo relato... Ya te estaba extrañando.
ResponderEliminarTe mando muchos besos.
Gracias por tu comentario... Y gracias por tus besos, los correspondo...
EliminarMuy bueno el relato me moje jejeje. Crist de Argentina
ResponderEliminarImpecable y atrapante.
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