20/5/14

MI PRIMO, MI PROTECTOR (RELATO)

Mi primo compañero de colegio.


Soy Gerardo y tengo 21 años. A los catorce ingresé a 1º de Enseñanza media, tenía 14 años y fue un gran cambio para mí, desde la educación básica donde el colegio era mixto, a un colegio Industrial donde sólo cursaban varones. Me era complicado, ya que desde muy pequeño me descubrí y sabía cuán atraído me sentía por los chicos. Trataba sobremanera disimular mis miradas y ciertas actitudes que podían delatarme y al final ser la burla de todo el colegio, por lo que era muy cauto. Mi primo Héctor iba en el mismo colegio, pero en 4º medio, por lo que le faltaba sólo ese año para egresar. Con 18 años era ya todo un hombre (dentro de lo que se puede decir), bastante alto, fornido y sobresalía del resto de los de su curso por ser, como dije antes, muy alto, de piel canela y ojos color miel claros, era uno de los chicos atractivos del colegio, además era respetado por ser bueno para pelear y casi un “abusón” con los más débiles. Afortunadamente, él estaba de mi lado y me defendía cuando el resto de los chicos querían hacerme algún daño, pero también me jugaba en contra, ya que eran muy pocos los chicos que se acercaban a mí con el temor de que Héctor fuera a golpearlos si me hacían algo…
Siempre me preguntaba cómo estaba y de pasada me quitaba la fruta o me pedía dinero para comprar (cigarrillos) a la salida del colegio, pero me llevaba bien con él.
El asunto es que en el mismo curso, había un chico que para mí era lo más guapo y atractivo dentro del colegio; Mauricio, era de piel blanca y mejillas rosadas, cabellos claros ondulados y ojos verdes. Era un poco más alto que yo, pero muy fornido, ya que era del equipo de gimnasia, por lo que sus piernas y bíceps estaban ya muy desarrollados, como también su marcado abdomen…
Siempre busqué una excusa para ir a ver cuando estaban en gimnasia, sólo para verlo vistiendo su ajustado short blanco y una ceñida polera negra. Hábil y de excelente elongación era una delicia… un par de veces entré a los camarines mientras se bañaban para oler su short de gimnasia y su polera húmeda por el sudor… afortunadamente nunca fui sorprendido.
En una oportunidad, en que debía el equipo hacer una presentación especial por una celebración en el colegio, y esa presentación debía ser con short y polera blanca, a Mauricio se le ensució su polera al afirmarse en un muro con musgo, quedándole una enorme mancha verde. Afortunadamente yo estaba allí y le ofrecí la mía, la que andaba trayendo puesta bajo mi camisa. Para él fue la única salvación y accedió. Fuimos a los camarines y me quité la camisa y la polera, mientras él se quitaba la suya quedando a torso desnudo… No pude evitar mirarlo con lujuria y Mauricio lo notó, ya que mis mejillas y las de él se pusieron coloradas al mismo tiempo…
Después de terminada la presentación, Mauricio me buscó para decirme que me devolvería mi polera una vez que la lavara, pero le dije que no importaba y que me la entregara así…
—…Pero está llena de sudor… ¿No te importa?
—Para nada, no te preocupes…— le respondí mientras nos dirigíamos a los camarines. Cuando llegamos ya estaban los otros chicos allí, así es que sólo se la quitó y me la entregó dándome las gracias. Le dije que no se preocupara y que si necesitaba algo que sólo me avisara… Mientras salía del camarín no pude evitar llevar la prenda a mi rostro y olerla… Tenía olor a sudor de macho y un suave aroma a su perfume. Disimuladamente entré a una cabina del baño y oliendo la polera me empecé a excitar, mi pene erecto quería salir de mi pantalón y no podía salir con ese bultazo que se me marcaba, me bajé el pantalón y me empecé a masturbar sin dejar de oler la polera… Sólo fueron unos segundos y chorros de leche fueron a parar en el inodoro, la muralla y al suelo… me sentí aliviado. Me limpié y también donde había llegado mi lechazo. Esperé un poco y salí…
Con el tiempo Mauricio se fue acercando más a mí, como si recién se hubiese dado cuenta que yo existía, y yo me sentía muy emocionado de que el guapo gimnasta me saludara, conversara conmigo e incluso camináramos juntos un trecho cuando salíamos del colegio. Pero Mauricio se dio cuenta de mi condición… ¿Cómo…? Cuando nos mirábamos directamente a los ojos…
Un día me quedé haciendo un trabajo y salí más tarde que lo habitual, la sorpresa fue que Mauricio también salió a la misma hora. Nos juntamos y nos fuimos caminando a casa, sólo que por otro camino. Nos fuimos cruzando por una vieja estación de trenes abandonada que quedaba cerca. En el trayecto, Mauricio me contaba que a veces iban allí algunos chicos del colegio cuando no iban a clases o cuando querían fumar un cigarrillo o beber una cerveza sin ser molestados…
Mientras caminábamos entre los vagones, vi unos chicos con uniforme que estaban sentados en una de las vías y que fumaban y se reían, pero nosotros nos fuimos por atrás de las bodegas para no pasar frente a ellos.
—Mira… esta bodega está abierta… ven entremos…
—…Pero, para qué… mejor nos vamos a casa, ya está oscureciendo…—le dije temeroso.
—Ven… si no pasa nada, entremos. Quiero mostrarte algo…— me dijo Mauricio con voz gentil.
Entramos al cuarto casi en penumbras, sin vidrios en las ventanas, lleno de basura y sucio. Después que Mauricio cerró la puerta se acercó lentamente a mí, me atrajo hasta cerca de uno de los huecos de la ventana y me quedó mirando sin decir nada. Las pupilas de sus ojos estaban dilatadas. Tomó una de mis manos y me hizo que tocara su paquete. Yo temblaba y me dejé llevar…
— ¿…Te gusta…? ¿Quieres probarlo?— me dijo mientras ponía sus manos sobre mis hombros y ejercía presión para que me arrodillara. Para mí era un sueño estar en esa situación con el chico que más me gustaba del colegio.
— ¿…Te gusta chuparlo…? — me preguntaba mientras frotaba su bulto redondo aún dentro del pantalón sobre mis mejillas y labios.
En un diestro movimiento bajó el cierre de su pantalón y sacó su verga que estaba casi erecta, de piel blanca y de estrecho prepucio, el que tiró hacia atrás descubriendo su glande rosado mas ancho que el resto de su verga y un gran agujero de salida… Lo puso en mis labios y empujó un poco para que entrara en mi boca… Me sentí extraño al percibir su sabor, su textura suave, el olor que manaba desde dentro de su pantalón, y lo blando que lo sentía en mi paladar y lengua.
—… Chúpalo… Estíralo para que crezca…— me decía Mauricio en un murmullo mientras me hacía que chupara su verga, la que en unos segundos aumentó su volumen más del doble, y se puso dura y larga que casi tocaba mi garganta… sentí arcadas, así es que lo tomé con mi mano para que no entrara tan adentro, y con mi otra mano recorría las musculosas piernas de Mauricio, y sus nalgas redondas y duras…
—…Qué rico lo chupas!!!... Quítate la camisa, que yo lanzo mucha leche y no quiero que te manches la ropa…— me dijo y le encontré razón.
Después de quitarme la camisa volvía a mi faena, estaba entregado y quería que esa mamada fuera para Mauricio y para mí algo inolvidable, por lo que haciendo un esfuerzo de evitar la sensación de nauseas abrí mi boca y garganta para tragármelo entero, lo que causó que Mauricio dejara escapar un largo suspiro de excitación…
—…Ooohhh… Qué rico la chupas… sigue que me vas a hacer acabar…
Estaba con ansias esperando recibir en mi boca la abundante leche que Mauricio me había prometido, cuando un golpe se sintió fuera de la bodega… Yo estaba con los ojos cerrados y no pude reaccionar a tiempo como Mauricio, que en un segundo me quitó mi chupete, lo guardó y en un salto escapó por el hueco de la ventana dejándome arrodillado y sin camisa. Cuando por fin la puerta se abrió escuché una voz familiar:
—…Los pillé… Maricones!!!...— dijo Héctor en voz alta, para luego mirarme con sorpresa y quedar con la boca abierta…
—…Gerardo…!!! Qué estás haciendo… con quién estabas… — bueno, no fueron precisamente esas palabras, pero…
—…Héctor… primo… No estoy haciendo nada…— le dije casi llorando mientras me ponía la camisa…
—Estabas con un “hue’on” y le estabas haciendo una mamada… te pillé…— me recriminaba mientras se acercaba furioso…
—…NO… primo, si no es nada…
—Te vi… y vi cuando se arrancó… Quién era…— me interrogaba mientras se asomaba por el hueco de la ventana…
—…Primo… por favor, no le diga nada a nadie…— le suplicaba aún de rodillas mientras me ponía la camisa…
—…Así es que a mi “primito” le gusta la pichula… pues aquí tienes una pichula… — me dijo con rabia mientras sacaba su verga y me la empezaba a pasar en la cara…
—No… primo… por favor, déjeme ir…
—…Te gusta la tula…Maricón? ¡Chúpamela…! Abre la boca y chúpamela como se la estabas chupando a ese maricón que se arrancó… — me decía con rabia y no entendía su reacción. Pero sumiso y con lágrimas en los ojos abrí mi boca para que entrara la verga de Héctor… No tomé en cuenta que era mi primo y empecé gozar de su verga que poco a poco ganaba dureza y longitud… era otro sabor, y otro aroma…
En pocos minutos Héctor tenía una erección enorme, y su verga de piel morena y cabezona entraba con facilidad hasta mi garganta. Distinguía en mi lengua cuando el líquido espeso y pegajoso salía de su miembro, lo degustaba y tragaba, mientras entre palabrotas Héctor me decía que era una puta…
—…Qué bien lo chupas putita, cómete todo mi pico, ooohhh… eres una puta…
Me sentía humillado, pero de extraña manera me hacía sentir bien que mi primo me comparara con una puta, me excitaba ser tratado de esa manera vulgar, además no debía mamarlo tan mal si era tan bueno como una puta…
No pasaron muchos minutos cuando Héctor me tomó firmemente por la cabeza y empezó a eyacular en mi boca… Varios chorros de espeso semen caliente se diluyeron en mi lengua y el sabor me encantó, y sin que Héctor me insistiera mucho lo bebí con placer…
—Ooohhh, Gerardo… eres un maricón, y no le voy a contar a nadie lo que pasó si eres mi putita… Cada vez que yo quiera, vas a sacarme leche, entendido? Y ni una palabra de esto a nadie…


Qué otra alternativa me quedaba, además desde ese momento y todas las veces que sucedieron, me fueron convirtiendo en un adicto a la pichula de mi primo…

3 comentarios:

  1. Estoy descubriendo tu Blog y está buenísimo. Esta historia me trajo bastantes recuerdos de mi colegio y de algunos compañeros... Te haré llegar algunas de mis aventuras. Saludos y sigue publicando.

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    1. Encantado. En la columna de la derecha hay un formulario de contacto, sino puedes hacerlo directamente al e-mail que aparece en el encabezado. Si envias fotos, indícame si quieres que oculte el rostro.
      Desde ya mi agradecimiento y te envio un abrazo.

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  2. buena historia, de donde eres?, parecías chileno..

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