7/6/14

EL TÉCNICO MULTIFUNCIONAL... (RELATO)

Rolando, experto en instalaciones…


Como profesional independiente, me di el gusto de comprar mi propio apartamento, mi orgullo, ya que producto de mi esfuerzo tendría mi autonomía e independencia.
Como quería que fuera de mi completo agrado, decidí ir a cotizar muebles y algunas otras cosas indispensables a una tienda “Home”, donde hay de todo para amoblar y transformar una vivienda…
Recorrí esa tarde y elegí algunos muebles, sillones, y un cuanto hay… pero me gustó mucho un piso laminado de color caoba que según el atractivo vendedor “era especial para apartamentos pequeños, fácil de limpiar y lo mejor, como era moderno, hacía lucir el mobiliario del interior…” El piso en realidad estaba bonito, pero el guapo vendedor aún más, y si me hubiese ofrecido piedras se las hubiese comprado… Al fin conseguí que me diera su número de WhatsApp…
Ya en casa le envié el primer mensaje, diciéndole que se me olvidó preguntar cuando llegarían mis nuevos muebles… él me respondió que los despachos se hacían dentro de 24 horas. Le agradecí, pero me quedé con gusto a poco, así es que una hora más tarde le envié otro mensaje diciéndole que se me había olvidado ver lámparas y que qué me recomendaba… y él respondió que me diera una vuelta a la tienda y que en la sección iluminación habría un vendedor que me atendería tan bien como él me había atendido… Entendí perfectamente el mensaje…
Al otro día, después de mediodía sonó el intercomunicador y una voz muy varonil me dijo que traían un despacho de la tienda… un muchacho delgado y de piel morena con un gorro institucional empezó a traer cajas con los modulares de los muebles y luego varias cajas con el piso laminado. Después de descargar todo lo que me traían, un hombre alto, de piel clara, cara redonda con barba de un par de días y ojos oscuros, muy robusto y también con el gorro con el logo institucional subió con los papeles para revisar que lo que habían dejado era lo que yo había comprado… Después de dar el visto bueno, conversó algo con el muchacho y este se retiró…Él hombre mayor (de unos 30 y pico), que vestía camisa manga corta y jeans trajo un bolso, me mostró una credencial y se identificó como el instalador de pisos y armador de muebles, y que por el monto de mi compra, la instalación seria costo $0…
—…Ah…! Sí… si algo me mencionó el vendedor… — mentí…
—Así es que si usted quiere, puedo empezar ahora mismo…— me dijo Rolando (así se llamaba), y quitándose el gorro pude apreciar su cabello muy corto, pero lo que más me llamó a atención y no pude simular ni siquiera delante de él, fue que desde su camisa desabrochada hasta el tercer botón, se veía su pecho sumamente velludo, con cortos y rizados pelitos que saltaban afuera y que le cubrían desde el cuello… sus antebrazos renegridos por la abundancia de vellos como si estuvieran peinados y ordenados transversal en sus brazos, y sus bíceps que ocupaban todo el ancho de la manga de la camisa… el dorso de sus manos también pobladas de vellos y sus manos grandes, regordetas igual que sus dedos…
— ¿Está solo? ¿Me puedo cambiar aquí?
—…Sí…eh, por supuesto…— le dije mientras me sentaba en un taburete sin querer perderme ese hermoso espectáculo…
Rolando me sonrió y comenzó a desabrocharse la camisa, hasta el último botón y abrirla, como para mostrarme todo su torso absolutamente velludo, se desabrochó el cinturón y el botón de su jeans, luego bajó el cierre dejando ver tímidamente su slip color celeste con un enorme bulto dentro… sobre el elástico Nike del slip se enroscaban juguetones los vellos de su abdomen. Terminó por despojarse de su camisa, a lo que me apresuré en acercarle una silla para que la dejara. Me sonrió nuevamente y me dio las gracias…
Se quitó el jeans dejándolo sobre la silla y mi corazón sudaba, tenía frente a mi a un hombre absolutamente hermoso y deseable, cubierto completamente de vellos, sus muslos gruesos y definidos, y sus pantorrillas redondas y fuertes… inconscientemente mordí mi labio inferior mientras lo miraba, y él se dio cuenta, ya que metió la mano dentro de su slip y acomodó su carga, dejando su miembro grueso y cabezón mirando hacia la izquierda y que se marcaba notoriamente dentro del ajustado calzoncillo… Buscó su bolso y extrajo unos zapatos de seguridad y un overol color azul con reflectantes. Rolando se giró dándome la espalda y seguí siendo testigo de ese espectacular macho… su espalda muy ancha y también con algo de vello, pero la parte trasera de sus muslos no tenían nada que envidiar a sus antebrazos por la cantidad de vellos que tenía… sus nalgas turgentes se redondeaban en la parte trasera y para terminar sus gemelos perfectos y musculados en sus hermosas piernas… Cuando se inclinó un poco para ponerse el traje, pude ver desde atrás la forma perfecta de sus redondos y grandes huevos entre sus piernas…
Terminó de vestirse y se puso nuevamente su gorro… frotó sus manos y se dispuso a despejar el lugar donde iba a instalar el piso… Le pregunté si necesitaba algo más y me respondió que no, que me avisaría…

—…Bien… lo dejo un momento… tengo que ir al baño…— me levanté disimuladamente y tratando de ocultar que mi miembro había reaccionado me dirigí al baño. Me bajé mi pantalón y mi miembro erecto y completamente húmedo saltó hacia afuera… con la imagen viva en la mente de aquel macho peludo y fortachón empecé a masturbarme y en unos segundos llegué al orgasmo lanzando chorros abundantes de semen espeso…
Me calmé un poco, me aseé y fui a mi dormitorio a cambiarme el pantalón, que quedó con una visible mancha húmeda… me vestí con un short, además ya estaba haciendo bastante calor. Volví a la sala y Rolando estaba enfocado en su labor, en cuatro patas… nuevamente sentí la excitación, pero me controlé… fui a la cocina y tomé frutas frescas y preparé un licuado… serví un vaso grande y se lo ofrecí a Rolando, pero él, muy caballero me dijo que por políticas de la Empresa no podían recibir ningún alimento mientras trabajaban…
—… Pero, ¿Cuál es el problema…? Si tú no dices nada, yo tampoco diré nada… Además, es sólo un vaso de jugo…
—…Está bien… además… hace bastante calor…— me dijo con dudas mientras se incorporaba y me recibía el vaso… lo probó y me dijo que estaba delicioso…
—Mmmh! ¿Es fruta natural?
—Absolutamente…— le respondí…
Rolando se relajó y empezó a mirar el departamento mientras se servía el jugo…
— ¿…Y qué piensa hacer después? ¿Va a pintar o poner revestimiento?
—Creo que con una manito de pintura quedaría bien…—le respondí
— ¿Y qué color piensa pintar?
—…Celeste… es mi nuevo color favorito…— le dije en tono pícaro, pero él sólo asintió con la cabeza sin darse cuenta de la doble intención de mi afirmación.
—Creo que con algunos faroles y la iluminación correcta el apartamento se verá fantástico…— y continuó— ¿Vive usted solo?
—…Sí… es mi departamento de soltero…Pero, quiero pedirte que no me trates de “usted”, me haces sentir como si fuera un tipo mayor y ese trato es muy severo… mi nombre es Marcelo, y me encantaría que me trataras de tú…
—Está bien, como diga…— respondió pasándome el vaso ya vacío. Me agradeció por el jugo y me dijo:
—Creo que no alcanzaré a terminar hoy, me debo retirar a las cinco. A las siete tengo clases
— ¿Estás estudiando?
—Sí, en la Empresa nos hacen capacitación, y ahora estoy perfeccionándome en instalaciones eléctricas. Ya hice la capacitación en carpintería y en grifería…
—…Qué bien, y justo yo lo que estaba pensando era en poner algunos faroles…
—Sí, pero si solicita instalaciones en la tienda le van a mandar a otro técnico…
—Ah, y tú, después de clases ¿vas al gimnasio? Porque tienes un cuerpazo de jugador de Rugby…
—No… Por lo general después de clases voy por ahí a hacer algún trabajo extra…— me respondió dándome una amplia sonrisa.
— ¿…Y, entras a las cinco?
—No, es que debo llegar a casa para darme un duchazo…
—…Pero si quieres, podrías darte un duchazo aquí, a mí no me molesta, y así descansas un momento antes de salir, ¿te parece?
—Bueno… ya he roto varias de las políticas de la Empresa…
—Pero ya te dije… si tú no dices nada yo tampoco— y el agregó:
—En todo caso no alcanzaré a terminar hoy, así es que tendré que volver mañana, para que me firmes el visto bueno del trabajo realizado…
—Y de eso no te preocupes, toma el tiempo que quieras porque veo que el piso está quedando perfecto…— le dije en adulación…
Seguimos conversando mucho más distendidamente, me confirmó su edad; 32 años, estaba absolutamente soltero y de sus proyectos a futuro. Por mi parte, le conté que también estaba solo, que trabajaba en forma independiente y que aceptaba con agradecimiento lo que la vida me ofrecía…
—Pero tú eres joven y bien parecido, debes tener bastantes conquistas— dijo, y me ruboricé.
—Yo no tengo suerte en el amor, y por el momento sólo tengo a mi fiel compañera…— me dijo mostrándome su mano derecha… Ambos reímos…
Le dije a Rolando que eran ya casi las cinco y que si quería se preparara… fui a mi dormitorio y busqué una toalla y útiles de aseo. Él asintió y se desperezó como si fuera un oso. Le indiqué donde estaba el baño.
Él entró y se desnudó. Se metió a la ducha y empezó a bañarse, pero sin cerrar la puerta… Me di cuenta cuando entré para preguntarle dónde le dejaba su ropa… Allí estaba completamente desnudo y el agua corría por su cuerpo. Quedé pasmado observando su anatomía; su torso y muslos que ya había visto, y ahora me mostraba toda su virilidad, un grueso y cabezón miembro de piel oscura que colgaba entre una abundante cantidad de vellos púbicos. Sus huevos redondos y grandes que se balanceaban entre sus muslos. Rolando se giró para quedar de frente a mí…
—Perdón…— le dije e intenté salir, pero él despreocupadamente me dijo que en el baño quedaría perfecto un vanitorio y un espejo grande…
—Grande… bastante grande…— le respondí y me reí nerviosamente. Él entendió perfectamente mi afirmación y comenzó a reír…
—Vaya que peludo que estás…y grandote…— le dije y él se sintió alagado.
—No tanto… igual me crece un poco más…— y me quedó viendo.
—Tú igual se nota que no estás nada de mal… se te marca bien grande en tu short…— intuitivamente llevé mi mano a mi paquete y me cubrí, sentí nuevamente como me ruborizaba…
—…Pero ¿Y qué?, si siempre los hombres estamos comparándonos con otros hombres… ¿o tú no miras de repente en las duchas o en los urinarios a otros hombres?— continuó Rolando — y yo sé que tengo “buena herramienta”… ¿Quieres verla parada?— me dijo y empezó a estirar su verga con la mano hasta que esta comenzó a ganar en diámetro y longitud… eran como 20 cms.… esa escena me excitó y tuve una erección.
—Muéstramela…ya viste la mía…
Me bajé mi short y saltó mi verga de unos 17 cms., mientras él salía de la ducha y secaba su cabello con la toalla y la ponía en sus hombros. Se acercó y la tomó en su mano jalándome el prepucio hacia atrás…
—Toca la mía…— me dijo con voz pausada. La tomé y estaba ardiente y dura. La jalé hacia atrás para descubrir el glande que estaba hinchado y redondo… tiré su prepucio hacia delante hasta cubrir la cabezota y nuevamente hacia atrás…
— ¿…Te gusta…?— me preguntó — ¿Quieres mamarla?
Sin decir nada me arrodillé hasta quedar con su verga frente a mi cara. La tomé, descubrí el glande y pasé mi lengua en el frenillo, para luego presionar con mis labios suavemente y fui succionando hasta introducir todo la suave punta de su miembro en mi boca… mis manos acariciaban sus muslos fuertes y sus gemelos duros, mientras él me acariciaba y suspiraba… jugueteaba con mi lengua y chupeteaba, y a Rolando le encantaba, pues me decía a cada instante lo rico que sentía…
Estuve un rato y distinguía el sabor de su secreción en mi boca, acariciaba sus huevos y sus nalgas peludas. El aroma de su pubis era especial y mi nariz se hundía en sus pelos…
De pronto me indicó que me levantara y tomó mi cara, acercando sus labios me besó y su lengua penetró mi boca. Me despojó de mi polera y con mucha facilidad me alzó en sus brazos y yo puse mis piernas alrededor de su cintura. Sus manos se apoyaron en mis nalgas y sentía el calor de su verga… me llevó al dormitorio y me puso de espaldas en la cama, y poniéndose sobre mí siguió besándome, bajando por mi cuello donde su barba de días me raspaba, y luego se estacionó a mamar mis tetillas, a lamerlas y chupetearlas haciéndome delirar de placer… y que se intensificaba mucho más al sentir mi pene erecto entre los tupidos vellos de su abdomen…
Continuó así largo rato hasta que fue bajando hasta mi miembro, el que limpió un poco de su abundante secreción y lo echó a su boca… La mamada que me estaba dando me hacía temblar, y me sentía subyugado cuando con pasión su lengua hurgaba en mi escroto y se echó mis bolas en la boca para chupetearlas, y luego mamarme la verga de nuevo… estaba completamente entregado al placer, hasta que Rolando levantó mis piernas y hundió su cara en mis nalgas y con su lengua penetraba mi ano… me lamía, me mordisqueaba, me hacía retorcerme de placer…  Luego me mamó de nuevo y empezó a subir hasta llegar con sus labios a los míos. Entre besos me preguntaba:
— ¿…Quieres que te lo meta…? ¿Quieres sentir mi verga abriéndote el hoyito…?
—…Dale!… no te detengas… métemelo… quiero sentirte adentro…— le decía entre suspiros y casi suplicando.
Rolando se acomodó un poco levantando mis piernas y con su mano encaminó su miembro hasta mi hoyito, frotó un poco para asegurarse donde estaba la entrada y empezó a empujar, suave y constante, hasta que mi esfínter se fue abriendo para recibir su ardiente glande, y en un nuevo fue abriéndose paso en mi interior, centímetro a centímetro hasta sentir su pubis pegado a mis nalgas… me abracé a su espalda y él comenzó con su penetración, sólo moviendo las caderas para sacarlo y empujarlo de nuevo hasta el fondo… Gemía de placer y el ahogaba mis gemidos con sus besos, y sin despegar sus labios de los míos me preguntaba si me gustaba así…
— ¿…Te gusta así…? ¿Te gusta como te lo estoy poniendo?
—…No te detengas… Dale… Sigue así… te siento tan adentro…— le respondía con dificultad…
Pasaron unos minutos y mi orgasmo era inminente, mi esfínter se hacía estrecho y eso le gustaba a Rolando que apuró su movimiento…
—…Ooohhh… mmmf… Me vengo… voy a acabar… aaahhh… Quieres que acabe adentro…
—…Acábame en el pecho…— le pedí…
Rolando se incorporó rápido y me desenvainó, tomó su verga y la apuntó a mi pecho… un ardiente y espeso chorro de semen me cubrió desde el abdomen hasta el cuello, otro más, y luego otro que fue a dar hasta mi cara… caliente, blanco y abundante… Con mis manos lo esparcí por todo mi torso y abdomen y el de mi cara lo llevé hasta mis labios para probar la exquisita leche que mi macho me había regalado… Él, cansado y satisfecho, tomó mi verga y empezó a pajearme, estaba tan excitado que sentir su mano regordeta en mi miembro me hizo acabar también abundantemente. Rolando con su mano untó mi semen en mi torso con suaves caricias en donde ante había untado el de él… Se tendió a mi lado, rendido y se quedó allí unos minutos…
Luego se levantó y fue nuevamente a la ducha, se vistió y antes de salir me dio un abrazo y un apasionado beso…
—…No terminé el trabajo ahora, así es que tendré que volver mañana…
—…Te estaré esperando… y quiero que el trabajo sea igual que el que hiciste ahora…
—…Por supuesto que sí… y mañana será mejor… Mañana el trabajo será “con todo”…
Rolando volvió al otro día, y al siguiente y así por una semana… es todo un experto instalándome lo que a mí más me gusta… y ahora está aquí conmigo, echado en el sillón y yo en su regazo mientras termino de escribir este relato…

  


4 comentarios:

  1. Me encantó el tipo del slip celeste de la primera foto... y para qué te digo cómo terminé de mojadito leyendo este cuento... Yo también quiero un hombre peludo que me ponga en la posición que él quiera... Saludos y abrazos desde Viña...

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  2. Muy bien el relato me exitay me mojotodo

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  3. Espectaculiar...ja ja.Me hiciste sentir y vivenciar cada palabra,cada gesto.Tan macho y le gusta besar...que bueno.Los machos generalmente,no quieren besar en la boca a otro hombre.

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  4. QUE LINDOS LOS HOMBRES PELUDOS Y SI ADEMAS ESTAN CON LA VERGA GRANDE MUCHO MEJOR¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡

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