2/4/14

DESDE GUAYAQUIL CON AMOR (RELATO)

Desde Guayaquil con amor…


Soy de Lima y vivo en La Molina. En mi ciudad, muchos de mis amigos o “patas”, como decimos acá, han tenido la oportunidad de viajar al Ecuador y me contaron que en ese país, todos los hombres poseen rostros bellos y cuerpos esculturales. También me confesaron que ellos viajan por una semana a Guayaquil y se la pasan comiendo vergas guayaquileñas todos los días porque los guayaquileños son machos muy fogosos y hacen el amor a las mil maravillas, luego retornan a Lima bien culiados y felices. Pensé: “¿Cuanta verga recibirán? Esto me causó enormes deseos por viajar a ese paraíso de hombres hermosos…ya que soy un admirador de la belleza masculina, y porque en mi tierra me siento frustrado ya que nunca he podido ni podré encontrar al príncipe de mis sueños, pues los hombres peruanos son de baja estatura, de contextura menuda, morenos y con notoria influencia indígena u oriental por la gran migración de chinos a mi país. Además, yo soy una de esas personas de piel morena, contextura menuda, bajo de estatura y de ojos rasgados por lo tanto, no me gustan las personas similares a mí sino los hombres blancos, grandotes, con los ojos azules o verdes y el pelo rubio; encontrar alguien con esas características en mi tierra es imposible ya que la gente peruana no es así.

La idea de ir a Ecuador me daba vueltas en la cabeza, así que decidí dejar de sufrir, pedí unos días de vacaciones, hice mis maletas y me mandé a cambiar a la ciudad que se considera hoy por hoy, un auténtico paraíso para las comunidades gay del mundo: Santiago de Guayaquil.

Me hospedé en el Hotel “C…”, un hotel tradicional, famoso por que en el se puede degustar lo mejor de la gastronomía guayaquileña. Queda frente al parque S…, una plaza pequeña, muy bonita, llena de iguanas, también hay ardillas y una gran variedad de papagayos y tucanes con un colorido maravilloso. Al principio me daban miedo las iguanas porque no las conocía, pero luego noté que los turistas norteamericanos y europeos -que los hay por miles- y los niños locales les daban de comer hojas frescas directamente en sus hocicos sin ningún peligro…la ciudad es extraordinaria, completamente moderna y limpia…aunque muy calurosa, es una de las ciudades más húmedas del mundo, pero uno se siente muy a gusto porque todos los centros comerciales, edificios, oficinas y residencias, tienen aire acondicionado central, es como estar en Miami, sólo que Guayaquil es mas acogedora porque su gente es sumamente educada y simpatiquísima…sobre todo sus hombres…Aahhh…comprobé que los hombres de Guayaquil son guapísimos, en verdad paralizan el trafico con su belleza, sus cuerpos sensuales y ese caminar maravilloso…debo reconocer que nunca en mi vida he visto tantos hombres guapos juntos, los veía pasar garbosos por las calles guayaquileñas…unos son rubios de ojos azules, otros morenos de ojos verdes, otros pelirrojos con ojos turquesas, pero todos…todos…preciosos.

Sus bellos físicos son el resultado de una fusión de razas múltiple…pero son lindos porque estas mezclas raciales han sido las apropiadas…tienen influencia alemana, holandesa, francesa, italiana, inglesa y española…no poseen rasgos indígenas ni negroides, hay unos mulatos claros pero con ojos verdes o azules y narices respingadas…que francamente son unos chocolates deliciosos listos para devorárselos! Sin ánimos de exagerar pienso que todos los hombres de Guayaquil son apuestos y si acaso por ahí aparece alguno que no sea bello tiene en cambio un cuerpo perfecto y es tremendamente atractivo…y aquellos que si son bellos…pues, son…sencillamente perfectos!, jamás vi a nadie con los ojos achinados…ellos los tienen muy grandes, los rasgos de sus rostros son delicados y de cuerpos atléticos…sus pectorales, espaldas y hombros son enormes, que hombres tan fornidos, ¿Qué será lo que comen?, tienen unos cuerpazos bien formados y definidos, sus dientes son grandes, blancos y perfectos, cuando sonríen uno puede desmayarse ante su deslumbrante atractivo!

Recién llegaba a este paraíso y ya estaba medio loco de ver tanta carne turgente y músculos…pero moría de ganas por cogerme a alguno de estos machazos que lucen tan masculinos, tan apetitosos…y para mí, sinceramente: inalcanzables; porque siendo ellos tan hermosos y yo en cambio tan feo y escuálido…

Estos hombres caminan separando graciosamente las piernas como si sus penes y testículos fueran demasiado grandes y ser testigo de este estilo peculiar de caminar resulta muy excitante. Son muy masculinos, llevan la espalda recta y es fascinante ver cómo sus anchas espaldas danzan sincronizadas con sus rítmicas caderas latinas…Wow!…verlos es un espectáculo divino…mi ropa interior sólo permaneció mojada porque estos machos divinos producen en uno orgasmos en cada esquina… ¿Quieren conocer otra característica de los machos de Guayaquil? ¡Imagínense que caminan parando el culo!…¡sí!, ¡no es broma!, ¡los paran en punta!...como si necesitaran hacerlo…si la naturaleza ya los dotó con esos bellos culazos…no tienen para qué pararlos… —pensé yo— pero luego comprendí que lo hacen como una expresión de orgullo…es que el hombre que posee más culo…pues…¡es más “bacán”!…como dicen acá en Guayaquil…me enamoré perdidamente de ellos cuando verifiqué que no son machistas retrogrados como son los hombres de mi tierra y del resto de los países sudamericanos…los guayaquileños son súper viriles pero pueden cocinar, asear una casa, son muy caballeros y atentísimos con las damas…y con los gays…(¡!!), son una especie muy diferente a todas las otras conocidas y espero que nunca se extingan… Así como son varoniles, son también muy vanidosos y cuidadosos de su imagen personal…son los más coquetos que he conocido… Les encanta que los miren y sobre todo… ¡que los admiren!…si uno los ve por la calle parecería que no rompen un plato…que no se dan cuenta de nada de lo que sucede a su alrededor…pero no es así, ellos se dan cuenta de todo lo que pasa en su entorno, son gente con chispa, de mirada ágil… ¡”…Pilas…”! Como ellos mismos dicen. Imagínense que yo los contemplaba boquiabierto por sus hermosas caras…y ellos me miraban directamente a mis ojos y alzaban las cejas con un gesto cómplice…como diciendo: “¿te gusta lo que ves?”…cuando les mandaba mirada bragueteras…porque todos tienen unos paquetazos de lo más apetitosos entre sus piernas… igual me miraban y luego se mordían el labio inferior como diciendo: “quisiera dártela a probar”…

En eso pasó junto a mí una ricura con un culazo precioso y me quedé mirando embrutecido su delicioso rabo… el tipo volvió a verme y me sonrió pícaramente… Francamente…¡qué culos tan deliciosos que tienen los hombres guayaquileños!...son unas verdaderas esculturas…grandes, musculosos y bien parados!, firmes y carnosos…¡una verdadera delicia!...¡y como les gusta exhibirlos! ¡Que manía de usar los pantalones ajustados! ¡Me tenían mareado de tanto mover la cabeza de un lado al otro porque uno lo tiene más rico que el otro!

Almorcé en un restaurant llamado “O…”, en el que servían un menú gourmet delicioso, el ambiente era de primera y hasta los meseros eran guapísimos…el local estaba lleno de mujeres hermosas y hombres divinos, bien vestidos y súper atractivos…había una mesa frente a la mía que ocupaban tres típicos hombres guayaquileños, aproximadamente de unos 28 años, lucían como empresarios: dinámicos y con gran personalidad…tenían muy buenas costumbres, se notaba que pertenecían a familias acomodadas. Dos de ellos eran sumamente atractivos, pero el tercero; era un muñecote espectacularmente precioso, su rostro parecía sacado de una revista de modelos masculinos, tenía el pelo rubio dorado, muy rizado pero cortísimo y minuciosamente peinado hacia con gel o fijador, no tenía ni un solo pelo fuera de su lugar..su piel era blanca, sus enormes ojos tenían un color muy especial, eran azules pero con tintes violeta, su dentadura blanquísima y tan perfecta como la de un anuncio de dentífrico, además sonreía constantemente mientras bromeaba con sus amigos…estaba sentado sobre un culo que parecía un mullido cojín, mantenía su espalda rectísima y sus gruesos muslos estaban totalmente separados…era un hombre de por lo menos dos metros de estatura, si no es más y todo lo tenía acorde su tamaño: grande…sus amigos no eran tan hermosos como este pero si muy sensuales, altos pero no tanto como el primero; igual de blancos y con los ojos verdes, cabellos rubios y también peinados impecablemente. Los tres vestían ropa finísima y nueva…pensé: “¡o son muy acomodados…o la ropa de marca de diseñadores internacionales es una ganga en el Ecuador!”

Se los veía de buen humor, varoniles hasta la médula y elitistas también, coquetearon con chicas lindas de otras mesas, las cuales se notaba eran de su misma condición social.

Pero yo estaba fascinado con el joven altísimo y guapo no sólo porque era tal y como me gustan los hombres sino que a mis 36 años, su juventud me enloquecía aún más! Lo tenía de frente y no cesaba de contemplarlo como una colegiala enamorada…¡Es que nunca en mi vida había visto en persona a un hombre tan bello y grandote como este!…él nunca notó mi presencia…ni siquiera me dedicó una mirada…hasta que se levantaron luego de pagar la cuenta y se retiraron…pero continué mirándolos a través del enorme ventanal que daba a la acera sobre la que ellos permanecieron conversando unos segundos más hasta que se despidieron los tres muy afectuosamente y el muchacho guapo me brindó una fugaz mirada y levantó rapidísimo tres veces sus espesas cejas rubias…coqueteándome…luego comenzó a caminar…¡me quedé impactado!...¡el jovencito guapo si había notado mi presencia después de todo…y además me daba a entender que quería que lo siga!...

Pagué la cuenta rápidamente y salí disparado tras de él, lo seguí muy nervioso porque no sabía como abordarlo…iba caminando a sus espaldas mirando embriagado aquel precioso par de melones gigantescos que tenía por culo debajo de un ceñido pantalón…el jovencito era tan alto que mi cara prácticamente quedaba a la altura de su culo y yo lo miraba hipnotizado porque con cada paso que daba un globo de carne subía y el otro bajaba…aparentemente él no notaba mi presencia…pero al llegar al final de la acera y antes de cruzar la calle permanecimos juntos por espacio de unos segundos en espera de que el semáforo cambie de color para poder cruzar. Entonces el joven apuesto sin mirarme siquiera me dijo:
— “Por lo visto la comida no te ha dejado satisfecho ¿no?”— nervioso le contesté:
— “No entiendo… ¿Por qué?”
— “Porque me quedas mirando con mucho apetito”—, nerviosísimo le dije:
— “…Ah! sí, disculpa…es que….”
— “No, tranquilo…no me molesta, además yo también ando con ganas…pero tienes un lugar a dónde ir?”
— “Solo al hotel en el que estoy hospedado”
— “Que hotel es?”
—“C…”
—“Aha, ya…entonces vamos para allá en este momento, te parece?...”

Mis piernas temblaban…no podía creer que un hombre tan bello como este me esté dando una cita para culiar!, pero no iba a desaprovechar esta oportunidad así que le dije que sí y enseguida cambiamos la ruta pero sin que él me vea a la cara…sólo me daba indicaciones mirando hacia otro punto…sin verme…esto me ponía aún mas nervioso…

Al llegar a la esquina del hotel, él me dijo:
—”en que habitación estás?”
— “en la 206”— contesté ansioso.
— “te espero entonces en el segundo piso…”— E ingresó muy tranquilo, tomó el ascensor y subió mientras que yo torpemente pedía mis llaves en la recepción y luego llamaba al ascensor. Mi mano temblaba…tenía pánico de que alguien se dé cuenta o peor…que el hombre más hermoso que he visto en mi vida me esté jugando una broma y se vaya sin que yo pueda disfrutarlo…pero cuando se abrieron las puertas del ascensor ahí estaba él: enorme…parado con sus piernas siempre bien separadas y esa cara preciosa. Ahora que nadie nos veía me miraba a los ojos cautivándome aún más! Caminamos hacia mi habitación y una vez adentro este espectacular muñeco me levantó en el aire y me puso contra la pared besándome con pasión e introduciendo su lengua hasta el fondo de mi garganta quitándome la respiración, pero no opuse resistencia, pensé que si debía morir en manos de un hombre tan precioso como este…no me importaba… Lo único que me importaba es que él me había tomado en cuenta…que me besaba como el amante mas fogoso y que yo por fin iba a hacer el amor con un hombre divino, que parecía un actor de cine!

Entre fuertes abrazos y sin dejar de besarnos fuimos a parar a la cama…los dos luchábamos por despojarnos de nuestras ropas para quedar desnudos y con nuestros cuerpos juntos el uno al otro….así fue…luego de mucho luchar…él y yo estábamos completamente desnudos sin dejar de intercambiar nuestras lujuriosas lenguas…era como si el mundo se fuera a terminar aquella calurosa tarde guayaquileña!

Yo no podía creer aún lo que estaba experimentando…pensaba a veces que todo era un sueño pero no…era realidad…estaba junto al hombre más hermoso y enorme que jamás en mi vida había visto! Entonces no sólo quise probar su deliciosa boca y lengua, también quise conocer los sabores de su precioso cuerpo de adonis… Bajé por su pecho lamiendo, besando y mordiendo sus deliciosas tetillas masculinas las cuales ante la estimulación de mi lengua se erectaban apuntando al techo eróticamente... luego seguí bajando por su estómago plano y lleno de músculos mientras que el hombre gemía apasionadamente…y le introduje mi lengua en su ombligo delicioso…saboreando cada centímetro de sus carnes exquisitas y escuchándolo gemir cada vez más y más fuerte…luego me encontré con un pene gigantesco! Era un precioso ejemplar de verga rosada completamente erecta! Divina... Olía a perfumes caros y a la esencia original del macho limpio…tenía vellos rubios ensortijados y un buen par de bolas olorosas… su pene era circuncidado y sus formas eran perfectas…buen grosor…buen tamaño, excelente dureza y un glande supremo! Lo chupé maravillado y luego traté de tragarme toda la pieza de un solo bocado…pero no lo logré porque era demasiado desarrollada y mi boca muy pequeña, pero la agarré con mis manos del enorme tronco grueso y firme como si fuera un bate de béisbol y me concentré a darle chupeteadas a la cabeza de su bello miembro mientras que el guapo mancebo se retorcía muerto de gusto sobre la cama gimiendo:
— “qué rica mamada…no pares…así….que rico la mamas…oooohhh…que ricas chupadas…ooooohhh”

Su bello rostro masculino lucía aún más hermoso al estar excitado…era como si yo lo tuviera a mi merced…en mi poder…pero aún no lo podía creer…él era demasiado bello para ser cierto…pero seguí mamando su pene incansablemente…seguí proporcionándole placer…luego de mucho mamarlo…decidí darle atención a sus pelotas rosadas, así que las chupé suavemente mientras escuchaba al hombre decir:
—“ooohhh…asssiiiii….que ricooo…..ooohhh” — como me di cuenta de que sus testículos eran tan sensibles como todo el resto de su miembro, permanecí largo rato lamiendo y chupando aquellas ricas bolas, pero cuando me metía una entera en la boca y la mamaba, el hombrezote levantaba su pelvis hacia arriba y expresaba mayor gusto separando sus bellas piernas y mostrándome un ano apretado que lucía muy apetitoso…
Así fue como bajé mi lengua por la tierra de nadie entre los gritos descontrolados del hombre enloquecido de placer hasta que vi como él mismo se separó completamente sus nalgas con sus manos mostrándome aquel huequito sagrado y que pensaba era para mí…inalcanzable…ante mis ojos estaba el ano más cerradito y rosado que jamás había visto…le mandé la punta de mi lengua y el hombre se desbocó de gusto…gritaba como loco y movía todo su cuerpo como si mi pequeña lengüita le produjera descargas eléctricas al interior de su culazo….le mandé cada vez más y más lengua…le lamí alrededor del anillo y luego dentro…
—”ooohhh…oooooohhh…aaaaaahhh…ricooo…oooooohhh…”— gemía enloquecido el machote guayaquileño…noté que su poderosa verga estaba aún más dura que antes y que golpeaba palpitante contra su estomago plano y duro…entonces le metí un dedo ensalivado y el tipo se quedó quieto, disfrutando de aquellas sensaciones en el interior de su caliente recto…saboreando con el culo cada milímetro de mi dedo índice… Aunque su ano era grande como todo el resto de su anatomía…a la vez estaba muy apretado y eso me enloqueció por completo…mi pene estaba durísimo y no quise esperar más tiempo para poseerlo…levanté sus gigantescas y bien formadas piernas por sobre mis débiles hombros abriéndolo por completo y luego de escupir en aquel orificio rosado, lo empalé con mi verga morena de 19 centímetros y comencé a entrar y salir de él suavemente para no lastimarlo…el joven y atractivo machazo me miraba con una expresión de gusto única y se dejó culiar por este cholo peruano casi durante treinta minutos…diciendo atontado:
— “Cómo es que…ooohhh….tienes la verga tan grande…si tu eres tan pequeño…mmmhhh…”— tal parece que mi pene le masajeó demasiado deliciosamente su ano, porque ni bien hubo de expresar esta frase su gigantesco pene tieso lanzó fuertes descargas de semen caliente que bañaron su velludo y fuerte pecho, el grueso cuello y parte de su hermoso rostro… Esto me excitó tanto que quise acabar también, pero el gigante sacó mi tolete indígena de su maravilloso culo y agarrándome con fuerza de la cintura me sentó sobre su erecto pene, que aunque acababa de eyacular se mantenía igual de duro… Sentí que mi culo moreno se fue dilatando poco a poco para dar paso aquel cilindro de carne dura y rosada y sentí también cómo iba abriéndose paso entre mis entrañas hasta llenarme por completo del gigantesco miembro de este hombre guayaquileño…mi placer era inenarrable…mis ojos chinos estaba completamente abiertos al igual que mi boca…debido a la admiración que me producía este poderoso pene que me coronaba a plenitud… mi anillo de carne morena se tuvo que dilatar muchísimo para dar paso al tronco del pene del ecuatoriano y antes que me pudiera dar cuenta ya estaba yo subiendo y bajando, introduciéndome aquel tubo grueso en mi ano mientras mis delgadas piernas trigueñas y lampiñas se flexionaban a ambos lados del gigante para poder tragarme y luego sacarme aquel poderoso vergón de gorda y deliciosa cabezota que me tenía embriagado por completo!...

Llegué a pensar que el hombre me partiría en dos! El macho guayaquileño no dejaba de sujetarme de mi cintura y así como me subía luego me ensartaba fuertemente en su poderosa estaca… cuando me hundía su pene yo sentía que me iba a salir por la boca y mi ojos desorbitados se abrían más y más… todo el interior de mi ser fue invadido por aquel miembro de dimensiones gigantescas, al menos para mi tamaño… El ojo de mi culo se abrió hasta alcanzar un tamaño insospechado ante la intromisión de aquel tronco delicioso que me tenía completamente sodomizado…de pronto mi culiador me atrajo con fuerza hacia él de manera que mi delgado pecho quedara a la altura de su boca y comenzó a chuparme fuertemente mis pezones hasta dejarlos morados por la fuerza con la que me mordía y succionaba, pero esto me producía una sensación maravillosa que junto a la estaca de carne enterrada en mi culo ya en su totalidad lograron que desde lo más profundo de mis testículos expulse con fuerza verdaderos chorros de leche espesa que inundaron el abdomen de mi hermoso culiador. Entre mis gritos de gusto y sus voces de dominación…”toma, toma verga, cholo rico, toma verga, que bueno que está tu culo carajo!” mi precioso macho también lanzó un grito de satisfacción y me llenó el interior de una espesa y cálida bazucada de semen guayaquileño… Nunca me habían inundado de semejante forma de leche… todo mi ser quedó lleno de este gigantesco macho hermoso y excitado… los dos caímos de lado sobre el colchón y quedamos exhaustos luego de esta salvaje sesión… Permanecí ensartado por el guayaquileño durante largo rato hasta que retiró lentamente su pene ya flácido de mi interior dejándome con la sensación de haber sido totalmente empalado y que mi ano y entrañas fueron desgarradas.

Luego de un momento de retozar en la cama…de besarnos con dulzura y de hacernos caricias, mi precioso amante se levantó y fue a darse una ducha. Lo seguí y me metí junto con él bajo aquel chorro de deliciosa agua tibia y nos enjabonamos mutuamente…pero poco a poco me fui excitando nuevamente hasta que mis caricias se fueron tornando muy apasionadas. Me puse a su espalda y besaba sus nalgas…separaba estos inmensos cachetes y hundía mi pequeña cara en el centro para lamer su fantástico anillo…es que nunca en toda mi vida…había tenido entre mis manos un culo tan grande como ese y quizás nunca más lo vuelva a tener…así que lo apreté fuerte y volví a separar los “cachetotes” para admirar su huequito nuevamente y volví a sentir que mi verga alcanzaba dimensiones insospechadas… tenía nuevamente una erección y los deseos de poseerlo otra vez… se lo dije y el complaciente se colocó en cuatro sobre el piso de la tina para que yo pudiera penetrarlo. Aprovechando que nuestros cuerpos estaban jabonosos y que mi grueso pene oscuro durísimo, logré ingresar en aquel culito blanquito… le di verga durante mucho tiempo, mientras que el agua tibia caía sobre nuestros cuerpos desnudos y el gritaba fascinado:
— “Qué rica tienes la verga cholo culión…dame…dame más sable… culéame…hazme tuyo…ooohhh” — no logré contenerme por más tiempo ya que mi excitación era enorme, así que volví a eyacular en su interior entre fueres temblores de mi cuerpo y mientras me agarraba de sus enormes caderas…


Cuando acabé de depositar hasta la última gota de mi leche en él, me dijo con voz varonil y cariñosa:
— “Me vas a disculpar… pero nuevamente me toca a mí”— y se puso de pié ante mi ser, quedando yo como un pigmeo a su lado y admirando su hermoso cuerpo de adonis que se levantaba como un rascacielos ante mis ojos. Me levantó como si yo fuera una pluma y enrollé mis delgados brazos alrededor de su fuerte cuello que parecía el de un buey, mis menudas piernecillas se agarraron de su grueso y fornido cuerpo y mi culo quedó expuesto al voluminoso falo del escultural machote. Su pene erecto como un fierro caliente apuntaba hacia mi orificio anal… El muñeco de carne y hueso me dijo mirando a mi cara:
— “a todo esto…como te llamas?” — y yo embrutecido de amor y éxtasis le dije con mi rostro ya muy cerca del suyo:
—“Rolando…y tú, mi amor…como te llamas?”
—“José Antonio…” — me dijo el susurrando dulcemente y uniendo su boca a la mía, fundiéndonos en un beso apasionado…luego la enorme cabezota de su descomunal verga se fue encajando en mi ano y terminó culiándome en esa posición… Mi culo estaba completamente abierto porque mis piernas rodeaban su cuerpo y mis pies trataban de toparse en su espalda…su falo maravilloso fue ingresando poco a poco en mi culo hasta que sentí que me entró hasta la gruesísima base….yo gemía como loco…sentía que me desgarraba todo…que me partía…pero no me importaba…solo quería ser suyo…completamente suyo….y mientras sentía que su grueso “salami” me llenaba por dentro, yo lo besaba cada vez más apasionado…le mordía su preciosa boca…le besaba toda su cara y le decía que lo amaba con todo mi ser…

José Antonio me culió de pié largamente y me tuvo ensartado en su verga como una aceituna a un palillo gigantesco, hasta que lanzó fuertes chorros de leche caliente y espesa dentro de mí… Jamás me habían cogido tanto ni había recibido semejante cantidades de verga…yo me encontraba en el mayor éxtasis de mi vida y creo que él también.

Luego de bañarnos y vestirnos…José Antonio me dijo que debía ir a trabajar, pero que volvería esa noche para continuar nuestro romance y nuestras sesiones de sexo salvaje. Nos despedimos muy cariñosamente, como si fuéramos un matrimonio estable…yo estaba enamorado “hasta las patas!”... lo vi partir muerto de pena y luego esperé en mi habitación… nunca más volvió…no lo volví a ver…sólo conservo los desgarres de mi ano como un recuerdo latente de la forma en que me hizo suyo y nunca lo olvidaré.


Ahora estoy en Lima nuevamente y no puedo dejar de pensar en José Antonio, creo que no podré olvidarlo jamás y tampoco quiero hacerlo, prefiero recordar por siempre que tuve la oportunidad de ser amado por un hermoso hombre guayaquileño…

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