Desde Guayaquil con amor…
Soy de Lima y vivo en La Molina. En mi ciudad, muchos
de mis amigos o “patas”, como decimos acá, han tenido la oportunidad de viajar
al Ecuador y me contaron que en ese país, todos los hombres poseen rostros
bellos y cuerpos esculturales. También me confesaron que ellos viajan por una
semana a Guayaquil y se la pasan comiendo vergas guayaquileñas todos los días
porque los guayaquileños son machos muy fogosos y hacen el amor a las mil
maravillas, luego retornan a Lima bien culiados y felices. Pensé: “¿Cuanta
verga recibirán? Esto me causó enormes deseos por viajar a ese paraíso de hombres
hermosos…ya que soy un admirador de la belleza masculina, y porque en mi tierra
me siento frustrado ya que nunca he podido ni podré encontrar al príncipe de
mis sueños, pues los hombres peruanos son de baja estatura, de contextura
menuda, morenos y con notoria influencia indígena u oriental por la gran
migración de chinos a mi país. Además, yo soy una de esas personas de piel
morena, contextura menuda, bajo de estatura y de ojos rasgados por lo tanto, no
me gustan las personas similares a mí sino los hombres blancos, grandotes, con
los ojos azules o verdes y el pelo rubio; encontrar alguien con esas
características en mi tierra es imposible ya que la gente peruana no es así.
La idea de ir a Ecuador me daba vueltas en la cabeza,
así que decidí dejar de sufrir, pedí unos días de vacaciones, hice mis maletas
y me mandé a cambiar a la ciudad que se considera hoy por hoy, un auténtico
paraíso para las comunidades gay del mundo: Santiago
de Guayaquil.
Me hospedé en el Hotel “C…”, un hotel tradicional,
famoso por que en el se puede degustar lo mejor de la gastronomía guayaquileña.
Queda frente al parque S…, una plaza pequeña, muy bonita, llena de iguanas,
también hay ardillas y una gran variedad de papagayos y tucanes con un colorido
maravilloso. Al principio me daban miedo las iguanas porque no las conocía,
pero luego noté que los turistas norteamericanos y europeos -que los hay por
miles- y los niños locales les daban de comer hojas frescas directamente en sus
hocicos sin ningún peligro…la ciudad es extraordinaria, completamente moderna y
limpia…aunque muy calurosa, es una de las ciudades más húmedas del mundo, pero
uno se siente muy a gusto porque todos los centros comerciales, edificios,
oficinas y residencias, tienen aire acondicionado central, es como estar en
Miami, sólo que Guayaquil es mas acogedora porque su gente es sumamente educada
y simpatiquísima…sobre todo sus hombres…Aahhh…comprobé que los hombres de
Guayaquil son guapísimos, en verdad paralizan el trafico con su belleza, sus
cuerpos sensuales y ese caminar maravilloso…debo reconocer que nunca en mi vida
he visto tantos hombres guapos juntos, los veía pasar garbosos por las calles
guayaquileñas…unos son rubios de ojos azules, otros morenos de ojos verdes,
otros pelirrojos con ojos turquesas, pero todos…todos…preciosos.
Sus bellos físicos son el resultado de una fusión de
razas múltiple…pero son lindos porque estas mezclas raciales han sido las
apropiadas…tienen influencia alemana, holandesa, francesa, italiana, inglesa y
española…no poseen rasgos indígenas ni negroides, hay unos mulatos claros pero
con ojos verdes o azules y narices respingadas…que francamente son unos
chocolates deliciosos listos para devorárselos! Sin ánimos de exagerar pienso
que todos los hombres de Guayaquil son apuestos y si acaso por ahí aparece
alguno que no sea bello tiene en cambio un cuerpo perfecto y es tremendamente
atractivo…y aquellos que si son bellos…pues, son…sencillamente perfectos!,
jamás vi a nadie con los ojos achinados…ellos los tienen muy grandes, los rasgos
de sus rostros son delicados y de cuerpos atléticos…sus pectorales, espaldas y
hombros son enormes, que hombres tan fornidos, ¿Qué será lo que comen?, tienen
unos cuerpazos bien formados y definidos, sus dientes son grandes, blancos y
perfectos, cuando sonríen uno puede desmayarse ante su deslumbrante atractivo!
Recién llegaba a este paraíso y ya estaba medio loco
de ver tanta carne turgente y músculos…pero moría de ganas por cogerme a alguno
de estos machazos que lucen tan masculinos, tan apetitosos…y para mí,
sinceramente: inalcanzables; porque siendo ellos tan hermosos y yo en cambio
tan feo y escuálido…
Estos hombres caminan separando graciosamente las
piernas como si sus penes y testículos fueran demasiado grandes y ser testigo
de este estilo peculiar de caminar resulta muy excitante. Son muy masculinos,
llevan la espalda recta y es fascinante ver cómo sus anchas espaldas danzan
sincronizadas con sus rítmicas caderas latinas…Wow!…verlos es un espectáculo
divino…mi ropa interior sólo permaneció mojada porque estos machos divinos
producen en uno orgasmos en cada esquina… ¿Quieren conocer otra característica
de los machos de Guayaquil? ¡Imagínense que caminan parando el culo!…¡sí!, ¡no
es broma!, ¡los paran en punta!...como si necesitaran hacerlo…si la naturaleza
ya los dotó con esos bellos culazos…no tienen para qué pararlos… —pensé yo—
pero luego comprendí que lo hacen como una expresión de orgullo…es que el
hombre que posee más culo…pues…¡es más “bacán”!…como dicen acá en Guayaquil…me
enamoré perdidamente de ellos cuando verifiqué que no son machistas retrogrados
como son los hombres de mi tierra y del resto de los países sudamericanos…los
guayaquileños son súper viriles pero pueden cocinar, asear una casa, son muy
caballeros y atentísimos con las damas…y con los gays…(¡!!), son una especie
muy diferente a todas las otras conocidas y espero que nunca se extingan… Así
como son varoniles, son también muy vanidosos y cuidadosos de su imagen
personal…son los más coquetos que he conocido… Les encanta que los miren y
sobre todo… ¡que los admiren!…si uno los ve por la calle parecería que no
rompen un plato…que no se dan cuenta de nada de lo que sucede a su
alrededor…pero no es así, ellos se dan cuenta de todo lo que pasa en su
entorno, son gente con chispa, de mirada ágil… ¡”…Pilas…”! Como ellos mismos
dicen. Imagínense que yo los contemplaba boquiabierto por sus hermosas caras…y
ellos me miraban directamente a mis ojos y alzaban las cejas con un gesto
cómplice…como diciendo: “¿te gusta lo que ves?”…cuando les mandaba mirada
bragueteras…porque todos tienen unos paquetazos de lo más apetitosos entre sus
piernas… igual me miraban y luego se mordían el labio inferior como diciendo:
“quisiera dártela a probar”…
En eso pasó junto a mí una ricura con un culazo precioso
y me quedé mirando embrutecido su delicioso rabo… el tipo volvió a verme y me
sonrió pícaramente… Francamente…¡qué culos tan deliciosos que tienen los
hombres guayaquileños!...son unas verdaderas esculturas…grandes, musculosos y
bien parados!, firmes y carnosos…¡una verdadera delicia!...¡y como les gusta
exhibirlos! ¡Que manía de usar los pantalones ajustados! ¡Me tenían mareado de
tanto mover la cabeza de un lado al otro porque uno lo tiene más rico que el
otro!
Almorcé en un restaurant llamado “O…”, en el que
servían un menú gourmet delicioso, el ambiente era de primera y hasta los
meseros eran guapísimos…el local estaba lleno de mujeres hermosas y hombres
divinos, bien vestidos y súper atractivos…había una mesa frente a la mía que
ocupaban tres típicos hombres guayaquileños, aproximadamente de unos 28 años,
lucían como empresarios: dinámicos y con gran personalidad…tenían muy buenas
costumbres, se notaba que pertenecían a familias acomodadas. Dos de ellos eran
sumamente atractivos, pero el tercero; era un muñecote espectacularmente
precioso, su rostro parecía sacado de una revista de modelos masculinos, tenía
el pelo rubio dorado, muy rizado pero cortísimo y minuciosamente peinado hacia
con gel o fijador, no tenía ni un solo pelo fuera de su lugar..su piel era
blanca, sus enormes ojos tenían un color muy especial, eran azules pero con
tintes violeta, su dentadura blanquísima y tan perfecta como la de un anuncio
de dentífrico, además sonreía constantemente mientras bromeaba con sus
amigos…estaba sentado sobre un culo que parecía un mullido cojín, mantenía su
espalda rectísima y sus gruesos muslos estaban totalmente separados…era un
hombre de por lo menos dos metros de estatura, si no es más y todo lo tenía
acorde su tamaño: grande…sus amigos no eran tan hermosos como este pero si muy
sensuales, altos pero no tanto como el primero; igual de blancos y con los ojos
verdes, cabellos rubios y también peinados impecablemente. Los tres vestían
ropa finísima y nueva…pensé: “¡o son muy acomodados…o la ropa de marca de
diseñadores internacionales es una ganga en el Ecuador!”
Se los veía de buen humor, varoniles hasta la médula y
elitistas también, coquetearon con chicas lindas de otras mesas, las cuales se
notaba eran de su misma condición social.
Pero yo estaba fascinado con el joven altísimo y guapo
no sólo porque era tal y como me gustan los hombres sino que a mis 36 años, su
juventud me enloquecía aún más! Lo tenía de frente y no cesaba de contemplarlo
como una colegiala enamorada…¡Es que nunca en mi vida había visto en persona a
un hombre tan bello y grandote como este!…él nunca notó mi presencia…ni
siquiera me dedicó una mirada…hasta que se levantaron luego de pagar la cuenta
y se retiraron…pero continué mirándolos a través del enorme ventanal que daba a
la acera sobre la que ellos permanecieron conversando unos segundos más hasta
que se despidieron los tres muy afectuosamente y el muchacho guapo me brindó
una fugaz mirada y levantó rapidísimo tres veces sus espesas cejas
rubias…coqueteándome…luego comenzó a caminar…¡me quedé impactado!...¡el
jovencito guapo si había notado mi presencia después de todo…y además me daba a
entender que quería que lo siga!...
Pagué la cuenta rápidamente y salí disparado tras de él,
lo seguí muy nervioso porque no sabía como abordarlo…iba caminando a sus
espaldas mirando embriagado aquel precioso par de melones gigantescos que tenía
por culo debajo de un ceñido pantalón…el jovencito era tan alto que mi cara
prácticamente quedaba a la altura de su culo y yo lo miraba hipnotizado porque
con cada paso que daba un globo de carne subía y el otro bajaba…aparentemente
él no notaba mi presencia…pero al llegar al final de la acera y antes de cruzar
la calle permanecimos juntos por espacio de unos segundos en espera de que el
semáforo cambie de color para poder cruzar. Entonces el joven apuesto sin
mirarme siquiera me dijo:
— “Por lo visto la comida no te ha dejado satisfecho
¿no?”— nervioso le contesté:
— “No entiendo… ¿Por qué?”
— “Porque me quedas mirando con mucho apetito”—,
nerviosísimo le dije:
— “…Ah! sí, disculpa…es que….”
— “No, tranquilo…no me molesta, además yo también ando
con ganas…pero tienes un lugar a dónde ir?”
— “Solo al hotel en el que estoy hospedado”
— “Que hotel es?”
—“C…”
—“Aha, ya…entonces vamos para allá en este momento, te
parece?...”
Mis piernas temblaban…no podía creer que un hombre tan
bello como este me esté dando una cita para culiar!, pero no iba a
desaprovechar esta oportunidad así que le dije que sí y enseguida cambiamos la
ruta pero sin que él me vea a la cara…sólo me daba indicaciones mirando hacia
otro punto…sin verme…esto me ponía aún mas nervioso…
Al llegar a la esquina del hotel, él me dijo:
—”en que habitación estás?”
— “en la 206”— contesté ansioso.
— “te espero entonces en el segundo piso…”— E ingresó
muy tranquilo, tomó el ascensor y subió mientras que yo torpemente pedía mis
llaves en la recepción y luego llamaba al ascensor. Mi mano temblaba…tenía
pánico de que alguien se dé cuenta o peor…que el hombre más hermoso que he
visto en mi vida me esté jugando una broma y se vaya sin que yo pueda
disfrutarlo…pero cuando se abrieron las puertas del ascensor ahí estaba él:
enorme…parado con sus piernas siempre bien separadas y esa cara preciosa. Ahora
que nadie nos veía me miraba a los ojos cautivándome aún más! Caminamos hacia
mi habitación y una vez adentro este espectacular muñeco me levantó en el aire
y me puso contra la pared besándome con pasión e introduciendo su lengua hasta
el fondo de mi garganta quitándome la respiración, pero no opuse resistencia, pensé
que si debía morir en manos de un hombre tan precioso como este…no me
importaba… Lo único que me importaba es que él me había tomado en cuenta…que me
besaba como el amante mas fogoso y que yo por fin iba a hacer el amor con un
hombre divino, que parecía un actor de cine!
Entre fuertes abrazos y sin dejar de besarnos fuimos a
parar a la cama…los dos luchábamos por despojarnos de nuestras ropas para
quedar desnudos y con nuestros cuerpos juntos el uno al otro….así fue…luego de
mucho luchar…él y yo estábamos completamente desnudos sin dejar de intercambiar
nuestras lujuriosas lenguas…era como si el mundo se fuera a terminar aquella
calurosa tarde guayaquileña!
Yo no podía creer aún lo que estaba
experimentando…pensaba a veces que todo era un sueño pero no…era realidad…estaba
junto al hombre más hermoso y enorme que jamás en mi vida había visto! Entonces
no sólo quise probar su deliciosa boca y lengua, también quise conocer los
sabores de su precioso cuerpo de adonis… Bajé por su pecho lamiendo, besando y
mordiendo sus deliciosas tetillas masculinas las cuales ante la estimulación de
mi lengua se erectaban apuntando al techo eróticamente... luego seguí bajando
por su estómago plano y lleno de músculos mientras que el hombre gemía
apasionadamente…y le introduje mi lengua en su ombligo delicioso…saboreando
cada centímetro de sus carnes exquisitas y escuchándolo gemir cada vez más y
más fuerte…luego me encontré con un pene gigantesco! Era un precioso ejemplar
de verga rosada completamente erecta! Divina... Olía a perfumes caros y a la
esencia original del macho limpio…tenía vellos rubios ensortijados y un buen
par de bolas olorosas… su pene era circuncidado y sus formas eran perfectas…buen
grosor…buen tamaño, excelente dureza y un glande supremo! Lo chupé maravillado
y luego traté de tragarme toda la pieza de un solo bocado…pero no lo logré
porque era demasiado desarrollada y mi boca muy pequeña, pero la agarré con mis
manos del enorme tronco grueso y firme como si fuera un bate de béisbol y me
concentré a darle chupeteadas a la cabeza de su bello miembro mientras que el
guapo mancebo se retorcía muerto de gusto sobre la cama gimiendo:
— “qué rica mamada…no pares…así….que rico la mamas…oooohhh…que
ricas chupadas…ooooohhh”
Su bello rostro masculino lucía aún más hermoso al
estar excitado…era como si yo lo tuviera a mi merced…en mi poder…pero aún no lo
podía creer…él era demasiado bello para ser cierto…pero seguí mamando su pene
incansablemente…seguí proporcionándole placer…luego de mucho mamarlo…decidí
darle atención a sus pelotas rosadas, así que las chupé suavemente mientras
escuchaba al hombre decir:
—“ooohhh…asssiiiii….que ricooo…..ooohhh” — como me di
cuenta de que sus testículos eran tan sensibles como todo el resto de su
miembro, permanecí largo rato lamiendo y chupando aquellas ricas bolas, pero
cuando me metía una entera en la boca y la mamaba, el hombrezote levantaba su
pelvis hacia arriba y expresaba mayor gusto separando sus bellas piernas y
mostrándome un ano apretado que lucía muy apetitoso…
Así fue como bajé mi lengua por la tierra de nadie
entre los gritos descontrolados del hombre enloquecido de placer hasta que vi
como él mismo se separó completamente sus nalgas con sus manos mostrándome
aquel huequito sagrado y que pensaba era para mí…inalcanzable…ante mis ojos
estaba el ano más cerradito y rosado que jamás había visto…le mandé la punta de
mi lengua y el hombre se desbocó de gusto…gritaba como loco y movía todo su
cuerpo como si mi pequeña lengüita le produjera descargas eléctricas al
interior de su culazo….le mandé cada vez más y más lengua…le lamí alrededor del
anillo y luego dentro…
—”ooohhh…oooooohhh…aaaaaahhh…ricooo…oooooohhh…”— gemía
enloquecido el machote guayaquileño…noté que su poderosa verga estaba aún más
dura que antes y que golpeaba palpitante contra su estomago plano y
duro…entonces le metí un dedo ensalivado y el tipo se quedó quieto, disfrutando
de aquellas sensaciones en el interior de su caliente recto…saboreando con el
culo cada milímetro de mi dedo índice… Aunque su ano era grande como todo el
resto de su anatomía…a la vez estaba muy apretado y eso me enloqueció por
completo…mi pene estaba durísimo y no quise esperar más tiempo para poseerlo…levanté
sus gigantescas y bien formadas piernas por sobre mis débiles hombros
abriéndolo por completo y luego de escupir en aquel orificio rosado, lo empalé
con mi verga morena de 19 centímetros y comencé a entrar y salir de él
suavemente para no lastimarlo…el joven y atractivo machazo me miraba con una
expresión de gusto única y se dejó culiar por este cholo peruano casi durante
treinta minutos…diciendo atontado:
— “Cómo es que…ooohhh….tienes la verga tan grande…si
tu eres tan pequeño…mmmhhh…”— tal parece que mi pene le masajeó demasiado
deliciosamente su ano, porque ni bien hubo de expresar esta frase su gigantesco
pene tieso lanzó fuertes descargas de semen caliente que bañaron su velludo y
fuerte pecho, el grueso cuello y parte de su hermoso rostro… Esto me excitó
tanto que quise acabar también, pero el gigante sacó mi tolete indígena de su
maravilloso culo y agarrándome con fuerza de la cintura me sentó sobre su
erecto pene, que aunque acababa de eyacular se mantenía igual de duro… Sentí
que mi culo moreno se fue dilatando poco a poco para dar paso aquel cilindro de
carne dura y rosada y sentí también cómo iba abriéndose paso entre mis entrañas
hasta llenarme por completo del gigantesco miembro de este hombre
guayaquileño…mi placer era inenarrable…mis ojos chinos estaba completamente
abiertos al igual que mi boca…debido a la admiración que me producía este
poderoso pene que me coronaba a plenitud… mi anillo de carne morena se tuvo que
dilatar muchísimo para dar paso al tronco del pene del ecuatoriano y antes que
me pudiera dar cuenta ya estaba yo subiendo y bajando, introduciéndome aquel
tubo grueso en mi ano mientras mis delgadas piernas trigueñas y lampiñas se
flexionaban a ambos lados del gigante para poder tragarme y luego sacarme aquel
poderoso vergón de gorda y deliciosa cabezota que me tenía embriagado por
completo!...
Llegué a pensar que el hombre me partiría en dos! El
macho guayaquileño no dejaba de sujetarme de mi cintura y así como me subía
luego me ensartaba fuertemente en su poderosa estaca… cuando me hundía su pene yo
sentía que me iba a salir por la boca y mi ojos desorbitados se abrían más y más…
todo el interior de mi ser fue invadido por aquel miembro de dimensiones
gigantescas, al menos para mi tamaño… El ojo de mi culo se abrió hasta alcanzar
un tamaño insospechado ante la intromisión de aquel tronco delicioso que me
tenía completamente sodomizado…de pronto mi culiador me atrajo con fuerza hacia
él de manera que mi delgado pecho quedara a la altura de su boca y comenzó a
chuparme fuertemente mis pezones hasta dejarlos morados por la fuerza con la
que me mordía y succionaba, pero esto me producía una sensación maravillosa que
junto a la estaca de carne enterrada en mi culo ya en su totalidad lograron que
desde lo más profundo de mis testículos expulse con fuerza verdaderos chorros
de leche espesa que inundaron el abdomen de mi hermoso culiador. Entre mis
gritos de gusto y sus voces de dominación…”toma, toma verga, cholo rico, toma
verga, que bueno que está tu culo carajo!” mi precioso macho también lanzó un
grito de satisfacción y me llenó el interior de una espesa y cálida bazucada de
semen guayaquileño… Nunca me habían inundado de semejante forma de leche… todo
mi ser quedó lleno de este gigantesco macho hermoso y excitado… los dos caímos
de lado sobre el colchón y quedamos exhaustos luego de esta salvaje sesión… Permanecí
ensartado por el guayaquileño durante largo rato hasta que retiró lentamente su
pene ya flácido de mi interior dejándome con la sensación de haber sido
totalmente empalado y que mi ano y entrañas fueron desgarradas.
Luego de un momento de retozar en la cama…de besarnos
con dulzura y de hacernos caricias, mi precioso amante se levantó y fue a darse
una ducha. Lo seguí y me metí junto con él bajo aquel chorro de deliciosa agua
tibia y nos enjabonamos mutuamente…pero poco a poco me fui excitando nuevamente
hasta que mis caricias se fueron tornando muy apasionadas. Me puse a su espalda
y besaba sus nalgas…separaba estos inmensos cachetes y hundía mi pequeña cara
en el centro para lamer su fantástico anillo…es que nunca en toda mi vida…había
tenido entre mis manos un culo tan grande como ese y quizás nunca más lo vuelva
a tener…así que lo apreté fuerte y volví a separar los “cachetotes” para
admirar su huequito nuevamente y volví a sentir que mi verga alcanzaba
dimensiones insospechadas… tenía nuevamente una erección y los deseos de
poseerlo otra vez… se lo dije y el complaciente se colocó en cuatro sobre el
piso de la tina para que yo pudiera penetrarlo. Aprovechando que nuestros
cuerpos estaban jabonosos y que mi grueso pene oscuro durísimo, logré ingresar
en aquel culito blanquito… le di verga durante mucho tiempo, mientras que el
agua tibia caía sobre nuestros cuerpos desnudos y el gritaba fascinado:
— “Qué rica tienes la verga cholo culión…dame…dame más
sable… culéame…hazme tuyo…ooohhh” — no logré contenerme por más tiempo ya que
mi excitación era enorme, así que volví a eyacular en su interior entre fueres
temblores de mi cuerpo y mientras me agarraba de sus enormes caderas…
Cuando acabé de depositar hasta la última gota de mi
leche en él, me dijo con voz varonil y cariñosa:
— “Me vas a disculpar… pero nuevamente me toca a mí”—
y se puso de pié ante mi ser, quedando yo como un pigmeo a su lado y admirando
su hermoso cuerpo de adonis que se levantaba como un rascacielos ante mis ojos.
Me levantó como si yo fuera una pluma y enrollé mis delgados brazos alrededor
de su fuerte cuello que parecía el de un buey, mis menudas piernecillas se
agarraron de su grueso y fornido cuerpo y mi culo quedó expuesto al voluminoso
falo del escultural machote. Su pene erecto como un fierro caliente apuntaba
hacia mi orificio anal… El muñeco de carne y hueso me dijo mirando a mi cara:
— “a todo esto…como te llamas?” — y yo embrutecido de
amor y éxtasis le dije con mi rostro ya muy cerca del suyo:
—“Rolando…y tú, mi amor…como te llamas?”
—“José Antonio…” — me dijo el susurrando dulcemente y
uniendo su boca a la mía, fundiéndonos en un beso apasionado…luego la enorme
cabezota de su descomunal verga se fue encajando en mi ano y terminó culiándome
en esa posición… Mi culo estaba completamente abierto porque mis piernas
rodeaban su cuerpo y mis pies trataban de toparse en su espalda…su falo
maravilloso fue ingresando poco a poco en mi culo hasta que sentí que me entró
hasta la gruesísima base….yo gemía como loco…sentía que me desgarraba todo…que
me partía…pero no me importaba…solo quería ser suyo…completamente suyo….y
mientras sentía que su grueso “salami” me llenaba por dentro, yo lo besaba cada
vez más apasionado…le mordía su preciosa boca…le besaba toda su cara y le decía
que lo amaba con todo mi ser…
José Antonio me culió de pié largamente y me tuvo
ensartado en su verga como una aceituna a un palillo gigantesco, hasta que
lanzó fuertes chorros de leche caliente y espesa dentro de mí… Jamás me habían
cogido tanto ni había recibido semejante cantidades de verga…yo me encontraba
en el mayor éxtasis de mi vida y creo que él también.
Luego de bañarnos y vestirnos…José Antonio me dijo que
debía ir a trabajar, pero que volvería esa noche para continuar nuestro romance
y nuestras sesiones de sexo salvaje. Nos despedimos muy cariñosamente, como si fuéramos
un matrimonio estable…yo estaba enamorado “hasta las patas!”... lo vi partir
muerto de pena y luego esperé en mi habitación… nunca más volvió…no lo volví a
ver…sólo conservo los desgarres de mi ano como un recuerdo latente de la forma
en que me hizo suyo y nunca lo olvidaré.
Ahora estoy en Lima nuevamente y no puedo dejar de
pensar en José Antonio, creo que no podré olvidarlo jamás y tampoco quiero
hacerlo, prefiero recordar por siempre que tuve la oportunidad de ser amado por
un hermoso hombre guayaquileño…
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