17/8/14

EN EL BAÑO DE LA OFIS...(RELATO)

En el baño de la Oficina…

ENVIADO DESDE MÉXICO DF.




¡Que rico hombre!… No era un modelo… pero sí que tenía la actitud, aún lo saboreo mmmhhh…

Cuando fui a la tienda salí y tomé el elevador, me topé con un chavo moreno, gordito de buen ver, vamos… ¡Como me gustan!

Cuando entré al elevador, discretamente lo vi por el espejo de la pared y me di cuenta de que me veía, y fue cuando me agarré el paquete. Al agarrarme el paquete vi que también hizo lo mismo… ¡¡Eso me excitó!!

Bajé al lobby y fui corriendo a la tienda. De regreso ahí estaba, y se estaba agarrando disimuladamente el paquete que ya se veía duro y erecto. Yo no le perdí contacto visual… obvio, quería más que ver… Entré a la oficina y dejé todas mis cosas… busqué las llaves del baño y pa’ fuera…

Cuando salí de la oficina, ahí seguía. Me bajé el zipper del pantalón y se la mostré rápidamente… Abrí la puerta que da hacia las escaleras para ir al baño y pude oír que se levantó tras de mí. Me alcanzó en las escaleras, pero no me detuve hasta llegar al baño de la oficina… Abrí la puerta y lo esperé adentro, él entró y cerró la puerta del baño…

Se me acercó y me dijo:
—“Eres un cabrón bien rico…”— y me besó mientras metía su mano dentro de mi pantalón para tocarme la verga. Yo le metí ambas manos a su trasero, una en cada mano, se sentían bien, bien esponjosas, redondas y velludas.

Abrió su pantalón por que no podía meterle bien las manos y yo hice lo mismo… para que nos supiera  más a los dos.

Dejé caer su pantalón al piso del baño y dejé el mío caer igual, quería ver mi regalote…

Traía unos bóxers azul marino con detalles blancos, y se le veía un paquete bien grande, digamos unos 17 cms. y no estaba circuncidado…

Me abalancé a chuparle la verga, él parado y yo hincado, me excitó el sabor saladito de su lubricante.

Lo puse contra el lavabo de manos y le abrí las nalgas… ¡Qué rico…! Un hoyo bien peludo… Le pasé la puntita de la lengua, mientras él se la jalaba y me decía:
—…Cabrón… méteme la lengua!!

Agarré y le abrí el ano con mis dos manos mientras él se abría bien las nalgas… ¡Qué rico se sentía!... Aún lo puedo oler… Hasta se me está parando la verga otra vez… 

Cuando tenía mi lengua en su culo, sentí sus manos sobre mis manos abriéndose más el culo, y pude ver que caía un hilito de lubricante de su verga… Pues más le abrí el culo, y él más excitado estaba.

Después se dio la vuelta y me dijo:
—…Quiero chupártelo a ti…— me paré y me recargué en el lavabo de manos igual que él. Sentí dos dedos gorditos abriéndome el culo bien duro, pero era más mi excitación… Yo me la jalaba en lo que sentía su legua jugar de arriba abajo, ya la sentía bien profunda en mi ano…

Escuchamos a alguien que quiso entrar y nos espantamos… pero como había seguro no pudo entrar, así que sabíamos que ya era hora de terminar…

Me preguntó mientras ponía su verga bajo mis huevos y me daba golpecitos:
—…” ¿Ya te vienes?... ¿O te falta?”

Yo la neta le dije si, a huevo… que sí y nos dimos un beso bien cachondo mientras nos jalábamos las vergas. Después de unos minutos me dijo:
—…Wey… ya me voy a venir…
—…Échamelos en la verga…— le pedí.

Y lo hizo; la presionó para que no salpicara y cayera todo en mi verga… ¡Qué rico…! Ese líquido espeso calientito blanco cayendo en mi verga, sentía como escurrían por mis piernas y por mis huevos… el baño olía a nuestro faje… Agarré su semen y lo utilicé como lubricante para jalármela mas rico… Se podía escuchar cómo se espesaba a cada movimiento que yo hacía. Cuando estaba a punto de venirme, él se bajó y dijo:
—…Dámelos… quiero comérmelos…— Y apreté mi verga de abajo para que no le salpicara y me vine, mientras el chupaba nuestro semen de mi verga…

Al final nos lavamos las manos y nos enjuagamos la boca, mientras hablábamos, quitamos el seguro y después de unos instantes entró alguien… Obvio que olía todo el baño a nuestro fajé… Él sólo se metió al baño y se encerró para cagar.

Salimos del baño e intercambiamos números de teléfono. Cuando menos lo esperas pasa… Cuando menos te lo imaginas pasa…

Una de tantas tardes lluviosas que nos tocó aquí en la ciudad, ya tarde casi entrando la noche yo salía de la oficina. Sin prisas por la lluvia y la fría tarde, entraba al metro de regreso a casa, tranquilo y relajado sin deseos de encontrar a alguien pues estaba cansado. Tomé mi primer vagón hasta llegar a mi primer transbordo de línea, los vagones estaban llenos de gente mojada por la lluvia. Yo me acomodaba para tomar un lugar en los barandales del vagón, cuando sin darme cuenta apareció él, el chico de la gorra… Sentado frente a mí, un chico de no más de 25 años escuchando su iPod, parecía muy distraído.

Viéndolo en detalle, era un chico muy atractivo, muy masculino y muy joven, sin vello en la cara y con una mochila que seguro era de la escuela. Yo seguía observándolo, me gustaba la piel lozana de sus mejillas, sus ojos y esa forma en la que cantaba sólo moviendo la boca.

Creo que él sintió que yo lo observaba, pues me volteó a ver e inmediatamente saqué mi mirada, pero ya era tarde. Él había notado que yo lo veía, pero lejos de molestarse o irritarse, él quería buscar contacto visual conmigo. Comenzó un juego de miradas, en las que yo pretendía y también él, a no verme pero deseando vernos. En un casi descuido en el juego, los dos nos descubrimos mirándonos, de lo cual salió una sonrisa por parte de ambos… Una sonrisa de gusto y de curiosidad ambos mostramos, yo sentía todo ese nerviosismo del primer contacto. Pasamos unas cuantas estaciones mirándonos hasta que él dijo:
—…Puedo ayudarte con tu mochila… permítemela.

Yo no quería ser molesto con el chico, pero accedí pues quería tratarlo más y pues parecía buen pretexto para iniciar. En cuanto le di la mochila empezamos a platicar:
—Me llamo Alejandro  ¿y tú? — le dije mi nombre… Y todo empezó.

Reímos con algunas anécdotas y seguíamos platicando, en cuanto hubo la oportunidad de sentarme lo hice. Me senté a su lado, para poder escuchar más de él. Sin querer durante la plática, él rozó con su pierna la mía. Al notar esto, el chico se disculpó.
—No hay nada de que disculparse, al contrario me gusta…— le respondí.
Entonces él riendo tomaba mi rodilla y la presionaba jugando y afirmando me decía:
—…Conste! Espero que no te moleste.

La verdad nada de lo que hacía me molestaba, me era un chico muy atractivo, y yo quería más… Cuando llegó mi momento de bajar del vagón, el chico me siguió, no tenía ningún problema con el tiempo. Ya abajo del vagón en la estación, con más calma me dijo:
—Sabes, me gustas… Quiero estar contigo, no hay nadie en casa…

Yo entre si y no y en  plena excitación (cómo me encantan estas situaciones), accedí a acompañarlo.

Decíamos muchas tonterías camino a su casa, cosas sin sentido, y temas sin importancia, ambos estábamos nerviosos. Antes de llegar a su casa, a una cuadra antes, me tomó la mano y me besó en los labios rápidamente, era muy excitante la situación.

Llegamos a una casa con puerta de metal gris, sacó sus llaves y comenzó a abrir los cerrojos. Al entrar salieron unos perritos pequeños a darnos la bienvenida, era una casa grande, pero no había nadie.

Me senté en la sala y él con su voz varonil me invitó una cerveza…
—…No gracias, no bebo. Un vaso de agua está bien— le contesté.

Fue a la cocina y trajo el vaso con agua mientras él tomo una cerveza fría. Se sentó frente a mí en una mesita de centro, puso la cerveza entre sus piernas y seguimos platicando. Cuando menos me esperé nos encontramos en una situación muy provocativa, él estaba sentado muy cerca de mí… Un beso era inevitable, su aliento tibio sobre mis labios me llevó a besarlo apasionadamente, buscando su lengua con mi lengua. Yo sentía como me acariciaba bajo la playera, y yo hice lo mismo, pero buscando su trasero, metí las manos a su camisa, y bajé ambas manos hasta entrar en su pantalón y tocar sus nalgas, apretándolas y acariciándolas… El beso se prolongó.

La situación ameritaba cambiar de lugar, así que se levantó y me tomó de la mano conduciéndome hasta su cuarto. Ambos estábamos excitados y erectos, había química en el ambiente… Era claro que era su habitación. Al entrar ahí, él me tomó y siguió con el beso, pero esta vez quería quitarme la playera. Cooperé con él en la situación y me quité la camisa y la playera mientras él también se quitaba la camisa y el pantalón…
Al estar casi desnudo, se sentó en su cama, sólo se dejó su ropa interior, yo hice lo mismo y me dirigí a la cama. Nos tiramos en la cama y el beso continuó… Él era un chico delgado, bien formado, no era del todo lampiño pero estaba muy bien.

Su calzoncillo estaba húmedo, seguro por la excitación de la situación… Hizo que me acostara en la cama y su boca fue bajando… primero mi cuello; luego mi pecho, el cual besó y chupó y volvió a besar. Cuando llego a mi calzoncillo, era obvio que yo estaba excitado, medio abrió el elástico oliendo mis vellos del pubis. Después de olerlos sentí su lengua pasándola a través de mis vellos… Parecía un niño abriendo un regalo de natividad, abriéndolo poco a poco y disfrutándolo. Bajó más su cara y metió su lengua entre mis piernas, lengüeteando mis huevos y mi entrepierna… Eso me vuelve loco. En cuanto tocó mis huevos con su lengua él quería saborear mi escroto y mi calzoncillo, pero lo que más le gustaba era oler; olía y chupaba, olía y chupaba; nunca me había topado con alguien así.

Sacó mis huevos y los dejó húmedos de su saliva, y luego busco mi verga… Me mordía la verga sobre mi calzoncillo y a su vez la olía. Sacó por un lado la punta de mi verga y la lengüeteó, pero pronto ya no era suficiente lengüetearla, la tomó y la sacó dándole unas chupadas increíbles… Con cada chupada yo sentía que prácticamente me venía…


Poco después decidió quitarme el calzoncillo. Al quitármelos, los tomó con una mano mientras me la jalaba con la otra mano. Se los llevó a su cara e inhaló mi aroma en la ropa interior, eso me prendió ¡¡cabrón!!

Pero él quería más… alzó mis huevos y olió mi perineo, lengüeteando y oliendo… Yo le di la vuelta a su cuerpo, tomé su culo y me lo puse frente a mi cara, quería jugar con su cuerpecito… Hice casi lo que él hizo, pero yo abrí su ropa interior haciéndola a un lado para encontrarme con su culo medio peludito… Le daba unos lengüeteados mientras le masturbaba la verga… Él lubricaba mucho, en un poco tiempo ya tenía mi mano muy resbalosa…

—Quiero meterte la verga, pero déjate la ropa interior— le dije… Me puse el condón y le dejé de un chupón bien húmedo el culo. Me acosté en la cama mientras él se ensartaba en mi verga… Pero lo que más me gustó es que se puso mis calzoncillos en su cara y me pidió que le diera fuerte…

Le daba fuerte, sus nalgas temblaban cuando se la metía y él se ponía muy rojo…

Él decía groserías mientras yo le daba… Disfrutando el olor de mis calzoncillos… Me encantaba sentir mi verga en su culo tibio y como me lo apretaba… ¡wow! Qué rico…

Cambiamos de posición y él se acostó en la cama, puse una almohada para apoyar mejor su culo y dejarlo bien listo.

—Dame bien fuerte cabrón, neta… ¡fuerte!— me pidió, y pues le di lo más fuerte que pude; se la sacaba y se la metía… de un sólo golpe hasta el fondo… Cada metida de verga hacía que él gritara de placer y de dolor, rebotando su cuerpo en la cama… Sudábamos mucho, pero yo quería más…

Así que agarré y le metí un dedo junto con mi verga para abrirle más el hoyo… Le metía la verga en lo que con el dedo se lo jalaba para que sintiera más duro. Él se masturbaba a mil.
Cuando menos lo esperé, el empezó a jadear y sentí su ano contraerse… Se había venido en la cama.

Yo aún no me venía así que agarré su acabada y me la unté en la verga y me la jalé… Cuando estuve a punto de venirme el chico abrió su culo con ambas manos y me decía:

—Échamelos en el culo…— y lo repetía extasiado.

Con ambas manos seguía abriendo su culo, me súper excité y me vine nada más de ver ese ano abriendo y cerrando…

Le acerqué mi verga y dejé caer mi venida en su hoyo dilatado… Uno… Dos… Tres chorros espesos que le fueron a dar hasta adentro…

Cuando terminé, me acosté en la cama y él sólo cerró sus piernas y se acostó… Nos besamos largamente mientras recuperábamos fuerzas…


Luego de un rato vi que era ya demasiado tarde… Me vestí y prometí volverle a ver… y a volver a repetir…

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