27/5/14

SEDUCCIÓN... (RELATO)

Mi primo mayor.



Tengo 25 años, y comencé una relación con mi primo cuando yo tenía 15. Mi nombre es Alfonso y mi primo se llama Juan Luis y actualmente tiene 33 años, está casado y tiene dos hijas, pero siempre que tenemos una oportunidad, nos entregamos a la lujuria y tenemos el más embriagante sexo que se puede dar entre dos hombres.
Juan Luis es un excelente bailarín, y recuerdo que dentro de sus pasos de baile tenía uno en el que sólo movía su pelvis de una manera extremadamente sensual que causaba sensación, además siempre se preocupó de su apariencia física, con camisa o polera ajustadas al igual que sus jeans, los cuales le marcaban un muy buen bulto siempre cargado hacia la izquierda (se le notaba bastante), y sus muslos firmes al igual que sus nalgas. De piel tostada y un bien cuidado corte de cabello, siempre corto, y además se rasuraba en la mañana y en la noche, por lo que su rostro varonil siempre estaba muy suave.
Era muy tierno, y recuerdo cuando más pequeño que me quedaba dormido en su regazo mientras él me acariciaba, o siempre después del trabajo me traía alguna golosina, a pesar de que yo ya no era un niño.
Me gustaba compartir con él más que con ningún otro dentro de la familia, y a pesar de la diferencia de edad, a veces se comportaba como un adolecente.
Siempre fue muy de piel; a veces lo abrazaba muy fuerte y él me correspondía, o algunas veces en que Juan Luis estaba afirmado sobre algún lugar, yo llegaba y me apoyaba sobre él, bien pegada mi espalda a su pecho y mi trasero a su pelvis, y él sólo me abrazaba y cobijaba. Y otras veces, me tomaba por atrás y me levantaba para luego apretarme fuerte contra si y puntearme con su paquete en forma evidente. No había pudor en esas manifestaciones de afecto entre ambos…
Llegó un momento en que empecé a mirarlo con otros ojos, lo encontraba atractivo, extremadamente viril, empecé a admirar su cuerpo bien formado y su piel morena clara. Su sonrisa y sus ojos profundos. Físicamente Juan Luis era más alto que yo, y más delgado ya que se cuidaba y hacía mucho ejercicio, tenía muy definido su pecho y sus tetillas oscuras estaban siempre duras. Tenía muy poco pelo en su cuerpo, salvo una línea de pelos suaves que bajaban desde su ombligo hasta su pubis que sí estaba poblado. Cuando llegaba en las tardes vistiendo su pantalón de tela color gris, ajustado, su camisa por lo general de color blanco y corbata, lo encontraba masculino y atractivo, y no podía evitar mirar y admirar el bulto redondo y grande que se formaba en su pantalón y sus nalgas en las que se notaba la tenue línea del slip marcando su pierna…
Tomé como afición entrar al cuarto de baño que estaba frente a mi dormitorio y en donde estaba también el cuarto de lavado. Hurgueteaba en el cesto de ropa y buscaba los slips usados de Juan Luis. Me gustaba ponerlos frente a mí, ya que con sólo tomarlos de la pretina tomaban las formas originales de su dueño: las redondeces de las bolas de mi primo y más marcado el lugar donde hacía descansar su miembro y que generalmente tenían una pequeña mancha y con olor a macho, no a orines ni sudor, era un aroma especial y embriagante. Los olía y a veces me los vestía, esperando que su esencia me quedara impregnada…
Una cálida tarde de domingo estaba Juan Luis echado en el sillón viendo televisión, con short deportivo y una camiseta de tirantes, por mi parte con mis short y una polera. Como estaba atardeciendo, mis padres y mi hermana menor decidieron ir al supermercado a comprar algunos víveres. Mi hermano mayor no estaba así es que nos preguntaron si queríamos ir con ellos, yo no tenía ganas de salir y por su parte mi primo dijo que no, que tenía algunas cosas que hacer. Salieron y quedamos solos.
Juan Luis seguía echado en el sillón con sus piernas extendidas viendo una película, y yo como no tenía en realidad nada que hacer fui y me senté en el suelo entre sus piernas abiertas. Comencé a tocar y acariciar sus pantorrillas, sus piernas y sus pies, y puse sus piernas sobre mis hombros de modo que colgaban hasta mi barriga, seguí acariciando e incliné un poco mi cabeza para hacerla descansar en su muslo, y continúe acariciándole por un largo rato… Él no decía nada, pero no le desagradaba, ya que de vez en cuando movía sus piernas y me acariciaba con ellas en el pecho y la barriga.
Me levanté y fui al baño y cuando volví mi primo seguía en la misma posición en que quedó cuando me levanté, pero esta vez no me senté en el suelo, sino que fui y me senté directamente en su regazo, de lado, poniendo mis piernas en el brazo del sillón e inclinándome un poco para poner mi cabeza sobre su pecho… Juan Luis sólo se acomodó un poco y pasó uno de sus brazos sobre mis hombros para abrazarme… Sólo me miró y me devolvió una tierna sonrisa, abrazándome más fuerte… Su cuerpo estaba tan cálido y acogedor que cerré mis ojos como si fuera un bebé en el más cómodo regazo, lo sentía respirar tan pausadamente mientras me acariciaba con su suave mejilla sobre mi frente. Fue un momento sublime, desde mi cabeza a mis pies; sentir su respiración y respirar el aire que él exhalaba, su pecho que se hinchaba con cada respiración, su mano acariciando suavemente mi espalda, y sentía en mi trasero el calor especial que radiaba de su entrepierna, y la perfecta forma de su miembro largo y flácido que quedó justo en la separación de mis nalgas y que sentía cada vez más notorio…

Nos quedamos largo rato así, yo disfrutando de su cuerpo y de sus caricias. Y sentía su verga en mi trasero sólo separada por la delgada tela de su short y el mío… Cuando llegó el auto con mis papás… me levanté rápidamente y me fui a sentar al otro sillón, como si hubiésemos estado haciendo algo malo, mientras mi primo, se acomodaba su short para ocultar el enorme bulto que se levantaba en su ajustado pantalón corto…


LA PRIMERA NOCHE…

Ese domingo, todos nos acostamos temprano ya que al otro día debíamos madrugar, unos al trabajo y otros al colegio. El dormitorio de mis padres, el de mi hermano mayor y el de mi hermana menor estaban en el segundo piso, mientras el de Juan Luis y el mío estaban en el primero, uno al lado del otro y frente al baño. Eran como las once y no podía dormir, recordando la grata sensación que sentí en la tarde y esperando un momento propicio para que se repitiera, cuando sentí la puerta del cuarto de mi primo que se abría; lo sentí entrar al baño y después de unos minutos volver al cuarto. Sin razonar demasiado me levanté y sin hacer el menor ruido entré en la habitación de mi primo…
Juan Luis estaba acostado de espaldas y con los audífonos en sus oídos por lo que no se percató inmediatamente de mi presencia, así que cerré la puerta y me acerqué a su cama. Al verme puso cara de asustado quitándose los audífonos de un tirón, y asustado pero en voz baja me preguntó que pasaba…
—…Nada… quería… quería estar contigo…— le dije en voz baja también.
Su reacción fue hacerme espacio en su cama abriendo las cobijas para que me acostara a su lado… y así lo hice… Él estaba acostado a torso desnudo, solamente con su slip, y yo, con pijamas largos…
Juan Luis me miró sin decir nada, se acomodó y volvió a poner sus audífonos en sus oídos, mientras yo me acomodé de lado para poner mi cabeza sobre su pecho y abrazarlo con mi brazo y poner mi pierna sobre la de él, mientras su fuerte brazo me rodeaba…
No hubo palabras. En la penumbra imaginaba su rostro y acariciaba su piel suave y caliente. Con mi mano lentamente bajaba por su abdomen, por su ombligo, sólo para detenerme en el límite que marcaba el elástico de su slip, y volvía a subir lentamente. No quería sobrepasar el umbral que tanto quería y deseaba cruzar. Seguí así por largo rato y él no decía nada, sólo sentía su corazón palpitar aceleradamente, y mi corazón también galopaba con todas esas sensaciones… en mi sexo sentía una extraña y cálida corriente que me recorría y que se incrementaba cuando apretaba mis músculos anales.
Llegué nuevamente a su slip con mi mano, pero esta vez intencionadamente rozando su sexo que estaba ardiente y erecto dejé descansar mi mano en su muslo y la fui deslizando suavemente hasta dejarla descansar en el espacio que quedaba entre sus piernas, bien pegado al bulto que marcaba su escroto… Juan Luis dejó escapar un enorme suspiro, pero no hizo nada… Me atreví… fui subiendo mi mano hasta palpar su miembro duro y erecto encerrado en su slip, recorriéndolo a lo largo con la palma de mi mano y presionando con mis dedos suavemente la punta, a lo que él respondió juntando sus piernas y un movimiento de sus caderas como queriendo dar un paso atrás, pensé que lo hizo porque le dolió, pero fue la reacción natural de protección a sus partes íntimas…
Seguí con mi suave masajeo, hasta que su mano se posó sobre la mía ejerciendo un poco más de presión sobre su propia verga, y me  indicó el movimiento que quería que hiciera… Juan Luis volvió su cara hacia mí y apoyó sus labios sobre mi frente… Mi respiración se volvía cada vez más agitada.
No me aguanté más y metí mi mano bajo su slip para tocar el objeto de mi obsesión; su miembro largo, duro, que había visto muchas veces antes y que había sentido en mis nalgas esa misma tarde y por lo mismo era mi objeto de mi codicia. Lo toqué desde su inicio: entre sus vellos suaves y rizados; hasta la punta, gruesa, húmeda, suave…  Mientras más caricias, más húmeda se ponía mi mano y más ardiente la punta de su verga…
Rodeé su miembro con mis dedos, con mi mano como un capullo y mi palma como tope, y la deslizaba sobre su verga, como si mi mano fuera  una funda, y luego la deslizaba para tomar con la yema de mis dedos su glande y de nuevo hasta donde mis dedos alcanzaban… cuando empecé con este movimiento, Juan Luis levantaba su cadera como su estuviera cogiéndome… Nunca antes había tenido en mi mano otra verga que no fuera la mía, y en comparación, él la tenía mucho más larga, gruesa y dura…
De pronto, mi primo se quitó los audífonos y los dejó en la mesita de noche, y con su mano se despojó de su slip quedando completamente desnudo. Se giró hacia mí y me abrazó fuerte, apretando su pelvis contra la mía y con su boca casi sobre mis labios… al sentir la dura erección tocando mi pene, no me contuve y llegué al clímax acabando en mi pijama… Un gemido sonoro dejé escapar involuntariamente, pero fue acallado por los labios de Juan Luis que se pegaron a los míos… Estaba en el éxtasis máximo y respondí abrazándolo y acariciando su espalda…
Juan Luis notó que me había venido, y metiendo su mano por delante debajo de mi pijama recogió mi eyaculación, para luego untarla en mi ano, que estaba tan extremadamente sensible y tenso, pero poco a poco me fui relajando cuando él introdujo uno de sus dedos… Su erección era enorme, y sentía sobre mi pubis su pene húmedo y ardiente…
Ya tenía mi pijama abajo y mis nalgas descubiertas, cuando Juan Luis me acomodó de espaldas, y él se puso de lado levantando mis piernas aún atrapadas en mi pijama… Se puso de tal forma que parecía que estaba nuevamente sentado en su regazo, pero esta vez se estaba jugando la piel… Me besaba los labios y en el cuello, y sentía el ardiente glande de él recorriendo y buscando mi hoyito, hasta que empezó suavemente a hacer presión logrando abrirme y entrar, centímetro a centímetro hasta que mis nalgas tocaron su pubis…
Fue una sensación extraña, pero no me incomodaba sentir su verga en mi interior, al contrario, me sentía pleno de poder sentir ese placer y retribuirlo a mi amado… Juan Luis movía su pelvis rítmicamente y con  destreza, dándome y llenándome de su virilidad…
Estuvo un rato y sentía el sudor en su pecho, hasta que de un movimiento rápido se introdujo tan profundo que sentía su corazón palpitar en mi ojete, y sucesivos espasmos me indicaron que mi guerrero había alcanzado su orgasmo, y varios bombeos sucesivos dentro de mí me lo confirmaban… Juan Luis me abrazó rendido, sudoroso, radiante… Se quedó quieto sin sacar su pértiga de mi interior… y por supuesto yo tampoco quería que lo hiciera…
Después de un rato, su arma perdió la turgencia, y me la quitó despacio, pero sólo fue para acomodarnos. Me giré y él se puso tras de mí, abrazándome y dejando su miembro que ya estaba flácido entre mis posaderas…

Poco antes del amanecer volví a mi cama, seguro de que lo que había pasado no fue un sueño, y que se repetiría esa misma noche, pero con mucha más pasión… y en otras posiciones…

4 comentarios:

  1. Hey Nen!!! Me sorprendiste con este nuevo relato... Ya te estaba extrañando.
    Te mando muchos besos.

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    1. Gracias por tu comentario... Y gracias por tus besos, los correspondo...

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  2. Muy bueno el relato me moje jejeje. Crist de Argentina

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