13/5/14

MI PRIMO FELIPE, DE ESPAÑA (RELATO)

Mi primo Felipe.




Felipe nació en España, cuando mi tía se fue a estudiar y conoció a su marido. La última vez que estuvieron de visita Felipe era un adolecente delgado y largo, de piel grasosa y sin mucha gracia.
Mi sorpresa fue verlo ahora, convertido en todo un hombre, un apuesto y apetecible macho de veinte años, muy alto, su piel lisa y sus ojos claros…
Venían de vacaciones por fiestas de fin de año y para aprovechar de hacer unos trámites en el país, y por supuesto, mi madre, hermana melliza de la madre de Felipe estaba más que orgullosa de recibir a su familia europea en casa.
Me sorprendió ver el atractivo físico de mi primo, espaldas muy anchas producto de ser jugador de waterpolo, fibroso y marcado, muslos gruesos y un culo redondo que al caminar sacaba chispas en su ajustado jeans. Felipe hablaba bajito, parecía algo tímido, pero su acento español y calmado le daba aún más atractivo…
Habían arribado al amanecer, por lo que compartimos todo el día; un agradable almuerzo, amena conversación y por mi parte sentí más empatía con Felipe que con el resto de la familia, ya que los adultos conversaban sus temas y los más pequeños en su mundo jugaban y correteaban por todo el patio.
Llegada la noche y después de una pequeña celebración familiar, era el momento de descansar, ya que después del agotador viaje de varias horas mis tíos y primos lo merecían. Pero había un detalle, no habían suficientes habitaciones en la casa por lo que había que compartir los cuartos: mis hermanos menores con sus primos menores en una habitación, mis tíos en la pieza grande de alojados y por supuesto Felipe tendría que compartir habitación conmigo. Y no me molestaba, ya que mi dormitorio era grande y mi cama una King size. Le pregunté a Felipe si se sentía cómodo en esa situación y me respondió que por su parte no tendría ningún problema.
Habíamos bebido algo de alcohol y terminamos con unas cervezas, por lo que teníamos ya bastante confianza y distensión.
—…Primo, me voy a dar un baño mientras. Ahí en el closet hay pijamas para que elijas uno cómodo para dormir…— le dije mientras Felipe que hurgueteaba en su maleta y sacaba algunas cosas…
—…Gracias, pero en realidad me siento más cómodo desnudo, además con este calor!...
Me quedé mirándole esperando comprobar si lo que me decía era una broma, pero él se quedó como si nada.
Salí del baño envuelto en una toalla mientras Felipe revisaba algo en su “tablet”.  Me miró atentamente de pies a cabeza, incluso logró ponerme algo nervioso…
—Creo que también me daré un baño antes de dormir…— me dijo y levantándose del escritorio pasó por mi lado mientras palmoteaba mi muslo… Después de unos minutos salió envuelto en una toalla, yo ya estaba acostado en mi lado de la cama, mientras él después de ponerse un poco de desodorante y algo de colonia se sentó en la orilla de la cama. Tomó unos calzoncillos que antes había sacado de su maleta y se los vistió…
—Joder, primo… te parece si abro la ventana por completo?— me dijo en su acento, y sin esperar respuesta la abrió de par en par.
Pude apreciar su tonificado cuerpo desnudo, sus bíceps y pectorales bien abultados, sus abdominales marcados y su cintura pequeña. Sus glúteos firmes y la espalda bastante musculada… En su calzoncillo se notaba una bien definida verga de buena dotación, y sus muslos bastante gruesos y todo su cuerpo sin vellos, producto de la bien cuidada depilación incluso su pubis…
Caminó luego a la puerta y la cerró con seguro, tomó su “tablet” y se acostó a mi lado…
—Mira… aquí estoy en la piscina practicando… y aquí algunos de mis compañeros… y esta otra es de cuando ganamos un torneo…— me decía entusiasmado, mientras en la pantalla pasaban las fotos digitales de fornidos machos ibéricos, algunos bastante bien dotados y atractivos. Se notaba que no había pudor para lucir un bello y bien esculpido cuerpo masculino… Siguió mostrándome fotos y yo poniendo atención, hasta que llegó a una en que estaban todos desnudos, y con sus vergas colgando sin recato como si fuera algo natural… Su cercanía y el estímulo visual provocaron que mi pene se fuera endureciendo, pero lo disimulaba ya que estaba bajo las sábanas. Mientras Felipe seguía con sus explicaciones y diciéndome que eso era habitual y normal…
Pasó a la siguiente foto y me quedé sorprendido; era un primer plano de un chico mamándole la verga a otro… miré a Felipe y este estaba con su mano libre jalándose la verga bajo el calzoncillo… no supe de que decir…
—No te hagas, si hace rato noté que estás empalmado y que estas fotos te ponen a mil… pues a mi también… quieres que intentemos algo…?— me dijo mientras dejaba su “tablet” a un lado y comenzaba a destaparme. Mi erección era completa y ya era imposible esconderla…
Felipe comenzó a acariciarme sobre mi slip, presionando suavemente y recorriendo mi verga a lo largo, masajeaba mis testículos y continuaba nuevamente con mi verga…
—…Anda… tócamela también… anímate… — tímidamente estiré mi mano y comencé a hacer lo que Felipe me hacía, masajear y presionar su verga que también ya estaba completamente erecta… Nos quedamos así un rato hasta que Felipe se despojó de su slip. Pude apreciar la completa depilación de su pubis y lo bien dotado que estaba. Quise también sacar mi slip, pero él me detuvo.
—No… quédatelos, no te los quites aún…— me dijo mientras se subía a horcajas sobre mí…
— ¿…Te gusta, primo…? ¿Habías estado antes con otro tío?
—…No… Nunca…— respondí en un susurro, ya que la sensación era intensa, mientras mis manos instintivamente agarraron sus redondas nalgas, las apretaba y las separaba, mientras él hacía un delicioso movimiento circular sobre mi verga. Sus manos acariciaban mi torso y su miembro erecto y ardiente apuntaba a mi cara.
Repentinamente se inclinó y me besó con pasión en la boca, a lo que respondí abrazándolo por la espalda y presionándolo sobre mí. Empezó a bajar por mi pecho y abdomen hasta llegar a mi bulto. Descubrió un poco mi slip y comenzó a darme la mejor mamada de verga que me habían dado hasta entonces. Varias veces estuve a punto de acabar, pero él me contuvo…
—…No te vengas todavía, que se te van a pasar las ganas, y yo también quiero disfrutar…— me decía.
Yo estaba completamente entregado al placer, y más cuando Felipe retomó la posición inicial sobre mí, y comenzó a penetrarse con mi pene, sentándose suavemente hasta que sentí como entraba en su pequeño y ardiente agujerito, húmedo y estrecho…
—…Qué buena polla que tienes, primo… la he sentido bien profundo…— me musitaba mientras comenzaba a cabalgarme y abría sus nalgas para que yo entrara más y más… Su estrechez y excitación me tenían en éxtasis, y más cuando sin descorcharse, giró quedando de espaldas a mí, y afirmándose con las manos comenzó un movimiento frenético. Sus nalgas golpeaban mi pubis y el elástico de mi slip presionaban mis bolas dándome un placer indecible… Le advertí que iba a acabar y Felipe sacó mi verga de su ano, y en un giro rápido me empezó a masturbar… No pude contenerme más y un grueso y espeso chorro de mi leche me llegó a la cara, el segundo cayó más allá en la almohada y los otros llenaron mi pecho y abdomen… El rostro de Felipe derrochaba calentura, mientras sacaba la última gota de mi leche. Se acostó sobre mí y comenzó a besarme. No me desagradó, incluso cuando recogió con sus labios mi semen y me volvía a besar… Pero él aún estaba a mil, y yo me sentía en deuda. Lo acaricié y le propuse si quería que se la chupara, pero me dijo que quería mi culo…
—Nunca me han dado por atrás…— le dije preocupado, pero él me respondió con cara de vicioso:
—Entonces yo seré el primero, te voy a partir el culo con cuidado, para que te guste y después me pidas polla…
Me acosté boca abajo, entregado y caliente, y mi primo bajó mi slip dejando al descubierto mis nalgas… Intenté quitármelos, pero Felipe me dijo que no lo hiciera, que su fantasía era joder a un tío con esa prenda  puesta…
Sentía los dedos de Felipe abriendo mis nalgas y tocando mi esfínter, mojaba sus dedos y los introducía en mi ano logrando dilatarlo. Mi excitación era tal que sentía en mi pene cómo fluía el líquido viscoso y cristalino que humedecía mi slip y las sábanas.
—…Estás listo para mi polla, no tengas miedo que no te haré daño…— me susurró al oído, como si fuera todo un profesional en el arte de amar, aunque era un par de años menor que yo.
Me fue acariciando la espalda y subiéndose lentamente sobre mí, a la vez que con su miembro increíblemente duro abría mis nalgas y buscaba mi entrada, mientras yo instintivamente me afirmaba de la almohada y hundía mi cara en ella, esperando su estocada. Pero cuando mi primo encontró mi húmedo agujero, comenzó a empujar suavemente, dilatando con su propio glande; cargaba un poco y cedía, y así varias veces hasta que sentí cuando entraba la ardiente cabeza de su pene causándome mucho dolor, pero él me tranquilizaba y me pedía que me relajara, que pronto el dolor pasaría…
Se cargaba un poco y entraba unos centímetros, se quedaba quieto, se retiraba y cargaba un poco más para ir de a poco entrando en mí, hasta que sentí su ardiente pubis sobre mis nalgas… mi agujerito no daba más, tenía la gruesa verga de mi primo ensartada y el peso de su cuerpo en mi espalda…
Se quedó un rato sin hacer ningún movimiento, sólo me acariciaba y me decía lo rico que sentía tenerme así, si me gustaba o ya cedía el dolor, me besaba tiernamente en las orejas y el cuello y yo trataba de abrir, de alguna forma, mi ano.
Me lo sacó lentamente, pero sólo para ensalivar su miembro y metérmelo de nuevo, y así varias veces. Con cada penetración ya no dolía tanto, y sentir el musculoso cuerpo de Felipe sobre mí, su suave piel, su ardiente aliento me hicieron desearlo con locura… Esa sensación empezaba a gustarme…
Felipe, diestro en el arte de desvirgar culos, empezó con su suave movimiento pélvico, y sentía cada centímetro de su verga al entrar, me masajeaba el recto y me provocaba un inmenso placer. Cuando notó que ya el dolor había pasado, comenzó con sus movimientos pélvicos más rápido, alternando con suaves movimientos en círculo que me excitaban más.
—…Te gusta así primo…? ¿Te gusta mi polla?— me preguntaba al oído, para luego chupetear mis orejas… No podía negar que era una sensación exquisita…
—… Tienes tan estrecho tu culo que me vas a hacer venirme… ¿Quieres que me venga dentro tuyo primo…? ¿Quieres sentir mi leche caliente…?— susurraba en mi oído notoriamente excitado.
—…No… todavía no… no acabes…— le pedía caliente, porque ahora todo el dolor se había convertido para mí en un placer inexpresable… Pero fue inevitable… Felipe me despojó de su miembro y sentí la humedad y calor de su impetuosa eyaculación sobre mis nalgas y entre ellas… me habría encantado ver su verga lanzar su leche espesa, pero me la imaginaba y eso era más excitante…
Felipe suspiró agotado, arrodillado con las piernas abiertas sobre mí, y con su verga untó todas mis nalgas y mi ano con su semen, tomó su calzoncillo y me limpió, luego se inclinó sobre mí y me besó nuevamente. Luego se tendió a mi lado mientras yo también me ponía de lado quedando frente a él… sin decir nada nos abrazamos y nos unimos con un beso en la boca… hasta quedarnos dormidos, desnudos…
Antes del amanecer, me sentí excitado y comencé a acariciar a mi primo. Él tocó mi verga que estaba erecta y se giró dándome la espalda. Me acerqué lo suficiente y comencé a penetrarlo. Felipe volvía su brazo hacia atrás y me jalaba con fuerza contra él. Fueron varios minutos hasta que le advertí que me venía… Tenía muchas ganas de acabar dentro de mi primo, pero lo descorché y acabé sobre su ya húmedo calzoncillo…
Durante su estadía nos volvimos inseparables, amantes, casi como recién casados, y teníamos sexo apenas teníamos una oportunidad, pero sobre todo en las noches, donde incursionábamos cada vez más en los placeres sexuales, sin pudores, sin trancas, sin recato…


Cuando volvió a España con los tíos, le dije que se llevaba mi corazón, y él me dijo que me dejaba el suyo, y me prometió que volveríamos a estar juntos… muy pronto…



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.
Este será publicado de inmediato.
Sigue comentando y disfrutando de las Entradas de SECRETOS & FANTASIAS.